La semana vista por…

Continúa el debate interminable sobre lo que ha sido, una vez más, la polémica preselección para Eurovisión. Quieras o no, te importe o no ese circo que en otras ocasiones ha servido para blanquear las salvajadas de gobiernos como los de Azerbaiyán o Israel, todos hemos estado más o menos pendientes de un Benidorm Fest que, a priori, devolvía la esperanza a la gente, al público, que es soberano pero que, al final, nunca termina siéndolo del todo. Las redes, como siempre, claman contra la injusticia de que las cosas no sean como cada uno quiera. Y hemos tenido que ver cómo muchos que se amparaban en el discurso feminista para defender a Rigoberta Bandini o a Tanxugueiras se cebaban luego con la propuesta de Chanel, finalmente vencedora, porque la chiquilla mueve un poco el culo y dice que es como un Bugatti y que tiene loquitos a los daddies. Como si no lo hiciera Becky G todos los días. Otros también la han criticado por una letra vacua (imagino que los mismos que se indignaron con la nata montada de Rosalía o con el toto de Bad Gyal) y muchos otros simplemente porque es lo que tocaba criticar.

La elección de Chanel como representante de España en Eurovisión ha levantado ampollas y ha vuelto a proyectar la sombra de la sospecha sobre RTVE. En 2017, Manel Navarro fue elegido por el jurado pese a que Mireia le dobló en votos populares, desvelándose posteriormente las relaciones del barcelonés con Sony y con el propio Xavi Martínez, miembro del jurado en aquel momento. Ya sabemos cómo termina la historia: quedamos últimos, con tan solo los cinco puntos que nos adjudicó Portugal. Si se supone que hay rondas previas fuera de competición popular en las que se criba a los John Cobra de turno para evitar un cuadro como el del Chikilicuatre, ¿por qué limitar el voto del público a un sesgado 50%?

La historia se ha repetido este año con puntuaciones muy bajas a Tanxugueiras por parte de un jurado desconectado del público, que las aupó al primer puesto tanto en el voto demoscópico como en el televoto, lo que hace pensar en Chanel como firme candidata de la corporación. Viene amparada por BMG Spain, con una actuación potente coreografiada por Kyle Hanagami y un tema escrito por Leroy Sánchez –que no es nuevo en Eurovisión y ya compuso para Blas Cantó– en el que participan varios hitmakers. Credenciales suficientes para avalar la decisión del jurado, aunque se note demasiado la influencia de otras propuestas eurovisivas. Con todo, cabe preguntarse si procede hacer del Benidorm Fest una pantomima –que cada artista ha tenido que costearse con el presupuesto de que disponga para luego mandar a concurso lo que RTVE quiere– y, después, en el fragor del debate, anunciar el lanzamiento de un programa que tira de su hilo. Supongo que es así como funcionan las cosas.

Después de que Neil Young retirase de Spotify todo su catálogo por alojar el pódcast antivacunas de Joe Rogan, otros artistas han seguido su camino. También nos vamos a quedar sin las canciones de Joni Mitchell y sin las de Nils Lofgren, y James Blunt ha amenazado jocosamente con publicar nueva música, mientras que Belly han cambiado su foto de perfil por un sonoro “Delete Spotify”. En vista de las pérdidas registradas durante los últimos días, Daniel Ek, CEO de la empresa sueca, ha lanzado un comunicado anunciando que añadirán avisos de contenido en los pódcast relacionados con la COVID-19, pero la responsabilidad a veces exige acciones más contundentes.

Mejor quedarse con que por fin tenemos debut de Amber Mark –se titula “Three Dimensions Deep” y cumple con las expectativas–, con que The Smile son un buen spin-off de Radiohead, con Christina Aguilera homenajeando al recién fallecido Vicente Fernández en la ranchera “La reina” o con la magnífica reedición de “Let England Shake” –esa reflexión sonora sobre el conflicto y lo violento de la naturaleza humana con que PJ Harvey deslumbró al mundo en 2011– que llega acompañada de todo un disco con las maquetas del álbum.

Terminamos con una noticia que nos invita a resituar y redimensionar las cosas. Este fin de semana, La Luz anunciaba el aplazamiento de sus próximos conciertos por Estados Unidos, explicando que Shana Cleveland –cantante, guitarrista y principal compositora del grupo afincado en California– padece cáncer de mama y que están a la espera de ver cómo puede llegar a afectarla el tratamiento antes de replantear su calendario y volver a la carretera. Ojalá sea más pronto que tarde, con Cleveland plenamente recuperada y, a ser posible, con nuevas fechas confirmadas también en Europa.