Noticias

La semana vista por…

Lunes, 6 de marzo

Abrimos la semana con cuatro esquelas importantes, las de David Lindley, Gary Rossington, Tom Sizemore y SPOT. Musicalmente, alabar los nuevos trabajos de Gorillaz, Steve Mason y Comic Sans. Destacar también el libre acceso por streaming a la discografía de De La Soul y el regreso de “Ataque a los titanes” en su última temporada.

David Lindley, en 1981, tiempos de “El Rayo-X”. Foto: Paul Natkin (Getty Images)
David Lindley, en 1981, tiempos de “El Rayo-X”. Foto: Paul Natkin (Getty Images)
En palabras de una sabia literata, comencemos por el final. Palmarla es parte del contrato implícito en esta rara aventura que llamamos vida, pero eso no significa que estemos preparados para digerir sin acidez la tumba o el crematorio. Que David Lindley (1944-2023), dueño de las patillas más pavorosas del rock, haya perdido la pelea contra el derecho de admisión a este lado de la existencia a los 78 años es, como poco, una puta lástima. El multinstrumentista, porque Lindley era de esos que tan pronto te hacía un riff morrocotudo con una Les Paul como con un ukelele del chino, arrastraba una enfermedad que terminó por dominar la mañana del 3 de marzo. Fue colaborador-estrella de titanes como Bob Dylan, Dolly Parton o Rod Stewart y, en su día, de uno de mis caprichosos secretos a voces, Warren Zevon. Además, pasó por una importante ristra de bandas, como Kaleidoscope –ojo, no se me vaya a confundir nadie con esa papilla audiovisual de Netflix–, uno de esos grupos que son, subconscientemente, banda sonora de la década de los setenta y que tiene una aparición brillante en el peliculón “Captain Milkshake” (Richard Crawford, 1970), desde aquí altamente recomendada. Y no nos olvidemos de la entrañable voz que puso en la celebrada versión del “Stay” de Maurice Williams & The Zodiacs que hizo Jackson Browne. Ni tampoco de su gran disco “El Rayo-X”, de 1981, con su delirante letra: “I am El Rayo / Soy el cantar del gallo / Soy el caimán del bayou / Cuando lo parte el rayo”. Ahora que a Lindley lo han echado, no se ha ido, le esperan semanas en las que todo quisqui lo ensalzará, previo al indecente olvido que acaba por acompañar a quienes ya no pueden dar la murga. Pero, aunque suene a cliché barato, es cierto: siempre nos quedará su música.

Warren Zevon: “Carmelita” (directo con David Lindley, en 1976).
No menos triste ha sido la muerte, ayer noche, del guitarrista Gary Rossington (1951-2023). El último miembro original de Lynyrd Skynyrd sufría del corazón y, a sus 71 años, dicho órgano le ha puesto la zancadilla vital. Con él desaparecen los originales Skynyrd, que ya se van reuniendo en el otro barrio, ahora su dulce hogar lejos de Alabama. Hoy es un gran día para escuchar ese clamoroso primer disco, “(Pronounced ’leh-’nérd ’Skin-’nérd)” (1973), que contiene tesoros universales como “Free Bird” o “Simple Man”, para servirse acto seguido un whisky de mañanas y jurar por la confederada. ¡Redneck power!

Lynyrd Skynyrd: “Simple Man” (directo en 2015), con Gary Rossington (con sombrero) a la guitarra.
Antes de seguir con noticias más esperanzadoras, un último y breve paseo por la tierra, todavía húmeda, del cementerio. Aunque no era músico, su vida discurrió como una canción de trash, casi a veces de horror-punk. Tom Sizemore (1961-2023), eterno actor secundario que se comía a los protagonistas, enfant terrible de la gran pantalla que rezaba con inquietante pleitesía a las diosas de la droga y la violencia, recibió un ultimátum de su cerebro en forma de aneurisma el 18 de febrero. El viernes 3 de marzo, la vida perra le pasó factura y su hardware neuronal descargó un “¡au revoir!” definitivo cuando los médicos afirmaron que no tenía salvación… Así que, quien ayudó a “Salvar al soldado Ryan” (Steven Spielberg, 1998), fue tras los “Asesinos natos” (Oliver Stone, 1994) y se llevó la palma con “Heat” (Michael Mann, 1995), era mandado al reino de sabe Dios qué dejando atrás dos críos, condenas por violencia doméstica (nada menos que a “la madame de Hollywood”, Heidi Fleiss), visitas regulares a centros de desintoxicación y, en definitiva, una vida de la que pronto algún avispado oportunista querrá hacer un biopic, puede que un documental.

Tráiler de “Asesinos natos” (1994), donde intervino Tom Sizemore.
Quede lejos ahora lo importante del pasado y vayamos a lo urgente del presente y el futuro, porque estos días han tenido más que interesantes novedades musicales. Para empezar, lo nuevo de Gorillaz, “Cracker Island” (2023), está siendo un bombazo gracias a sus estelares colaboraciones de entre las que hay que destacar una, no sabría si decir buena pero seguro que exitosa, a cargo del conejo más malo del reguetón. En una línea determinantemente más trascendental, con ambiciones íntimas y emocionantes, Steve Mason publicó el pasado viernes “Brothers & Sisters”. El ex The Beta Band presenta un trabajo plagado de buenas colaboraciones vocales –Javed Bashir, Jayando Cole o Keshia Smith, entre otras– cargadas de crítica sociopolítica, sin que por ella se vea intervenido depresivamente el producto del compositor. Desafortunadamente, habrá que esperar para poder verlo en directo, pues, de momento, solo se ha firmado una gira por Reino Unido. Y, sin que realmente suponga una novedad, aunque indudablemente novedosa, es la noticia del libre acceso digital a la música del trío de hip hop De La Soul desde el pasado viernes. El east coast rap surrealista del trío de Long Island –impecablemente pertrechado en discos como “3 Feet High And Rising” (1989)– por fin está disponible a gusto del público en las plataformas de streaming. Un pequeño paso para el hip hop de los noventa, un gran salto para De La Soul, que llega pocas semanas después de la pérdida de Trugoy The Dove (1968-2023).

De La Soul, ya disponible en plataformas: “The Magic Number”.
En cuanto a álbumes nacionales, apetece rescatar el que publicó Ricardo Moya hace unos días. Ha salido con un disco/libro autobiográfico llamado “Carne en pijama”. El material, ecléctico y variado, salpimentado casi enteramente con sentido del humor, representa un zeitgeist, que dirían los alemanes, bien despachado y con gracia. Una carretera que también han sabido pillar los donostiarras Comic Sans, promotores en nuestro territorio de lo que se viene llamando Midwest emo; un pop-punk tradicionalmente liderado por nerds sentimentales que llegó mucho a mediados de los noventa. Con “Éramos felices y no lo sabíamos”, en circulación desde el viernes pasado, la banda consigue calar con temas sinceros, sin medias tintas, tan joviales en melodía como desesperanzados en letras.

Comic Sans: “Comic Sans”.
Pero si lo que queremos es no devanarnos los sesos teniendo que escoger una canción de entre todo un álbum, Suki Waterhouse nos trae un tema recién horneado y también servido el pasado viernes. “To Love” es una de esas canciones un tanto melindrosa, un tanto emocional, un tanto trascendente, perfecta para una escena romántica en “Rick y Morty”, que demuestra, una vez más, la versatilidad de esta modelo y artista multidisciplinar. Banda sonora perfecta, como digo, para todos aquellos momentos en los que queramos sentir los pelos erizados y los recuerdos ametrallando con indecente nostalgia y gloriosa melancolía.

Suki Waterhouse: “To Love”.
Driblando ahora lo musical, un par de anotaciones, de las miles que se podrían hacer. La primera, que ha vuelto “Ataque a los titanes” (2013-2023) con la primera entrega de la parte tercera de su temporada final. Hace veinte años esta noticia sería cosa de frikazos a la altura de Óscar Wao, pero hoy la serie anime inspirada en el manga de Hajime Isayama, es harina de todo costal. Las espeluznantes miradas esquizoides de los bicharracos despojados de sexo inquietaran a sus fans en esta última temporada. Una cita con la emoción que se lleva dilatando desde el inicio del anime hace un decenio. Disponible en la plataforma de anime en streaming Crunchyroll.

Una muestra de “Ataque a los titanes”, que llega a su fin.
Ah, y, para rematar, voy a incumplir mi promesa original, que era dejar de lado la tumba y el crematorio. Un último grito contra la parca en estas líneas para presentar mis respetos a quienes, sin subirse a los escenarios, han hecho de la música algo posible. El sábado murió SPOT (1951-2023), o sea Glen Michael Lockett, es decir, el productor e ingeniero interno del legendario sello punk SST Records. Grabó álbumes esenciales del hardcore punk de los ochenta: Black Flag, Misfits, Descendents o Hüsker Dü. En las mesas de mezcla y con el morro atento, los productores son quienes hacen de lo mediocre lo absoluto y de lo absoluto lo eterno. Me despido así con una frase del propio SPOT, porque en lo que respecta a esta semana: “¡Esto va a ser gelatina!”… Cada cual que lo interprete como quiera.

Descendents: “Hope”, de “Milo Goes To College” (1982), producido por SPOT.
Compartir

Lo último

Contenidos relacionados