Clip

Sigur Rós

BlóðbergJohan Renck

A veces un videoclip persigue cumplir un solo propósito, como puede ser el de introducir un ánimo o un desánimo concreto. Ocurre con esta hipnótica pieza no narrativa que sirve de envoltorio visual para el primer avance de “ÁTTA” (2023), el nuevo trabajo de Sigur Rós, el primero tras una década sin álbum de estudio.

El tema elegido para promocionar su llegada es este “Blóðberg” que revive los fastos sonoros que distinguen a la banda islandesa. Un aparato instrumental de aire melancólico y mensajería triste. Así lo corrobora el reputado Johan Renck –el realizador detrás de la icónica extenuación audiovisual de David Bowie a la altura de “Lazarus” (2016)– en esta pieza de perspectiva diagonal y avance en cámara aérea por una geografía árida y devastada, sin vegetación, vida ni color, que adquiere una tonalidad aún más funesta con la acumulación de cadáveres de género indeterminado. Un reguero de cuerpos inertes que se funden con el apocalíptico escenario, cuya apariencia digital no reduce el impacto, especialmente en ese tramo final, que remite a imágenes dantescas del Holocausto, como las usadas por Alain Resnais en la sobrecogedora “Noche y niebla” (1956).

Pese a su simplicidad y a esa corporeidad digital y gamer –los efectos visuales corren a cargo del estudio Syndicate–, su recorrido no apto para tiktokers deja un recargo emocional notorio. Un poso de amargura y desaliento reforzado por el equivalente instrumental que imprimen los islandeses. Trayecto atmosférico que puede verse como una alegoría sobre el ecocidio y los tremendos estragos y desajustes del cambio climático sobre la Tierra. Si realmente esa es la lectura, Greenpeace debería tomar nota de la repercusión emocional que deja en los espectadores este visionado de insondable belleza aflictiva. ∎

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