Graham MacIndoe y su obra. Foto: Alfredo Arias
Graham MacIndoe y su obra. Foto: Alfredo Arias

Entrevista

Graham MacIndoe: veinte años luz con The National

Quienes suscriban el dicho “escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura” no sé qué opinarán cuando toca hablar de fotografía musical. Gracias a la exposición “Light Years. The National” –instalada en Matadero de Madrid hasta el 30 de junio– podemos conversar con su autor, el fotógrafo escocés Graham MacIndoe, sobre la conjunción de estas disciplinas. La exposición es el resultado de un trabajo continuo: veinte años observando al grupo estadounidense The National y fotografiándolo desde un punto de vista íntimo.

Graham MacIndoe (Armadale, 1963) es un conocido fotógrafo editorial afincado en Nueva York que sorprendió con “Chancers. Addiction, Prison, Recovery, Love. One Couple’s Memoir” (Ballantine Books, 2016), un libro sobre su propia adicción y redención realizado junto a la escritora Susan Stellin. Mientras trabajaba en él, seguía inmerso en un proyecto a largo plazo con The National que de momento queda plasmado en el precioso libro-disco de edición limitada “The National. Light Years” (Cherry Tree, 2021) y en la exposición que podemos ver en Madrid.

La relación del fotógrafo y el grupo de Cincinnati viene de lejos, según explica: “Conocí a Scott (Devendorf) y Matt (Berninger) hace unos 22 años en Nueva York y me pidieron que fotografiara a la banda en ese momento. Para ser honesto, no hubo realmente un enfoque, solo estaba tomando fotos de amigos míos en una banda”. Esa ausencia de planes a futuro fue cambiando con el tiempo, aunque McIndoe asegura que esta obra “nunca se trató de entretenimiento” y que el libro “no es el final del trabajo, es solo una colección de parte del trabajo realizado hasta ahora recopilado en un solo lugar”.

“Me gusta mucho la fotografía en blanco y negro y quería continuidad en las imágenes; a veces lo hace un poco más fácil con las luces, pero también hago mucho trabajo de color”

El lujoso volumen nos permite observar la mezcla de formatos utilizados en las fotografías, así como los distintos usos de cámaras y procesados a lo largo de tan dilatado tiempo de realización: “Usé formato medio analógico al principio, ya que no había cámaras digitales, cuando comencé de nuevo en 2011 usé cámaras digitales principalmente, con un poco de analógico de vez en cuando”. A nuestro interlocutor le gusta “viajar ligero y usar una cámara con una sola lente la mayor parte del tiempo, de vez en cuando tengo una lente adicional y tal vez un poco de flash”. La exposición, con cerca de 40 copias en gran formato, está dominada por el blanco y negro, una decisión que el artista califica como “estilística, ya que me gusta mucho la fotografía en blanco y negro y quería continuidad en las imágenes; a veces lo hace un poco más fácil con las luces, pero también hago mucho trabajo de color”.

El directo como temática fotográfica. Foto: Alfredo Arias
El directo como temática fotográfica. Foto: Alfredo Arias

Experimentado fotógrafo de conciertos, el escocés ofrece respuestas sencillas sobre su efectivo método en los fosos de salas y festivales: “Solo hago que funcione”, afirma, antes de explicar un poco más: “La iluminación siempre es diferente, los lugares son diferentes, el humo puede ser impredecible. Se trata de usar el ojo y esperar el momento adecuado”. Y no observa restricciones de libertad creativa entre su labor para imágenes promocionales o retratos del grupo –en los que casi siempre utiliza el color– y las fotos de directo: “Tengo tanta libertad creativa como necesito la mayor parte del tiempo. Es solo un estilo diferente. Retrato versus documental. De alguna manera, el retrato puede ser más fácil a medida que controlas más la situación”, asegura. En la exposición, llama la atención que no todas las imágenes se centran en The National; también las hay que ilustran lo que es girar con una banda: carreteras nocturnas o la visión de edificios con sus apartamentos iluminados. “Usamos mucho este tipo de imágenes en el libro para dividir las secciones. También fueron filmados para algunos de los vídeos de ‘Sleep Well Beast’ y para proyecciones en el escenario. Creo que hablan sobre la vida de las bandas y sobre la soledad de la vida en la ciudad; la gente que dentro de esas casas mira por las ventanas parece sola”.

“La música, el arte, la cultura, el diseño, la moda: todo está interconectado. Para este proyecto ha sido la música y las fotos las que me conectaron con The National, y siento que recuperé mucho de estar involucrado con ellos durante más de veinte años”

Teniendo en cuenta el poco margen que la mayoría de artistas permiten a los fotógrafos en sus directos –las tres primeras canciones en el mejor de los casos–, da la sensación de que solo quieran enseñar ese momento perfecto del principio del show antes de que la cosa se desmadre. Para McIndoe esto no es reflejo de un cierto temor por parte de los músicos, aunque tampoco aprueba esa ley no escrita: “No creo que tengan miedo, creo que podría ser una distracción. No tengo idea de dónde vino esta regla de los tres primeros temas y la odio. Es solo en salas grandes, no en las pequeñas, y no estoy seguro si es cosa de las bandas o de los lugares”.

Aunque en el gremio de la fotografía musical hay cierto hastío por el cambio de ciclo y por cómo la música se apropia de todo y los va dejando de lado, Graham solo tiene palabras de agradecimiento para la música en general –“La música lo ha sido todo para mí desde los 14 años, y ahora tengo 59. Creo que me lo ha devuelto todo. Una conexión con la música, el arte, la cultura, el diseño, la moda: todo está interconectado. Para este proyecto ha sido la música y las fotos las que me conectaron con The National, y siento que recuperé mucho de estar involucrado con ellos durante más de veinte años”– y para The National en particular: “Ha sido un placer absoluto ver crecer a una banda y ser parte de su familia extendida. Siempre estoy agradecido por todo lo que me ha traído”.

La intimidad de los conciertos. Foto: Alfredo Arias
La intimidad de los conciertos. Foto: Alfredo Arias

Tampoco cree que que actualmente falten imágenes íntimas y reales de los grupos musicales: “¡Creo que hay más que nunca!”, exclama, con seguridad. “Muchas bandas tienen fotógrafos que salen de gira con ellos o son amigos que están a su alrededor tomando fotos”. Y discrepa con James Estrin, editor gráfico de ‘The New York Times’, quien dice que se puede resumir cualquier historia con entre tres y cinco imágenes: “No sería capaz de resumir este trabajo en tres fotos. Y no creo que Estrin tenga razón”.

Esto lo dice después de contar que esta exposición es la más grande que ha protagonizado hasta ahora. Se le ve visiblemente contento, aunque resulta parco en palabras. Es evidente que comunica más con las imágenes. “Light Years. The National” nos permite compartir momentos íntimos de la banda, ver sus ensayos, entrar en los camerinos y en el estudio de grabación. Tener otros puntos de vista, obtenidos con libertad absoluta para llegar al elemento más humano del proceso creativo y de una banda en gira. Todo tan limpio, tan bonito y tan sencillo que a veces parece irreal. ∎

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