Serie

It’s A Sin

Russell T Davies(T1, HBO)
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La actual pandemia ha entrado por los poros de todas las producciones audiovisuales que se han estrenado en los últimos meses y, funcionando como una ruleta rusa, ha provocado que perdiésemos todo interés en algunas y ha llevado a otras a poder ser interpretadas de formas más nítidas que en cualquier otro momento de la historia, cuando no lo hubiéramos visto tan claro. Vista desde el prisma de la actual pandemia, la crisis del sida en los años 80 que se relata en “It’s A Sin” (Channel 4-HBO, 2021) deja de tener esa distancia de otredad que alguna vez se le dio, esa enfermedad de los gays que resulta un pie de página en la historia oficial de la narrativa de ficción. Viéndola ahora, después de repetirnos una y otra vez que este último año ha sido una situación sin precedentes, nos invade una incómoda familiaridad.

Russell T Davies no es nuevo en esto de poner narrativas LGTBI a la luz de los focos, y a pesar de que en el último par de años su nombre resuene por la apocalíptica Years And Years” (2019), su legado para las generaciones futuras será “Queer As Folk” (1999-2000), elevada a obra de culto al ser de las primeras series en el mainstream que no relegaba a los personajes homosexuales a secundarios. Veinte años más tarde, su mayor virtud en “It’s A Sin” sigue siendo escribir personajes llenos de color y fisuras, la columna vertebral en esta miniserie coral situada en Londres en la que coloca por primera vez en su obra el sida en el rol central de monstruo sin rostro.

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Con la estructura de cada capítulo replicando el anterior, Davies consigue a través de la tragicomedia que nos olvidemos del final que acecha en una serie donde la muerte se palpa en cada esquina. Con personajes totalmente desvergonzados que son todo aquello que los panfletos puritanos advertían, se centra en borrar la segunda ola de vergüenza que caía sobre la comunidad gay con la aparición del VIH. Aplica la misma filosofía que Joan Didion usa con el dolor: “Si le mantienes la mirada a la serpiente, esta no te va a morder”. Apuntando con el dedo a la vergüenza tóxica, “It’s A Sin” no es triste, sino que está llena de fuerza y de rabia y de cariño. Fueron unos años aterradores, pero qué bien nos lo pasamos. La única manera de contar la crónica de una generación borrada es a través de los recuerdos felices que hacen olvidar el miedo paralizante, acompañando a estos smalltown boys de la música de Bronski Beat que les dice que sigan corriendo. A fin de cuentas, el LGTBI no es un colectivo que lama sus propias heridas: con todo lo que venga encima y la cabeza alta, sigue caminando hacia adelante. ∎

La crisis del sida en los años 80 en Londres.
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