Libro

Nick Hornby

Alguien como túAnagrama, 2021

Además de cartografiar como pocos ese agujero negro de neuras, obsesiones y toneladas de cultura popular que acaba abduciendo al adulto contemporáneo, si algo se le da francamente bien a Nick Hornby (Maidenhead, 1957) es manejar los tiempos de la comedia romántica echando mano de una ágil y siempre certera esgrima verbal. Los diálogos, lo sabemos desde los días de “Alta fidelidad” (1995), son su fuerte, y sobre ellos se sostiene la aguda y veloz “Alguien como tú” (“Just Like You”, 2020; Anagrama, 2021), novela con la que el británico juega a entretejer lo personal y lo político para ofrecer su propia visión de los alrededores del referéndum del Brexit de 2016. O, mejor dicho, su visión de lo que supone que un par de personajes genuinamente hornbyanos, polos opuestos condenados a entenderse, harían mientras sus compatriotas debatían su futuro.

Así, si Jonathan Coe firmó con “El corazón de Inglaterra” (2018) una disparatada sátira sobre el país que votó irse, y Ali Smith puso el foco en las relaciones resquebrajadas en su “Cuarteto estacional” (2016-2020), Hornby rebaja el tono para seguir tirando del hilo de “State Of The Union”, serie televisiva en la que se alió con Stephen Frears para buscar conexiones entre un matrimonio en ruinas y un país en crisis. O viceversa. Lo mismo, ese tratar de explicar lo político a través de lo íntimo, serviría también para “Alguien como tú” si no fuera porque el autor de “Fiebre en las gradas” (1992) relega pronto el Brexit a un segundo o tercer plano, puro decorado para chácharas de transición, para centrarse en la improbable relación entre Lucy y Joseph.

Ella, 42 años, blanca y recién separada de un marido alcohólico, es una profesora de literatura acostumbrada a moverse en entornos más o menos sofisticados. Él, 22 años y negro, sueña con ser DJ mientras trabaja como dependiente en una carnicería, entrenador de fútbol juvenil y, tachán, canguro de los dos hijos de Lucy. El roce, ya saben, hace el cariño, pero entre Lucy y Joseph no solo saltan chispas, que también, sino infinidad de preguntas incómodas y reflexiones sobre diferencias de clase, abismos generacionales, microracismos y, en fin, el tipo de tensiones que surgirían en cualquier entorno abonado al prejuicio.

Es precisamente la dificultad de armonizar dos mundos completamente opuestos, dos universos que giran sobre sí mismos en busca de posibles puntos de encaje, lo que hace avanzar un libro en el que Hornby ejerce con maestría de sí mismo y se da un atracón de fina y elegante ironía antes de tropezar con un desenlace algo forzado. Porque al final, cuando los caminos de los protagonistas se han enredado y desenredado y vuelta a empezar; cuando sus vidas han dado bandazos cómicos y han tropezado con secundarios de altura… Pues bien: es como si Hornby recordase de pronto que la excusa inicial era el Brexit, el juego entre las dos Inglaterras, y sintiese la necesidad de recuperarlo a toda prisa. Un mal menor para una novela con la que el británico, fiel a su fórmula incluso cuando pueda suponer un lastre, sigue brillando en la distancia corta y el retrato doméstico. ∎

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