Seguir la trayectoria de Sammy Harkham (Los Ángeles, 1980) desde España es casi un acto de fe, convenientemente recompensado, eso sí, con obras que resuenan como especiales para todo aquel que quiera leerlas. Primero llegó “Pobre marinero” (2005; Apa Apa, 2009), adaptación de un relato de Guy de Maupassant titulado “En el mar”. Luego, el lejano “Todo y nada” (2012; Fulgencio Pimentel, 2014), un volumen de historias cortas de menos de cien páginas. Para finalizar, hasta este año solo una testimonial aparición en el número 2 de la revista “Forn de calç” (Extinció, 2022) permitía seguir el rastro del autor. Quizá por ello la práctica totalidad de textos en castellano despachan a Harkham con alusiones grandilocuentes a “Kramers Ergot”, errática antología (diez entregas en veintitrés años en cinco editoriales distintas; el propio Harkham la ha coordinado) plagada de grandes autores a la que, seamos sinceros, muy pocos en estos lares han tenido acceso. En “Kramers Ergot”, precisamente, es donde ha ido apareciendo serializada durante catorce años lo que es hoy “La sangre de la virgen” (Fulgencio Pimentel, 2023; traducción de Alberto García Marcos), el cómic más largo en extensión de Harkham y, según sus propias palabras, también el de mayor ambición.
“La sangre de la virgen” viaja a Los Ángeles de la década de los setenta del siglo pasado para meternos en la vida y la casa de Seymour, un montador de películas de bajo presupuesto que busca el éxito como autor en un entorno de cine de género y viejas glorias. Es también un marido algo cochambroso y un padre primerizo ahogado por sus nuevas obligaciones. Harkham utiliza para este relato tanto referencias familiares (sus padres fueron emigrantes judíos con orígenes similares a los de los protagonistas) como personales (la obsesión autoral del protagonista) y las remata con el verismo que le aportaron horas y horas de conversación sobre los vericuetos del cine con el director de cine Joe Dante. La fusión de lo real y lo realista hace que “La sangre de la virgen” resuene como un relato intenso de la lucha por una gloria que ya no existe en un negocio que se va desintegrando a pasos agigantados, al mismo tiempo que hace lo propio el frágil equilibrio familiar del protagonista.