Resulta indudable que a través de las cuatro guitarras eléctricas entretejidas de “Music For Four Guitars” resuenan los ecos de Steve Reich, Sonic Youth y Glenn Branca, pero también de las armonías y disonancias de algunas bandas de la no wave neoyorquina de los primeros 80, como Mars, esa “no ola” en la que de un modo u otro participaron los ensembles de guitarras múltiples de Branca en los que también tocaron Thurston Moore y Lee Ranaldo, así que el cordón umbilical parece bastante claro. La diferencia estriba en que las cuatro guitarras de este trabajo están tocadas todas por el mismo Bill Orcutt, de modo que el diálogo y la colisión son siempre consigo mismo y las texturas de cada uno de los temas –treinta, de entre dos y tres minutos de duración cada uno– se han construido a posteriori, en la mesa de mezclas, enlazando unas con otras las cuatro guitarras grabadas en distintos momentos, quizá tan siquiera el mismo día.
Cortes como el titulado “In Profile”, que apenas llega a esos dos minutos, son los que tienen más relación con Branca y el noise de Sonic Youth. No en vano, Orcutt comenzó su andadura en Harry Pussy, una banda de noise, aunque no neoyorquina, sino de una ciudad en principio tan poco dada en sus escenas musicales a estas sonoridades como es Miami. Con Harry Pussy, liderada con quien era entonces su esposa, la batería cubanoamericana Adris Hoyos, registró media docena de discos y el año pasado se publicó otro con grabaciones de 1993, “Superstar” (2021).
Una de las piezas más completas es “Or From Behind”, en la que las veinticuatro cuerdas de las cuatro guitarras van extrañamente al unísono y, aun así, parecen estar debatiéndose entre ellas. Y “On The Horizon” resulta una de las más complejas por las vibraciones sigilosas y en bucle que concentran tres de las guitarras aflorando por debajo de la cuarta y principal.
“Glimpsed While Driving” viene al rescate de aquella música minimalista y repetitiva que tanto encandiló en la segunda mitad de la década de los 80, pero con muchas más aristas turbulentas que enmarañan sus crescendos permanentes, mientras que “Barely Visible” y “Out Of The Corner Of The Eye” ponen al descubierto la influencia blues (de Muddy Waters, uno de los ídolos de Orcutt, entre otros) y “Only At Dusk” no deja escapar la formación rockera del autor y dialoga, en forma de resonancia magnética, con tantos enfrentamientos de las guitarras de Moore & Ranaldo a lo largo de la singladura de Sonic Youth. No todo son superficies sin pulir. Poca rugosidad emana de las felices notas casi folkies de “In The Rain”, que lejos de evocar un paisaje lluvioso nos transportan a un lugar campestre mecido por ligeras briznas de hierba. Cuatro guitarras, y un solo ejecutor, aunque la idea, al principio, era grabar el disco con otros tres músicos, quizá con Loren Mazzacane Connors, con quien Orcutt ha trabajado y está en similar sintonía guitarrera. Hubiera sido, sin duda, distinto. ∎