La cantante y compositora Cleo Sol ha adquirido merecida notoriedad como componente del colectivo SAULT o colaboradora de Little Simz (es su voz la que anima los estribillos de dos hits como “Selfish” y “Woman”), pero empieza a acumular también una interesante discografía a su nombre, una que invoca el soul de los 70 y 80 desde la perspectiva más sutil e íntima que se pueda imaginar.
Tras el EP “Winter Songs” (2018) y el álbum “Rose In The Dark” (2018), Sol busca una versión aún más espaciosa de su sonido en este “Mother” surgido de forma natural y orgánica tras la experiencia transformadora de la maternidad. Del brazo, de nuevo, de su inseparable Inflo –el cabecilla de SAULT y principal artífice del sonido de Little Simz–, explora un soul-jazz de cocción lenta con vistas al hip hop y el góspel, pero sin grandes golpes de boom bap ni crescendos vocales catárticos. Ante todo mucha calma. Banda, la justa: piano al frente, guitarras acústicas y eléctrica, congas elegantes y a veces arreglos de cuerda nada intrusivos a cargo del veterano Christopher Elliott (Adele, Amy Winehouse).
“Mother” es, en esencia, una carta de amor a su bebé nacido en junio. Misiva desdoblada en una afirmación de la vida dirigida a todo el mundo, a cada oyente que necesite algo de seguridad en estos días extraños. Pero Sol aprovecha también para evocar y lidiar con sus sentimientos respecto a su propia madre, a la que dirige tanto pequeños dardos como mensajes de empatía y consuelo. En la inicial “Don’t Let Me Fall”, con claras influencias del pop de piano de Carole King, asoman crudos recuerdos de infancia y una madre de “lengua afilada, más afilada que un cuchillo”. Llega después la casi disco (en cámara lenta) “Promises”, sobre las distancias, las lagunas entre personas, no queda claro si madre e hija o amantes. Más directa parece cierta pregunta a su madre en “23”: “¿Todavía estás atascada en la adolescencia?”.
Las letras de Sol pueden ser esquivas y dificultar nuestra plena conmoción, pero también resultar directas hasta lo desvergonzado. “Gracias por enviarme un ángel directamente desde el cielo / Cuando había perdido la esperanza, tú me hiciste fuerte”, canta en “Heart Full Of Love”, fácil de imaginar versionada con melisma virtuoso por Mariah Carey. Pero Sol reprime cualquier exceso y, cuando podría encaminar su balada hacia un suntuoso crescendo góspel, prefiere seguir defendiendo la delicadeza. Toda una toma de postura.
En un pie de foto de Instagram, la artista ha dicho haber hecho este disco “para mi yo más joven, que no siempre dijo lo que sentía de verdad y que se hizo a sí misma pequeña para ajustarse a los ideales de otro”. Pero temas como “One Day” (“un día serás mayor / un día serás más inteligente / cuando la lluvia se lleve el dolor / sigue queriéndome igual”) o “Build Me Up” (“perdóname, no soy quien quieres que sea / pero me educaron bajo un techo de sueños sin cumplir”) parecen compuestos más bien como mensajes para botellas que un día su bebé debería abrir. ∎