La trayectoria artística de Dave prácticamente acaba de empezar, pero los datos nos dicen que el rapero londinense está haciendo historia. Sus dos álbumes se han estrenado en el número uno de las listas británicas y registran cifras de venta imponentes. Números de seis dígitos en ambos casos, inesperados para una obra que gravita en torno a la desigualdad social, el auge del racismo en una sociedad dividida o las depresiones engendradas por un sistema económico que ha dado la espalda a la justicia.
El conceptual “PSYCHODRAMA” (2019) llevó el Brit Award y el Mercury Prize a su vitrina y terminó de ponernos sobre la interesante pista de un músico ambicioso, con formación pianística reglada, empeñado en sobrevivir a los naufragios de una biografía marcada por las dificultades, la depresión y la violencia. También nos presentó a un escritor minucioso, dueño de múltiples recursos poéticos pese a su insultante juventud, consagrado a la creación de una obra multidimensional, poliédrica y exigente en tiempos de consumo compulsivo y emociones perecederas concebidas para usar y tirar.
“We’re All Alone In This Together” –difícil mejorar ese título– confirma que la cabeza de Dave sigue igual de bien amueblada, que ha asimilado su gigantesco éxito mejor de lo que cabía esperar y que quiere seguir creciendo como compositor. No se avergüenza de sus conquistas e invita al viejo colega Stormzy a una sesión de vacileo en la infecciosa “Clash”. Pero tampoco se olvida de dónde viene y desde dónde llegaron los suyos, lo deja claro en “We’re All Alone”. Con ayuda de Giggs, Fredo, Meekz y Ghetts –sample de The Florida Mass Choir mediante–, hace recuento de los aprietos con que los habitantes de los barrios menos favorecidos han de lidiar en el Reino Unido. Y en la melodramática “Three Rivers”, aliñada con cuerdas y piano, profundiza en los perniciosos efectos de una política migratoria inaceptable.
David Orobosa Oromagie brilla en los momentos de introspección, pero también gusta cuando abraza el hedonismo. En “System”, una irresistible pieza diseñada para el club y llamada a tomar el relevo de hits previos como “Location”, acude a sus raíces nigerianas de la mano de WizKid. Esa tónica festiva se mantiene en “Lazarus”: rítmica afrobeat y estribillo en yoruba por cortesía de Boj. Cuando se pone tierno, es el caso de “Law Of Attraction”, descubrimos a un intérprete que se maneja con soltura en el territorio de la sensualidad, adaptando su versificación a la tórrida naturaleza de una canción rematada por la cálida réplica de Snoh Aalegra.
Por si fuera poco, en el tramo final del álbum encontramos dos piezas de considerable extensión que ratifican la avidez creativa de Dave. Con “Both Sides Of The Smile” junto al ubicuo James Blake, desarrolla una emotiva narración de corte sentimental. Y los diez minutos de “Heart Attack” lo sitúan en la tradición de la mejor poetry, con Blake colaborando en la sutil producción y reforzando el imparable chorro de una conciencia capaz de articular discursos de calado generacional. ∎