Hay discos que, por su trabajo de edición y arqueología sonora, merecen ser escuchados con un plus de curiosidad. Es el caso de este “A Flattened Face Fogs Through”, en el que John Also Bennett ha concentrado en 43 minutos las quince horas del material grabadas por el poeta John M. Bennett entre 1986 y 1995 en unas casetes donde jugaba con efectos, técnicas de sampleado y sonidos experimentales sobre los que recitaba poemas como los aquí recogidos, performances de poesía visual.
John M. Bennett siempre ha sido un culo inquieto, un poeta de cloaca que en esta montaña rusa lírica nos regala una porción memorable de expresión arty, ideal para dar color a la prosa que alumbra cortes como “Autophagia 19”, donde la caligrafía avant-garde cobra impulso de sci-fi malsana.
En cortes como “Cake”, la cadencia adoptada por Bennett no es tan lejana del flow hip hop, en los límites del spoken word, practicado por Wiki o Earl Sweatshirt. En otros momentos, la musicalidad de su canto es equiparable a los efectos logrados por Roger Robinson en King Midas Sound. Esta sensación se hace patente en “The Drive / The Discharge / The Roof Ripped Off / Stone With A Hole”, corazón de un trabajo en el que Bennett se expresa a partir de un enfoque visceral del realismo que también se nutre de una sensación espectral, marcada por voces que resuenan y por toda una imaginería analógica que remite a los seriales de ciencia ficción que se hicieron populares en Gran Bretaña en los años 50 y 60 en la BBC2. En este sentido, la sombra de Delia Derbyshire o Daphne Oram y el trabajo de Radiophonic Workshop es palpable en todo instante, con momentos realmente evidentes, como “Last In Lane” o “Garbage At Sea”.
Más allá de esta faceta, Bennett galopa sobre un inabarcable registro de efectos, que van del xilófono a las ondas de radio, por medio de un fraseo por momentos envuelto en una teatralidad casi autoparódica, como sucede en “Pod King 6”.
Veterano de guerra afín a los postulados que conducen a William S. Burroughs y Genesis P. Orridge, el poeta de Chicago cobra una dimensión caleidoscópica de sí mismo a través de tan imprescindible artefacto para todo amante de la palabra ultrasensorial. La misma con la que John Also Bennett se ha disfrazado de Teo Macero para su Miles Davis particular mediante una labor quirúrgica de edición, a través de la cual la voz protagonista serpentea con intensidad acalorada a lo largo de veintiún porciones crudas. Dicho discurso traspasa su condición narrativa para convertirse en artilugio musical libérrimo, de carácter locuaz y costuras deshilachadas. ∎