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Cuando en 1992 Jack Palance recogió su Óscar al mejor actor de reparto por su papel en “Cowboys de ciudad” (1991), reivindicó en su discurso el valor de la edad y que esta no debía ser impedimento para seguir haciendo películas. Lo escenificó con humor (empezó soltando la frase “defeco más grande que él”, refiriéndose a Billy Cristal), exhibió tono físico a sus 73 años (haciendo flexiones a una mano, “tampoco es para tanto, si pongo las dos podría estar así toda la noche, tanto si mi esposa está debajo como si no”) y acabó acordándose del productor de su primera película, “Pánico en las calles” (1950), quien durante aquel rodaje le predijo que algún día ganaría un Óscar (“¿podéis creeros que cuarenta y dos años después tenía razón? ¡Bendito hijo de puta!”). Palance estuvo entrañable y memorable.
John Mellencamp publicó en 1982 su quinto disco, “American Fool”, que fue número 1 del ‘Billboard’ durante nueve semanas. En términos comerciales, lo más cerca que el estadounidense ha estado de ganar un Óscar. En la segunda canción de aquel disco, “Jack & Diane”, se insistía en que “oh, sí, la vida continúa, mucho después de que la emoción de vivir se haya ido”. No sabemos si alguien implicado en aquella grabación, seguramente nadie, pudo predecir que cuarenta años después John grabaría un disco como “Strickly A One-Eyed Jack”, que no hace otra cosa que reflexionar desde la perspectiva de alguien que ya ha cumplido 71 años lo que aquel tema nos señalaba. Porque si ya entonces, en “Jack & Diane”, Mellencamp animaba a los dos jóvenes protagonistas a agarrarse a sus dieciséis años y disfrutarlos todo lo que pudieran, antes de que vinieran los cambios que pronto los convertirían en adultos, ahora se pregunta “¿cómo puede un hombre ver cómo su vida se va por el desagüe?, ¿cuántos momentos ha perdido hoy? ¿Y quién entre nosotros podría verlo claro? El final se acerca, ya casi está aquí” (de “Wasted Days”, una de las tres canciones del disco donde participa Bruce Springsteen; las otras dos, “Did You Say Such A Thing” y “A Life Full Of Rain”).
Es “Strictly A One-Eyed Jack” un álbum vulnerable, sin arrogancia, de tierra arrasada. También de voz arrasada, con la de John, que fuma desde los catorce años y ni un ataque al corazón en 1994 le ha hecho dejar la nicotina, sonando, especialmente en “Gone So Soon”, casi como la de Tom Waits, o acercándose. Son doce composiciones de americana sobria pero de rudeza cortés, que continúan el tránsito rasposo y de modismos rústicos que el de Indiana prioriza y lleva recorriendo desde “Life, Death, Love And Freedom” (2008) y que también encontramos en trabajos como “No Better Than This” (2010) y “Plain Spoken” (2014). Solo que aquí se aparece más honesto, más natural en su aceptación del paso del tiempo y del para qué enfrentarse a él en vez de aprovechar al máximo lo que queda. Ya sea iniciando nuestro círculo, como él aconsejaba a Jack y Diane en 1982. O ya sea cerrándolo, como Jack Palance pidió que le dejaran en 1992. ∎