Álbum

King Hannah

I’m Not Sorry, I Was Just Being MeCity Slang-Popstock!, 2022

Una supuesta neblina cubre las canciones del dúo de Liverpool. El álbum de debut de King Hannah rezuma serenidad. El primer tercio del disco anuncia la tensión que está por desatarse. Canciones como All Being Finey “Big Big Baby” exponen sucesos que no aventuran una placidez emocional. En The Moods That I Get In llega la primera catarsis, con dosis de ironía.

El insistente ritmo de guitarras de Craig Whittle, también en labores de coproducción, apunta a la americana como un ámbito natural, mientras los sonidos propios –Hannah Merrick es galesa– parecen pesar menos. El apoyo del productor Ted White, sintetizadores y percusión, Olly Gorman, bajo, y Jake Lipiec, batería, echan el resto creando capas cinemáticas y densidad sonora.

El manejo que hace el dúo de la ilusión, el silencio y las lágrimas puede cortar el resuello. La lírica, cuya responsabilidad es compartida entre ambos, no siempre es halagüeña, y menos cuando la languidez de la cantante reposa en la hamaca del groove del guitarrista. La pócima resultante merece tener éxito e invita a lo que pueda dar de sí en un segundo álbum.

Pocos primeros discos recientes llaman tanto la atención como este, con una apertura oscura en A Well-Made Woman”. Es una introducción a una identidad bastante formada y una capacidad compositiva que destila una suerte de magnetismo que atrapa canción a canción. En ese trayecto se intuyen aromas más concretos o más dispersos de PJ Harvey y Portishead. Pero no es menos cierto que el disco respira americana.

Merrick canta sin pedir permiso por sus versos y Whittle la abraza con su guitarra de una manera sombría que ella agradece. Las emociones se relajan y el humor, no exento de ironía, vuelve en Go-Kart Kid (Hell NO!)” y en el tema que da título al álbum, “I’m Not Sorry, I Was Just Being Me”. Y acaban regalando un caramelo de ilusión, “It’s You And Me, Kid”, que cierra el disco.

Lejos de que la neblina les supere, Merrick y Whittle, que se conocieron trabajando en una taberna, se parapetan en una marquesina singular, como es “I’m Not Sorry, I Was Just Being Me”, para lanzar andanadas de rock desde una lírica que lidera con mano férrea una oscuridad amable, que aporta solidez y una rítmica nada quebradiza, mostrando una identidad más definida de lo que cabía esperar en un dúo que solo había publicado un interesante EP, “Tell Me Your Mind And I’ll Tell You Mine”, en 2020. Su imaginario forja un viaje incierto, tal vez lóbrego, pero el ensueño, la reserva y la aflicción son sus vitaminas. ∎

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