Parece que fue ayer cuando reseñamos en Rockdelux los primeros álbumes de esta misteriosa artista norteamericana. Entre “Ballads Of Living And Dying” (2004) y “The Path Of The Clouds” han pasado más de tres lustros en los que el peculiar clasicismo de Marissa Nadler a la hora de escribir e interpretar sus canciones ha tenido tiempo de desarrollarse y de florecer hasta mostrarse, como suele decirse, en el cénit de sus poderes, ocupándose enteramente de la producción con su noveno disco en solitario. Hemos descontado sus colaboraciones con Rick Shapero y Stephen Brodsky, en los años 2013 y 2019 respectivamente, así como el obligado pero gran disco de versiones de este mismo 2021, editado solo en casete y descarga/streaming, “Instead Of Dreaming”, que acogía a Townes Van Zandt, King Crimson, Metallica o Bee Gees.
Pero es “The Path Of The Clouds” lo que nos atrae ahora, aunque suene a tópico, el mejor álbum de Marissa Nadler hasta la fecha. Un disco atmosférico pero abigarrado, electrificado pero sutil, poderoso pero al tiempo delicado, que logra conservar el enigmático tono acid folk de autor que siempre ha identificado a esta borrascosa pintora de Washington D.C. Una mujer que parece estar permanentemente imbuida de misticismo y fascinación por el lado nouménico de la vida, ese que se cuela como un duermevela hipnagógico entre realidad y fantasía, y que ella sabe capturar tan bien. Incluso sale bastante airosa y convincente de la sofisticación downtempo –y algo noventera a lo Chavez-Sylvian– del tema “If I Could Breathe Underwater”.
Nadler afina la puntería mejor con historias como la del desaparecido D.B. Cooper, telón de fondo del corte “The Path Of the Clouds”. Un antihéroe secuestrador de aviones que escapó en paracaídas con el botín a cuestas después de tomarse una copa –que quiso pagar a la tripulación– y que le sirve a Nadler como metafórico protagonista de esas vidas que toman las riendas de su devenir y escapan a su ordinario destino, aunque sea fuera de la ley, sin miedo a perder la vida en el intento. No digo que sigan el ejemplo, pero se trata de un tema también musicalmente excepcional, como la muy Laurel Canyon “Couldn’t Have Done The Killing”, o “Bessie, Did You Make It?”, una narrativa “murder ballad” donde la protagonista femenina sale por una vez airosa, como en el clásico gótico “Dolly & Hawkeye” de su compatriota Lee Hazlewood.
La arpista Mary Lattimore y el ex Cocteau Twins Simon Raymonde colaboran en este disco de dream-folk amplificado donde los teclados han adquirido un protagonismo casi equiparable al de las guitarras, incluso en las canciones más cercanas a la anterior Nadler, como la evanescente “From Vapour To Stardust”, la grandiosa “Storm” o el empoderamiento country de “Lemon Queen”, un tema que, como muchos otros en este trabajo de suspendida psicodelia folk-rock, pide continuar hasta el infinito. Raymonde y Nadler ya unieron fuerzas este mismo año en el proyecto colectivo “Lost Horizons”, en el que participaron John Grant o la arreglista Fiona Brice, entre otros.
Hecho que se repite en “The Path Of The Clouds” con las aportaciones del habitual Milky Burgess, el flautista y pianista Jesse Chandler –colaborador de Mercury Rev y miembro de Midlake–, o Amber Webber, de los excelentes Black Mountain. El sonido Cocteau Twins, en su versión menos claustrofóbica y saturada, se percibe a lo largo de este trabajo atmosférico pero lleno de aristas que resitúa a Marissa Nadler como una de las mejores compositoras y más personales cantantes de los Estados Unidos. ∎