Álbum

Melody’s Echo Chamber

Emotional EternalDomino-Music As Usual, 2022

Tras el psych-pop melancólico y muy Broadcast de aquel gran debut homónimo de 2012, Melody’s Echo Chamber abrazó en “Bon voyage” (2018) una tendencia a la cacofonía que a algunos viejos fans nos echó para atrás. De acuerdo, acababa con uno de los mejores temas de Melody Prochet, esa delicia de percusiones como en reverse llamada “Shirim”. Pero en general era un disco más fácil de admirar que de disfrutar.

En el inesperado, al parecer también para ella, “Emotional Eternal”, la artista recupera sus mejores instintos melódicos y ofrece la que podría ser la versión más depurada de su proyecto. De nuevo, grabó en Estocolmo con Reine Fiske, multinstrumentista de Dungen, y Fredrik Swahn, músico, productor e ingeniero conocido por su labor en The Amazing, pero la mayor y mejor influencia proviene del departamento de Alpes-Alta Provenza, donde Prochet ha construido una burbuja de amor con su pareja y su hija. Ya no hay inesperados asaltos de ruido, sino, sobre todo, espacio: “Ahora que soy mayor y tengo niños gritándome al oído todo el día, prefiero el silencio y el aire al ruido en la música”, ha dicho en ‘The Line Of Best Fit’.

Todo arranca fuerte y suave a la vez: un tema titular de psych-pop para iniciar el día con alegría, al menos si no se pega demasiado la oreja y se advierte la presencia de la muerte (“la naturaleza da y después quita / me hace eterna emocional”). Todavía mejor es la siguiente canción, “Looking Backward”, sónicamente igual de luminosa, pero todavía más contagiosa a nivel de ritmo y con una guitarra infinita en su parte final. Cerrando el gran tridente inicial encontramos “Pyramids In The Clouds”, en la que asoma la influencia (ya presente en el anterior disco) del folclore turco, en esta ocasión a través del baglamá, una especie de laúd propio de esa región.

“The Hypnotist”, con una guitarra muy Jonny Greenwood, parece marcar un cambio de ritmo, una melancolía aún mayor, pero el estribillo vira hacia una seductora chanson funk con la huella de Serge Gainsbourg. No puede haber nada mejor que eso último, pero “Personal Message” nos invita a reconsiderarlo: su exhibición de elasticidad y emoción vocales o las cuerdas de Josefin Runsteen conspiran para generar el síndrome de Stendhal. Acompaña al tema un hermoso vídeo de David Corfield sobre el bosque como un sistema basado en la solidaridad y las bases comunes.

Con solo ocho cortes (uno más en streaming, “Alma”, versión reducida de la oda a la maternidad “Alma The Voyage”) y hábilmente diseñado para ser escuchado en bucle, “Emotional Eternal” nos recuerda la belleza de la depuración, de los discos esculpidos en lugar de hipertrofiados. Donde tradicionalmente habría relleno, es decir, en la sexta y séptima pistas, Prochet coloca dos de sus piezas más certeras hasta la fecha: “Where The Water Clears The Illusion”, con eléctrica desembocadura neogrunge, y “A Slow Dawning Of Peace”, defensa del amor con cuerdas como de antiguo folk, de nuevo, turco. 32 minutos en el cielo. ∎

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