Álbum

Pepo Galán

Family HarmonyFacture, 2023

No estaría mal que algún día la trayectoria del malagueño Pepo Galán comenzara a ser reconocida como una de las más emotivas en materia experimental de nuestro país. Avezado constructor de sonideros nebulosos, su confección de la materia ambient a través de la inflexión drone es una de las fórmulas más efectivas de entre todas las que anidan en su libro de estilo. Una que lo emparenta directamente con otro maestro, el músico austriaco Fennesz. A dicha vía corresponde “1981”, arranque de un trabajo en el que, más allá de su complicidad con Karen Vogt, desfilan Markus Guentner Tendom, Benoît Pioulard, Awakened Souls y Sita Ostheimer. Precisamente, con esta última comparte experiencia en la dream pop “Friend”, una pesadilla lynchiana absolutamente vaporosa en la que la voz de Sita sobrevuela un cuadro instrumental de corte impresionista y de gran tensión cinematográfica. Pero la gran voz central de este disco es la de Vogt, que se caracteriza por su temple, heredado de las típicas inflexiones vocales de Nico. Su presencia se extiende a lo largo del grueso del álbum, con cuatro aportaciones. Ejemplos tan desbordantes de imaginería onírica como la espectral “When I Fade” dan fe de ello. En este corte en particular se acercan a los postulados de los primeros Portishead, pero sustituyendo dinámica trip hop por abstracción ambient.

Desde el otro extremo, la presencia de Pioulard en “Forty Seconds” lleva al límite el lenguaje slowcore por medio de una sumisión total al plano onírico, entre acordes de guitarra suspendidos en el tiempo.

En otra de sus alianzas con Vogt, la desintegración sónica y vocal propuesta parte de una formulación que recuerda al Oneohtrix Point Never de discos como “Replica” (2011). El tema en cuestión se titula “It’s All Around You” y subraya una pauta común en estos nueve cortes, la de reforzar aún más la magnitud de la materia aquí expuesta.

No hay asideros a los que agarrarse en estas nueve canciones, en las que la colisión con la materia pop surge a través de la estela sónica que dejan los microtonos pulsados por Galán. En todo momento este disco parece cumplir una máxima: mostrar el reflejo intangible del sonido, como si las canciones que estamos escuchando fueran fotocopias degradadas de las originales.

Como observación final, únicamente señalar la capacidad de Galán para imponer siempre su personalidad en las diferentes colaboraciones aquí aunadas. Todo dentro de un corpus final en el que, precisamente, la variedad de registros aplicada ayuda a concebir una panorámica más amplia y homogénea de las necesidades expresivas provenientes de tan reivindicable figura de nuestra música. El mismo que ha firmado este sublime esfuerzo creativo. ∎

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