Álbum

Perapertú

Pantera eras túEl Genio Equivocado, 2022

La deslocalización que afecta a cualquier gran empresa, y que tanto amenaza con devaluar su producto (no hablemos ya de las condiciones en que opera su mano de obra) reforzando su condición de triste signo de nuestro tiempo, tiene su reverso positivo en las músicas del mundo que bullen en la caldera de bandas como Perapertú, trío con centro de operaciones en Madrid pero que podría proceder de cualquier otra latitud mundial en la que el castellano sea divisa común. Se notan los viajes, tanto los mentales como los físicos, del proyecto que nació en 2013 de las cenizas de Sector de Agitadas: su vocalista Ahmed Moussa ya confesaba hace cuatro años a Rockdelux haber viajado más de cincuenta veces a África. Y aquí hasta se permiten el lujo de fundir gallego y portugués y añadir el francés, en la apertura y en el cierre respectivamente: “A meritocracia” es una explosión tropicalista con saxo esquizoide y brote electrónico que haría derretirse a Arto Lindsay, mientras la crepuscular y sensual “Jusqu’aux Phillippines” podría hacer las delicias de los seguidores del Gainsbourg más exótico.

Por el eclecticismo y la naturalidad con que absorben nutrientes de procedencia dispar, me recuerdan mucho a coetáneos (y conciudadanos) como Roldán. Y aunque parte de los ingredientes aquí dispuestos ya estaban bien presentes en su anterior largo, aquel Miramar” (2018) que, producido por Guille Mostaza, emitía un enfoque bastante más synthpop, aquí todo suena más fluido y orgánico, como si la ampliación de su nómina (al trío que formaban Moussa, el bajista Juanma Sánchez y el batería Marcos Morán, se incorporan ahora el bajo de Carlos Lopo, la percusión de Manuel Brey o el omnipresente Cristian Pallejà a casi todo lo que se tercie) hubiera redundando en un auténtico festín de vocación internacionalista y ánimo colectivo. Quizá también porque ahora se producen ellos mismos. Quizá porque tampoco está el sintetizador de Yago García. O por ambas cosas a la vez.

Así pues, no hay fronteras en estas once canciones. Ni geográficas ni tampoco estilísticas, aunque sí puedan distinguirse tres vértices diferenciados que sumar a lo ya apuntado: la bossa nova en “Bajo tensión” (muy Carlos Berlanga) y “La bossa o la vida”, el reggae roots (“Tus jardines”, que recuerda a los añorados Jah Macetas) y el pop colorido y sincopado de la escuela de Golpes Bajos, Ciudad Jardín o incluso Radio Futura –aunque la cercanía generacional invita a emparentarlo, claro, con Extraperlo– que tiene en “Si no me miras así”, “Deza” y, sobre todo, en esa dupla que forman “Sexta feira” y “Palmas Bajas” (cortes 7 y 8, punto álgido del disco) sus principales exponentes.

Un recreativo desparrame, un festejo para los sentidos facturado, además, con mucha clase, y que engrosa de forma brillante esa segunda división de la independencia hispana que solo lo es en popularidad, no (desde luego) en calidad, y que transita siempre ajena al radar de los grandes festivales del sota, caballo y rey. ∎

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