Reedición

Richard Thompson

Music From Grizzly ManNo Quarter-Popstock!, 2022

En la primera edición de la banda sonora de “Grizzly Man”, publicada por Cooking Vinyl en 2005, el mismo año de la salida del filme de Werner Herzog, la portada mostraba la ilustración del gran oso y frente a él, de espaldas a cámara, la figura de Timothy Treadwell, el extraño personaje que quiso conocer a fondo la vida de los osos pardos del parque nacional de Katmai (Alaska) y que Herzog convirtió en protagonista de una película fascinante que, en sus primeras proyecciones –una absolutamente antológica en el festival de Sitges de 2005–, desafió a su pesar el principio de verosimilitud de todo documental para instalarse en el abstracto terreno del falso documental.

En esta reedición a cargo de No Quarter Records –en vinilo de 180 gramos y compacto– de la música intimista y holográfica que Richard Thompson compuso para el filme, la fotografía de la cubierta pertenece por entero al animal. No hay rastro del hombre curioso, diluido en la historia, tan solo un primerísimo primer plano de uno oso pardo mirando fijamente a un punto que escapa a nuestra visión, quizá hacia Treadwell, antropólogo advenedizo y aventurero yupi que acabó devorado por uno de los osos que estudiaba.

Aunque el hombre ya no tenga importancia en la portada, el disco es el mismo con la salvedad de un tema. La edición de 2005 incluía en último lugar “Coyotes”, una pieza grabada en 1993 por Don Edwards, un veterano cowboy cantante. En la reedición de 2022, esta canción wéstern ha sido eliminada. Es un buen tema, pero no casa demasiado con el resto de la banda sonora. O quizá solo ha sido una cuestión de derechos.

Se trata de un magnífico tratado de música cinematográfica a cargo de un Thompson que parece gravitar sobre las cuerdas de sus guitarras antes que tocarlas en el sentido estricto de la palabra. Grabado durante dos días en un estudio californiano, con Thompson improvisando mientras veía un primer montaje de la película, “Music From Grizzly Man” es música aérea e impresionista que describe formas antes que estados de ánimo. El guitarrista ofrece sosegadas miniaturas de folk, wéstern, blues y psicodelia acústica, generalmente en solitario salvo cuando necesita de la ligera batería con escobillas de John Hanes, el violonchelo de Danielle DeGruttola –coautora de varias piezas–, el contrabajo de Damon Smith o el piano y contrapunto guitarrístico de Jim O’Rourke, quien también aporta temas de cosecha propia y dialoga con Thompson en clave más sombría, caso de “The Kibosh”.

La lírica acústica queda subvertida en algunos momentos por guitarras en trémolo nocturno que auguran el silencio eterno en el que se sumió el protagonista del filme –“Treadwell No More”– y que, en su rasgada y serena belleza, podrían traspasarse a un wéstern contemporáneo como el firmado el año pasado por Jane Campion, “El poder del perro”. Lo mismo ocurre en otros pasajes donde la guitarra dialoga con un violonchelo muy campestre –con ecos del soundtrack de Angelo Badalamenti para “Una historia verdadera” (David Lynch, 1999–, aunque el título de la pieza resulte bastante irónico en su cristalino juego de palabras: “Teddy Bear”. En “That’s My Story”, Thompson parece inspirarse en los coros con los que Bob Dylan preñó algunos fragmentos de su banda sonora para “Pat Garrett y Billy The Kid” (Sam Peckinpah, 1973), aunque en el siguiente corte, “Bear Fight”, deja que la tensión de la lucha entre osos corra a cargo de un violonchelo y un contrabajo de inusitada aspereza.

Henry Kaiser, amigo y colaborador tanto de Thompson –junto a John French, ex Captain Beefheart & The Magic Band, y Fred Frith formaron un cuarteto de aúpa que registró dos discos, “Live, Love, Larf & Loaf” (1987) e “Invisible Means” (1990)– como de Herzog, produce la banda sonora y coescribe el tema titulado “Big Racket”, una parada casi astral y etérea en la que Thompson y Kaiser percuten sobre sus respectivas guitarras mientras O’Rourke sugiere un fondo aciago con las teclas del piano. ∎

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