Genio sincrético y figura ascética donde las haya, Ryuichi Sakamoto declaró en su web oficial el pasado mes de enero que espera seguir haciendo música “un poco más de tiempo” tras explicar por qué: un nuevo problema oncológico –cáncer de colon que se suma al que tuvo de garganta en 2014–, que actualmente se encuentra en tratamiento tras una exitosa operación quirúrgica. Desde aquí le deseamos una pronta recuperación. Mientras tanto, su ritmo productivo no parece haberse visto reducido lo más mínimo. Ya están disponibles sus nuevas bandas sonoras para “Beckett”, la exitosa aventura de Netflix dirigida por Ferdinando Cito Fillomarino, o la bellísima música compuesta para “El fotógrafo de Minamata”, de Andrew Levitas, protagonizada por el inefable Johnny Depp.
También acaba de llegar este exquisito “Garden Of Shadows And Light”, una referencia al arte de jardinería japonés que, por supuesto, también remite en nuestra imaginación a “El elogio de la sombra” de Junichiro Tanizaki. Se trata de una actuación en directo registrada en agosto de 2018 por NTS, la estación de radio londinense especializada en música de vanguardia. La grabación hace tiempo que está disponible sin filtros en YouTube con el nombre de “At Silver Building” y ahora ha tenido que dividirse en dos partes para su publicación en vinilo, único formato oficial disponible de momento.
A todo esto, nos estamos olvidando del músico y afilado musicólogo David Toop, al que se le conoce de antemano su afición por la pintoresca estética paisajística nipona. La intersección entre ambas personalidades, aquí unidas por vez primera, da como resultado este encuentro único en el que piano o guitarra eléctrica –Sakamoto– y flauta o guitarra lap steel –Toop–, instrumentos convenientemente tratados, no suenan lógicamente como uno espera. Ni siquiera lo hacen los gadgets de percusión que ambos emplean en el transcurso de la actuación. Su objetivo es transformar el espacio en una especie de ente orgánico que va (re)construyéndose poco a poco, desde una aleatoria apariencia, siempre cambiante, o desde la “deconstrucción”, hasta que sus elementos dan con algo vagamente figurativo, sí, como una especie de jardín sonoro. Lo extramusical siempre otorga sentido y unidad, aquí más que nunca, donde el sonido per se es casi la única estructura.
Más que una fusión entre Oriente y Occidente, es Toop quien indudablemente se deja llevar por una tradición que propone visiones estáticas, hipnóticamente asimétricas, estudiadas improvisaciones y armoniosas disonancias, en el siempre acogedor regazo de la vanguardia ambiental japonesa. Él y Sakamoto alcanzan un admirable equilibrio de sincronización y pureza sonora, ideal para la introspección, ya sea reflexiva o no. Esta última contemplación es probablemente la más liberadora, aunque esto dependerá del temperamento de cada cual. La esencia inorgánica del sonido, principal protagonista quizá de “Garden Of Shadows And Light”, junto a esa estructura que va dibujándose en un lienzo cuyos trazos quedan marcados como con tinta de limón que nunca se disipa del todo, es la que puede saborearse lentamente y exige debida atención –no porque haya un manual de instrucciones, sino por la recompensa–, a diferencia de lo que sucede con la música comercial en la que el timbre queda sepultado por el azúcar del ritmo y la melodía. ∎