En la hoja de promoción (ese denostado artefacto periodístico que, seamos justos, no siempre miente) se cita a Kurt Wagner y David Berman. Y algo de eso hay en este tercer álbum de the GOLDEN DREGS: a lo largo del recorrido de sus nueve canciones (más una intro instrumental) podemos detectar la sombra de Lambchop y Silver Jews, sombras escurridizas pero notablemente presentes. Y eso son palabras mayores. Muy mayores.
“On Grace & Dignity” es otro (uno más) hijo de la pandemia, del aislamiento y de la sensación de ver cómo todo se va a la mierda de un día para otro, destruyendo certezas y abriendo interrogantes que nunca hubiéramos querido descorchar.
Después de “Lafayette” (2018) y “Hope Is For The Hopeless” (2019), editados en sellos minúsculos, el proyecto de Benjamin Woods asentado en Londres (pero originado en Cornualles) puede obtener con este trasvase a un sello de prestigio como 4AD el empujón definitivo que ayude a descubrir más ampliamente a uno de los autores más estimulantes de la escena británica reciente, ajeno al caldo de cultivo del “nuevo post-punk”, decantado sin remilgos hacia un clasicismo de cantautor que lo mismo enfoca a Bill Callahan que a Stuart A. Staples.
La voz profunda y cálida de Woods es la mayor seña de identidad de the GOLDEN DRUGS, pero no la única: la forma de adornar las composiciones con esporádicas pinceladas de vientos, coros y pianos le otorga a sus canciones una hermosa pátina de ¿folk de cámara? que lo desmarca del cliché del cantautor desnudo y llorón, algo que queda muy patente desde que se descorcha el álbum con la fantástica “American Airlines”, una de esas canciones perfectas que cuadra la fórmula ganadora compuesta por melancolía y euforia, por pereza y júbilo con su mantra repetitivo (“Going and going and going / Going and gone”) y su tímido arabesco final de saxofón. El juego se repite en “Vista” –con caracoleos de guitarras– y “Sundown Lake” –esos coros y esa pequeña orquestina de metal es pura ambrosía–, mientras que “Before We Fell From Grace” y “Eulogy” tiran hacia el pozo más introspectivo del compositor (la primera es puro Lambchop de los noventa).
“Josephine” avanza sobra un leve trote de batería con una solemnidad que comprime el dolor de una posible pérdida en su evocación de la sala de un hospital (“A sterile room / with plastic seats / And I thank God it’s not me / Catch you backwards in the screen / Now I understand / Why you don’t see me / The way I see you”), y el cierre con “Beyond Reasonable Doubt” va creciendo desde una inicial ambientación con órgano para sellar una súplica de amor acunada entre coros espectrales (“I hope that you won’t let me die / Without your blessing / You can do / Anything that you want to / Just don’t keep me guessing”).
Sutil, nocturno, poderoso en su aparente modestia, “On Grace & Dignity” es uno de esos álbumes a los que, para bien, es casi imposible adjudicar fecha exacta de producción: su oxígeno sonoro es de hoy y de ayer, de siempre, un albergue-refugio al que acudir en cualquier momento y en cualquier lugar. ∎