“It’s A Shame About Ray” (1992) es la ubre que más ha ordeñado Evan Dando. Han sido ya varias las giras o minigiras en que ha reinterpretado el álbum al completo con diferentes formaciones de acompañamiento (en 2005, 2008, 2010, 2012, y volverá a hacerlo este año). Esta es también su segunda reedición. Aparte del regreso al vinilo y un nuevo libreto interior con fotos inéditas, la caja de 30º aniversario no aporta demasiado a la edición deluxe en CD y DVD comercializada por Rhino en 2008. Los mayores hallazgos son una interpretación acústica primeriza de “My Drug Buddy”, con mayor protagonismo vocal de Juliana Hatfield, en la emisora estadounidense KCRW, y una encantadora versión de “Knowing Me, Knowing You” (ABBA), además de tomas no antes escuchadas de “Confettti” y “Alison Starting To Happen”. El añadido de las maquetas, también acústicas, demuestra lo magníficamente bien que se mantenían estas canciones en el esqueleto, algo que ha demostrado siempre Dando en sus actuaciones en solitario.
Es lógico que el quinto álbum de The Lemonheads siga siendo este objeto de culto: fue el que llevó a la banda desde un indie rock bastante underground a otra dimensión, no solo de popularidad e impacto generacional, sino también porque mostró todo el talento, la chispa, la autenticidad y el poder de emocionar de un Dando capaz de dar con canciones pop perfectas sin llegar casi nunca a los tres minutos. Antes de grabarlo, según escribe el periodista Everett True en las notas interiores, The Lemonheads era la quinta mejor banda de Boston, añadiendo que eso no es insulto porque había grandes grupos por entonces en aquella ciudad (me aventuro a pensar que los cuatro superiores eran Pixies, Breeders, Throwing Muses y Come). Pero fue en una gira australiana en 1991 cuando Evan Dando vio la luz. Allí entabló amistad con los músicos locales Tom Morgan y Nic Dalton, que coescribieron algunos de los nuevos temas, mientras que sus vivencias en Sídney inspiraron algunas de sus canciones, como es el caso de “My Drug Buddy”, probablemente la mejor de todo el repertorio de The Lemonheads.
El sol de Sídney confluyó con el de Los Ángeles, donde Dando registró el álbum con Juliana Hatfield al bajo y segunda voz y David Ryan a la batería, y bajo la producción de The Robb Brothers, unos músicos relativamente notorios en los años 60. El sueño californiano y el influjo de la década prodigiosa se aliaron con la vida politóxica y slacker del músico bostoniano, su persecución de la perfección pop y una especie de conflicto entre nostalgia idealizada y desencanto con la utopía hippy de aquel niño nacido en el Verano del Amor de 1967. Se percibe en las versiones (“Mrs. Robinson” de Simon & Garfunkel y “Frank Mills” del musical “Hair”), pero también en muchos temas propios. La forma en que el divorcio de sus padres, una pareja que parecía perfecta, le afectó, queda ejemplificada en la hermosísima y devastadora “Confetti”, cuyo arranque melódico sigue siendo una cosa sublime. Treinta años después, aún estáis a tiempo de descubrirlo (o redescubrirlo). ∎