The National se han desenvuelto en dos vertientes que, en sus directos, convergen en rituales catárticos de alta intensidad. Si Matt Berninger ha procurado llenar el caudal melancólico y sensible de un cancionero que ha marcado un buen trecho de la camada indie rock del último cuarto de siglo, sus compañeros le proporcionaban la necesaria cobertura épica y el vigor extático. Era en los conciertos cuando ese intercambio cobraba su máxima expresión, con un Berninger desatado, a veces rozando incluso la parodia en su deambular afectado.
Aunque viendo su último lanzamiento, así como las circunstancias que lo precipitan, cada vez parece más claro que su último paso por Barcelona, en el marco del Primavera Sound 2022, tuvo poco de gesto teatral y bastante de aflicción honesta. Un Berninger de rictus dolido, voz apagada, rehuyendo las derivas rabiosas y energéticas que convierten sus encuentros en incendiarios. Y de aquellos polvos, y fuegos internos sin apagar, llegan estos lodos. Se sinceró el propio cantante en uno de los parlamentos: una depresión de caballo lo tuvo noqueado anímicamente y convaleciente en la parcela creativa. Así que “First Two Pages Of Frankenstein” puede recibirse como su salida de ese temible enjaulamiento mental que lo asfixió a nivel creativo –y al que hace referencia directa en “Your Mind Is Not Your Friend”– durante más de un año hasta el punto de poner en peligro la integridad de la banda.
Bajo estos antecedentes se entiende que la tonalidad de su noveno álbum de estudio responda (casi en exclusiva) a la vena melancólica, al ritmo entumecido, a la épica deslocalizada, a ese abrazo reconfortante tras confesiones de madrugada a la vera de un porche humedecido por el rocío. Y si hay alguien que domine ese tono, por encima de Berninger, ese es Sufjan Stevens –de hecho, su pluscuamperfecto “Carrie & Lowell” (2015) sobrevuela algunos tramos–, primer aliado que sale al encuentro creativo en “Once Upon A Poolside”, hermosa balada que define la paleta cromática de este monstruo en rehabilitación (“Is this wow this whole thing is gonna end?”, menta la letra). No es la única incorporación de relumbrón. Phoebe Bridges aporta textura vocal en dos cortes (“This Isn’t Helping” y “Your Mind Is Not Your Friend”), mientras que Taylor Swift colorea “The Alcott” en lo que se resuelve como un dúo desangelado.
Ante un ánimo consumado y un espíritu que busca revivir tras un socavón de envergadura, es lógico que el piano predomine en muchos tramos, y que la voz de Berninger se pliegue hacia su lado más entristecido, con ese susurro grave en la forma de cantar. Pero por otro lado, de una forma mucho más sutil, también asoma cierta épica contenida. Por ejemplo, en “Tropic Morning News”, coescrita entre Berninger y su esposa (Carin Besser), y que versa sobre el ruido continuado de las noticias aciagas, en la que Bryce Dressner aporta esa mecánica sonora más exuberante que define también al combo norteamericano mediante el plus instrumental que le imprime la Orquesta Contemporánea de Londres. También recuperan cierto vigor de antaño en un “Eucalyptus” que imagina el reparto de bienes tras una ruptura con su cónyuge mientras lanza guiños a Cowboy Junkies y The Afghan Wings, o en ese “Grease In Your Hair” que va calando en su dinámica progresiva.
Cierran, como en la apertura, con una balada apesadumbrada. Pero en realidad “Send For Me” esconde una carta de amor a la hija de Berninger. Antes, puntúan también alto, sin salirse de esa franja anímica, pero insertando cierta descarga eléctrica en los bajos, con la indietronica solemne de “Alien”.
“First Two Pages Of Frankenstein” no ingresará en el pódium discográfico de los de Cincinnati. Los presenta compungidos y comedidos, a baja luz, vulnerables, como salidos de una temporada en el Betty Ford, pero los acérrimos, pese a cierta sensación de pereza melódica, seguirán encontrando recompensas estables en su propuesta. Un puñado de hermosas canciones con las que brindar la salida del atolladero de su principal impulsor creativo. ∎