Li Yuanming fue un intelectual chino del siglo IX que solía pasar largas temporadas lejos de su casa, viajando para escribir y debatir sobre poesía por toda China. Frustrada, su mujer acabó encontrando consuelo en los brazos de uno de sus vecinos, un mercader de telas viudo. Pero cuando Li decidía quedarse en casa por algún tiempo, impidiendo que su esposa pudiera verse con su amante durante semanas, ella halló la manera de hacerle saber a su vecino que era seguro acercarse. Se trataba de un gorro verde, que ella tejió y que dio a su marido para que lo llevara en sus viajes. Aquel gorro se convirtió en una señal para su amante: cuando Li lo llevaba puesto quería decir que estaba saliendo de viaje y que era seguro acercarse. Pero una vez Li tuvo que volver a su casa a por unos volúmenes de poesía que había olvidado y los encontró juntos. El escándalo se propagó por toda la ciudad.
Fue así como el gorro verde se convirtió en un símbolo de la infidelidad en la cultura china. Tzusing ha querido volver a aquella historia para titular su segundo álbum, ya que el productor nacido en Malasia y radicado entre Shanghái y Taipéi ha concebido estos temas como una respuesta al imperio del patriarcado y la heteronormatividad en China. La experiencia de una masculinidad opresiva y agresiva se materializa a través de un techno corpulento y amedrentador.
No es la primera vez que Tzusing recurre a ideas que desafían la masculinidad normativa para concebir su música. “東方不敗” (2017), su primer álbum, tomó su título de la novela wuxia de Jin Yong de 1967, donde el protagonista debe castrarse a sí mismo para aprender un poderoso estilo de lucha con sables. Los paralelismos entre “東方不敗” y “绿帽 Green Hat” no acaban ahí: los dos discos destilan la misma raíz de un techno industrial y oscuro. Tzusing explota todo el rango de su sonido para la extenuación y la asfixia y lo hace dotando a los recursos sonoros de un carácter psicológico. Las embestidas del bombo y el acoso continuo de los graves van más allá del efectismo y la estética vacía: buscan simular el trauma mediante un impacto profundo, no epatar ni arrinconar al oyente de forma gratuita.
“绿帽 Green Hat” propone una experiencia abrumadora a través de los estímulos sensoriales, pero cada motivo sonoro está cargado de significado. Es obvio que Tzusing ha dedicado los últimos años a trabajar obsesivamente las técnicas de producción para romper las barreras que limitaban su capacidad expresiva y lograr fundir fondo y forma. Si “東方不敗” ponía toda la carne en el asador desde el minuto cero con “日出東方 唯我不敗”, un corte certero y espectacular oficiando los honores, Tzusing elige abrir “绿帽 Green Hat” con una intro narrada por una inteligencia artificial que incide en los contrastes culturales entre China y occidente. Ese ente digital suena inverosímil y socarrón, pero la decisión de recurrir a una voz no-humana para ese monólogo tiene sentido: desprovista de acento, nacionalidad y género, esa presencia virtual no está sujeta a condicionamientos sociales ni sesgos culturales.
Tzusing elige partir del lenguaje verbal a través de esa voz desnaturalizada de la intro para demarcar el cerco conceptual del álbum, pero la virulencia con la que emerge el ritmo implacable de “趁人之危 (Take Advantage)” deja una marca indeleble, mucho más poderosa que ninguna de esas palabras. La voz de Daniel Day-Lewis encarnando a Daniel Plainview en “Pozos de ambición” (Paul Thomas Anderson, 2007) se cierne sobre el paso desasosegante de un bombo hosco, remachado con un incisivo ribete sintético. Ese sample alude a la misantropía y la avaricia sin límites de alguien capaz de todo por ganar. Es el retrato de un depredador insaciable que sirve para esbozar un arquetipo de masculinidad dominante que ha bombeado el capitalismo salvaje, el totalitarismo y la destrucción de ecosistemas de generación en generación.
Esa energía rábida y eminentemente masculina, traducida a descargas de violencia, es el código fuente que lo alimenta todo en “绿帽 Green Hat”. “偶像包袱 (Idol Baggage)” es una cámara anaeróbica: un ritmo sordo, aplastante, inmisericorde, que se recrea en la hipoxia, adornado con reminiscencias chinas en los plug-ins de percusión y un aguacero de cuerdas cortantes. Tzusing exhibe una destreza incluso mayor en la producción de los ritmos, subiendo las dosis de anabolizantes y disparando los niveles de testosterona, en “Muscular Theology” y “孝忍狠 (Filial Endure Ruthless)”. Son cortes aún más extenuantes, llevados por un espíritu marcial que remite a patrones de camuflaje y armas de última generación, a macrocorporaciones más poderosas que ningún estado, protegidas por ejércitos privados.
A la altura de “Balkanize”, Tzusing ya ha demostrado hasta qué punto ha logrado expandir su paleta de recursos para desarrollar una narrativa sonora completamente inmersiva. Ese es el mayor logro de “绿帽 Green Hat”: pocos discos adyacentes al techno han sido capaces de crear un universo tan definido y absorbente en los últimos años. Tzusing lo consigue trasladando la psicología del abuso y el sometimiento a un perfil sonoro extremo que raya en el patetismo y la hipérbole en su recreación del machismo. Pero es a través de esa insistencia en lo grotesco como logra articular un discurso sin fisuras.
El tempo se acelera y la amenaza se recrudece hacia el tramo final del álbum, con las cajas metálicas de “Clout Tunnel” (coproducida con Suda), los asaltos impenitentes de la frenética “Exascale” y “Gaut”, donde el bombo es un martillo neumático. El agotamiento alcanza cotas máximas con el último corte, “Residual Stress”, pero justo antes “戴綠帽 (Wear Green Hat)” permite recobrar el aliento. Es uno de los momentos más intrigantes del álbum: al bajar los BPM Tzusing gana holgura para disponer la mecánica infalible de sus ritmos digitales. Es entonces cuando el antagonismo entre víctima y agresor empieza a confundirse, esbozando la idea de que la violencia también es una forma de autodestrucción. ∎