Último proyecto en el que estuvo involucrado Hal Willner antes de su fallecimiento en abril de 2020, “I’ll Be Your Mirror” se suma a la “nueva fiebre” por The Velvet Underground (con el documental de Todd Haynes sobre el grupo neoyorquino como mayor polo de atracción).
No es la primera vez (ni será la última) que el cancionero de la banda de Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker (con Nico como espectral y fugaz estrella invitada) sirve de punto de apoyo para otras generaciones. Su álbum de debut, “The Velvet Underground & Nico” (1967), es uno de los trabajos más influyentes de la historia del rock (aunque en su momento, ya saben, casi nadie se dio cuenta) y en este tributo se remodela, canción a canción, en su recorrido original (otros ejemplos sin ánimo completista: Beck ya lo hizo en 2009 para su serie Record Club; un año antes se coció en Euskadi “A Gran Bilbao Tribute To The Velvet Underground & Nico” con, entre otros, Standard, Capsula, Ya Te Digo, Audience y Josetxo Grieta, y en 2010 también se atrevieron varios artistas argentinos).
Nada (ni nadie) podrá igualar jamás el perfume original, pero aquí se esfuerzan y no se amilanan frente a este monumento cultural del siglo XX y hay varias (bastantes) razones para el disfrute entre lo que podíamos trazar como los dos polos más alejados de todo el tracklist: ST. VINCENT & THOMAS BARLETT y su deconstrucción absoluta de “All Tomorrow’s Parties” (cierre del lado A en el vinilo bananero original) y COURTNEY BARNETT y su esquelético trasvase de “I’ll Be Your Mirror” (la australiana está de sobresaliente, pero Nico es insustituible).
El resto de convocados se muestran más respetuosos con las partituras, desde un MICHAEL STIPE encargado de abrir la fiesta con “Sunday Morning” (y firmante del texto introductorio) hasta SHARON VAN ETTEN (con ANGEL OLSEN) y un “Femme Fatale” tejido con hilos de seda en un tapiz de color neocountry.
MATT BERNINGER (The National) rebaja el veneno de “I’m Waiting For The Man”, pero ANDREW BIRD & LUCIUS conservan todo el misterio de “Venus In Furs” (sustituyendo los míticos acordes de viola eléctrica de Cale por el violín de Bird) y KURT VILE no agua el groove de “Run Run Run”, algo que también hay que apuntar en el haber de FONTAINES D.C. y su acercamiento a “The Black Angel’s Death Song”.
El “There She Goes Again” no se la atraganta a la brooklyinita Mikaela Mullaney Straus aka KING PRINCESS, y los encuentros entre IGGY POP & MATT SWEENEY y THURSTON MOORE & BOBBY GILLESPIE no defraudan las expectativas: los primeros arman el barullo necesario con “European Son” (con La Iguana aullando cuando conviene y las guitarras en modo turbo) y los segundos se enfrentan a “Heroin” con picotazos de ruido blanco y la ansiedad chulesca del líder de Primal Scream.
¿Innecesario? Puede ser. Pero a nadie le amarga un dulce; y no lo duden: estas once canciones, que ya pasaron hace años la implacable prueba del paso del tiempo, siempre serán bienvenidas y reverenciadas en cualquier circunstancia y bajo el envoltorio que sea. Son inmortales. ∎