Audi, a la vanguardia del diseño, con modelos como el RSQ de imagen futurista. Foto: Stephen Chernin (Getty Images)
Audi, a la vanguardia del diseño, con modelos como el RSQ de imagen futurista. Foto: Stephen Chernin (Getty Images)

Future Is An Attitude

El diseño no necesita un motivo

Pocos maridajes han sido tan productivos, tan enriquecedores y tan rentables para los dos factores de la ecuación como el del cine y la industria del automóvil. Si algo ha demostrado la partida de póquer, con apuestas siempre al alza, que lleva jugándose durante los últimos 60 años entre la industria de Hollywood y los diseñadores de las grandes marcas del motor es que Filippo Tommaso Marinetti se equivocó cuando en 1909 escribió en su “Manifiesto Futurista” que “el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la de la velocidad. Un automóvil de carreras con su vientre ornado de gruesas tuberías, parecidas a serpientes de aliento explosivo y furioso, un automóvil que parece correr sobre metralla, es más hermoso que la Victoria de Samotracia”. Porque el hombre del siglo XXI no debe ya escoger entre el clasicismo de Niké, la decapitada diosa alada de la victoria, y un motor eléctrico de 220 kW capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 6,2 segundos. Puede tener ambos.

La historia de esa relación casi incestuosa entre cine e industria del motor merece enciclopedia propia. El glamur de James Bond es incomprensible sin su Aston Martin DB5, o el Delorean DMC-12 de “Regreso al futuro” ha alcanzado tal estatus mítico (a pesar de ser un fracaso de ventas en su momento) que una compañía de Texas los vende ahora restaurados para coleccionistas. 

De la insólita fecundidad mutua de ese amor fou entre el cine y la industria del automóvil da fe uno de sus más fascinantes vástagos: ese Audi R8 lanzado en 2006 y que es hijo, en buena parte, del Audi RSQ que la marca de Ingolstadt diseñó para la película “Yo, robot” (Alex Proyas, 2004). Aquel RSQ fue el primer concept car diseñado específicamente para una película. Porque el RSQ no era un coche falso, como el Spinner de Rick Deckard en “Blade Runner” o el Gigahorse de “Mad Max: Furia en la carretera”, sino un coche real, funcional, con la única excepción de esas ruedas esféricas que, en realidad, ocultaban cuatro neumáticos convencionales bajo una cubierta de fibra convexa, y de sus puertas en mariposa que, una vez abiertas, parecían capaces de hacer volar al vehículo. El RSQ, que acabó convirtiéndose en el verdadero protagonista de la adaptación cinematográfica de la novela de Isaac Asimov, para desgracia de Will Smith, fue abocetado en apenas 24 horas por el equipo de diseño de Ingolstadt. Pero no murió tras el estreno de la película de Proyas, sino que fue utilizado dos años después por Audi como base para el mítico Audi R8. El mismo coche que, tiempo después, conduciría Tony Stark en “Iron Man” (2008), que se convertiría en invitado habitual de varias películas del universo Marvel, y que aparecería en el vídeo de “Nikes” de Frank Ocean en 2016 y en el de “Familiar” de Liam Payne & J Balvin de 2018, entre muchos otros. Lo dicho: entre el mundo del espectáculo y la industria del motor, las carreteras han sido siempre de doble sentido.

El futuro del diseño es una actitud.
El futuro del diseño es una actitud.

La relación de Audi con el mundo del cine no es coyuntural y no se limita al RSQ y el R8. De Audi son también el e-tron SUV, el A7 y el Q8 que aparecen en “Spider-Man: Lejos de casa”. También los e-tron Sportback concept y e-tron GT concept de “Avengers: Endgame”. O el A5 Cabriolet y el S6 de “Transformers: La era de la extinción”.. O el A3 Sportback de “Superman: El regreso”. La lista sigue y sigue hasta remontarse al primer Audi documentado en una película: el Audi 5.000 de “ET el extraterrestre”, en 1982.

Aunque suele pasar desapercibido para la inmensa mayoría de las personas, el conductor atento y con un cierto interés por la arqueología de la maquinaria sabe que un simple viaje de unas cuantas horas por cualquier carretera europea no es más que un paseo por la historia del cine. De la misma forma que la USCSS Nostromo de “Alien” no es más que un camión espacial (sí, Ridley Scott concibió el personaje de Sigourney Weaver como el de una camionera del espacio de armas tomar), los automóviles de 2021 son el producto de una larga historia de diseño industrial automovilístico. Diseño industrial automovilístico que de pocas cosas se ha alimentado más que del cine. Y, más específicamente todavía, del género de la ciencia ficción.  

Mucho de ello puede encontrarse en el nuevo Q4 e-tron de Audi, el primer SUV compacto 100% eléctrico premium de la marca alemana y que esta espera convertir en el mayor éxito de ventas de su historia, con la única excepción del A3 (palabras mayores). De aire deportivo y líneas robustas, pero elegantes, el nuevo Audi Q4 e-tron destaca por su poderosa rejilla de ventilación frontal. También por su secuencia de luces delanteras y traseras (no por casualidad sus faros opcionales han sido bautizados como Matrix LED) y por un interior orientado al conductor, que no oculta su vocación futurista y que convierte las pantallas y el resto de dispositivos operativos del salpicadero en un elemento más del diseño del vehículo (y que responden a la voz del conductor). El volante de cuero, otro de sus rasgos distintivos, es prácticamente hexagonal e incluye botones retroiluminados que emiten señales hápticas al ser pulsados. El Audi Q4 e-tron cuenta además con una pantalla frontal, el Head Up Display, que reproduce en el parabrisas datos de realidad aumentada, así como información de los sistemas de asistencia y otros símbolos de navegación de una forma 100% natural. 

Diseño de vanguardia en el interior del Audi Q4 e-tron 100% eléctrico.
Diseño de vanguardia en el interior del Audi Q4 e-tron 100% eléctrico.

El Q4 e-tron cuenta también con un espacio interior superior al de otros vehículos de su categoría (es prácticamente el tamaño de un modelo del segmento C) a pesar de que los asientos traseros se elevan siete centímetros por encima de los delanteros. Su longitud, de 4,59 metros, lo hace tan adecuado para parejas como para familias, y su estética rotunda, pero moderna y sofisticada, convencerá a quienes buscan en un coche calidad, deportividad y un diseño vanguardista que no se quede en los lugares comunes de los compactos actuales. En este sentido, los relieves marcados del nuevo Audi Q4 e-tron pueden ser vistos sin excesiva dificultad como la evolución natural del trabajo de Marc Lichte, diseñador jefe de la marca alemana, en otros de los modelos míticos de Audi. 

El Q4 e-tron está a la venta en España desde el pasado 14 de junio y su precio de partida (44.460 €) lo sitúa en una horquilla muy asequible dentro de los actuales modelos eléctricos. 

De esa fecunda relación entre cine y diseño industrial, entre aquello a lo que nos empuja nuestra capacidad de imaginar y aquello que podemos realizar en la práctica con la tecnología más avanzada del momento, es producto el Audi Q4 e-tron. Quizá en 20, 50 o 100 años las ruedas esféricas del RSQ de “Yo, robot” sean una realidad tan cotidiana como lo son hoy los asientos reclinables. Pero mientras tanto, puede que el Q4 e-tron sea lo más cerca que el siglo XXI ha estado jamás de los concept cars que han ocupado las pantallas de cine durante las últimas dos décadas. 

Audi Q4 e-tron: consumo eléctrico combinado*: 21,3-17,1 kWh/100 km (WLTP); emisiones de CO₂ combinadas*: 0 g/km. *Datos sobre el consumo eléctrico y las emisiones de CO₂ por tramos en función del equipamiento del vehículo
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El mítico DMC-12 de "Regreso al futuro". Foto: Barrett-Jackson (Getty Images)
El mítico DMC-12 de "Regreso al futuro". Foto: Barrett-Jackson (Getty Images)
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