El ciclo de vida del meme nunca ha sido una línea recta ni responde a una fórmula mágica de viralidad. Por norma general aparecen, se viralizan, se queman, quedan exiliados a cuentas boomer. Cada vez nos topamos con más memes que han estado cociéndose a fuego lento durante meses –y años– antes de tener su momento bajo el foco del mainstream. Imagino que la proliferación de comunidades digitales cerradas vía Discord y grupos de Facebook ha ayudado a dar esta nueva forma a la viralidad. El gorro de pescador que dice “Women want me fish fear me” lleva años dando vueltas con cierta notoriedad por internet. Sus parodias se empezaron a registrar en verano de 2021, pero no ha sido hasta estas últimas semanas cuando el meme ha saltado a un foco masivo y se ha viralizado poco a poco, fuera del contexto del gorro original.
La teoría conspirativa de que los pájaros no son reales, que son drones del gobierno para vigilar a los ciudadanos, también lleva años rondando por la red. Birds Aren’t Real tiene su gancho como teoría conspiranoica-meme, para algunos como espejo irónico de QAnon –imitan sus prácticas habituales, jerga y manierismos– y para otros como divertida e inofensiva broma que indagar en ratos libres, como la teoría de que Finlandia no existe.
Peter McIndoe, cabeza del movimiento, ha salido esta semana en el programa de entrevistas estadounidense ‘60 Minutes’. McIndoe va de frente al asegurar que no es más que una parodia, pero habrá que ver cómo reacciona el público estadounidense, que hace pocos meses esperaba en Dallas a que JFK resucitara de entre los muertos.
Hablemos de Tumblr, el lugar de nacimiento de muchos de estos memes escondidos. La plataforma está empezando a explorar opciones de monetización que funcionan con la energía “antisistema” de su base de usuarios. Su nueva funcionalidad, el Blaze, permite a los usuarios promocionar posts fuera de su lista de seguidores. Con el simple gesto de eliminar la barrera entre anunciantes y usuarios, ha creado… un monstruo adaptado a las criaturas que viven en su red. El Blaze te da la posibilidad de shitpostear fuera de tus límites, que es lo único que el usuario medio de esta red social quiere. Puedes crear los posts que quieras y obligar a miles de personas a verlo. Y subrayo que este objetivo de shitpostear nunca fue accidentado, ya que el mismo 20 de abril –420, día oficial de los fumatas– Tumblr lanzó niveles de pago especiales para blazear posts por 4,20, 54,20 y 420 dólares. Estas semanas de experimentación hemos visto fotos de mascotas con el título “míralo”, posts de fandoms específicos puestos a la vista de todos. Cabe decir que, más allá del frenesí inicial, no tiene pinta de establecerse como una práctica habitual, pero ¿quién sabe? Quizá hayan dado en el blanco, por lo menos parcialmente.
La cantidad de usuarios de Tumblr es ridícula comparada con otras redes sociales, pero la exploración de nuevos horizontes de monetización que está haciendo es algo sobre lo que hay que poner la lupa. Después de una década en la que empresas anunciantes han sido la fuente de ingresos principal de las redes sociales –su valor estaba directamente atado a su capacidad para ser usados como tablones de anuncios–, vienen cambios estructurales. Elon Musk también ha anunciado querer alejarse de este modelo de negocio en Twitter, aunque aún no se sabe muy bien cómo (es más probable que poniendo el foco en la versión de pago de la plataforma, Twitter Blue).
Met Gala se ha convertido en promesa de contenido, en augurio de una mañana scrolleando sin fin y haciendo “hihihi” entre mamarrachada y mamarrachada. Los últimos cinco años han añadido una expectación in crescendo en las redes sociales ante el evento: el cruce entre la libre interpretación del tema, la marca personal del artista y las ganas de llamar la atención crea un juego de looks que da bastante más que hablar que una alfombra roja regular.
Este año tenía como temática la “Gilded Age”, esa “edad dorada” que comprende desde 1870 a 1900. Sencillito, acotado, masticadito para que los famosos no hagan mucho el ridículo. Y puede que el problema haya sido ese. Quizá el tema era demasiado sencillo y Anna Wintour tiene que ser más críptica. Quizá los famosos nos están pillando el truco y van a lo seguro. Quizá es el fin de una era. Este año el Met ha caído en una tierra de nadie: ni acierto generalizado, ni desastres que explotar como contenido en las redes sociales (salvo en el caso de Kylie Jenner, que sabe que el mayor enemigo de su público es la indiferencia). Go girl give us nothing! El meme se ha trasladado desde ellos –haciendo el ridículo– hacia nosotros –como ojos que escrutan vestidos en pijama con manchas de tomate–.
Internet esperaba expectante la adaptación de Netflix de la novela gráfica de culto “Heartstopper” (Alice Oseman, 2018), un coming of age de dos chicos adolescentes que se enamoran uno del otro. Más allá de la aclamación crítica, el estreno de la serie ha generado discurso en las redes sobre la falta de referentes adolescentes gays en la ficción, que sean decentes y que no se usen como recurso dramático.
Como del discurso al meme hay un paso, usuarios del colectivo se han puesto a postear sus “Heartstoppers”: el resultado es un imaginario de personajes LGBT de una época en la que los referentes eran construidos a la fuerza. El formato se exprime, se ironiza y se copypastea dando forma a el meme. ∎