Blanca Paloma a su llegada al aeropuerto de Madrid: “Lo primero de todo, ¿cómo están los máquinas?”.
Blanca Paloma a su llegada al aeropuerto de Madrid: “Lo primero de todo, ¿cómo están los máquinas?”.

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Lágrimas en Eurovisión 2023 y lágrimas en el reino

Se hace saber que, en esta ocasión, cualquier atisbo de coolism va a ser implacablemente desterrado de esta sección de la Rockdelux. Porque, al fin y al cabo, este fin de semana han coincidido la celebración de Eurovisión 2023 y el lanzamiento de “The Legend Of Zelda. Tears Of The Kingdom”… Lo que solo puede significar que la cultura elevada ha quedado cancelada y que damos rienda suelta al frikismo.

Bueno, al frikismo bien entendido. Porque no todos los frikis son (¡somos!) iguales y porque no es lo mismo el friki-fan de Eurovisión (retrato robot: homosexual de cualquier edad con dudoso gusto musical pero con amplia capacidad para idolatrar a divas efímeras y buenorros canónicos) que el friki-fan de Nintendo (retrato robot: gamer que suda por completo de cualquier videojuego que no esté publicado por Nintendo pero que, si es de Nintendo, es capaz de dedicarle una media de 593 horas, aprenderse la banda sonora y disfrazarse de princesa si es que se encarta).

Lo que sí han compartido estos dos tipos de frikis esta semana han sido, básicamente, las lágrimas. Provocadas por diferentes motivos… pero lágrimas al final y al cabo.

Lágrimas en Eurovisión 2023

Hay quien dice que, desde España, Eurovisión 2023 será recordado entre lágrimas por eso de que se envió a Blanca Paloma pensando que iba a arrasar, pero que, finalmente, el televoto solo le dio cinco puntos, lo que la relegó al puesto diecisiete de veintiséis. Lo primero que pienso ante este tipo de polémicas es que nunca he entendido los nacionalismos en estos saraos (y esto se aplica también a los deportes): lo que deberías hacer es abrir los sentidos a las propuestas de todos los países, quedarte con la que mejor te haga sentir y p’alante con el fanatismo, sin importar si tu preferida es de Francia o de Lituania. O, improbable pero no imposible, de España.

Pero, bueno, que yo no he venido aquí a dar mi opinión sobre cómo funciona el fanatismo en este tipo de eventos, sino a dejar constancia de los lagrimones (de risa) provocados por esa capacidad que tiene internet de abordar Eurovisión con sentido del humor. Como cada año, el juego oficial fue encontrar los parecidos razonables de los artistas que actuaron en el espectacular escenario de Liverpool (aclaración para neófitos: Eurovisión se celebra cada año en una ciudad del país ganador del año anterior, pero en 2023 se ha celebrado en Reino Unido, segundo puesto de 2022, porque celebrarlo en Ucrania, primer puesto, no procedía por eso de la guerra y tal).

El primer parecido razonable que no le pasó por alto a nadie fue el hecho de que, después de la actuación de Chanel en la edición anterior, un alto porcentaje de las actuaciones femeninas de esta edición tenían su propio momento de coreografía sexi. Con el mismo resultado que Chanel en la edición anterior, claro: ninguna de las fotocopias ganó. Chimpún.

Como ir a la revisión de la vista.<a href="https://twitter.com/labiosrojos___/status/1657480777485938691" target="_blank"> Ver tuit </a>
Como ir a la revisión de la vista. Ver tuit

Pero hay más parecidos razonables: mi favorita (y la del televoto) Finlandia con el habitual test de optimetría, Noruega con cualquiera de las variantes de Loki en el multiverso, Chequia con las Enfermeras Joy de “Pokémon”, Bélgica con la reina Doña Letizia, Austria con los personajes de “Phineas y Ferb”, Portugal con Aramís Fuster, Francia con la Britney Spears más TIESA y el mejor de todos: Croacia como representación de Hitler, Mussolini, Primo de Rivera, Stalin y Franco cuando nadie los veía.

 Hitler, Mussolini, Primo de Rivera, Stalin y Franco cuando nadie los veía.<a href="https://twitter.com/Shhhh2608/status/1657494639799091203" target="_blank"> Ver tuit </a>
Hitler, Mussolini, Primo de Rivera, Stalin y Franco cuando nadie los veía. Ver tuit

También hubo barra libre de humor para encontrar en las actuaciones la representación perfecta de momentos cotidianos como se te va la mano con el copia-pega, cuando te pasas con los efectitos del PowerPoint, cuando recibes un WhatsApp de tu mejor amiga en el que solo pone TÍA o, para qué vas a negarlo, tú en todas tus relaciones de pareja.

Total, que al final todo fue un despropósito y ganó Loreen en representación de Suecia. Por cierto, que resulta que esta es la segunda vez que la tipa gana Eurovision. La primera fue en el año 2012 con la canción “Euphoria”… Y, probablemente por eso, porque en este país somos de muy mal perder, en las redes sociales españolas se han choteado a base de bien de cositas como el parecido de Loreen con Freddy Krueger o la similitud de la caja en la que actuaba con los pisos colmena madrileños, con una sandwichera o con los míticos cortes helados de nuestra infancia. Aun así, hay alguien que se ha tomado la victoria de Loreen incluso peor que los españoles: los autores de la canción “Flying Free”, que se ve que están a punto de demandar a la sueca por plagio. Aquí estoy ya, esperando los memes del juicio.

¿Y las lágrimas de España? Pues mira, en verdad tampoco tantas. La reacción general o, según se mire, el autoengaño general, fue del tipo “hemos querido llevar a Eurovisión algo que no se ha entendido”. Cada cual decide la fantasía que quiere habitar y yo no soy nadie para meterme ahí. Así que es normal que internet haya preferido volcarse en celebrar la deportividad de Blanca Paloma en tuits como este, en el que la artista baila en su patio, o este otro, en el que recibe a la prensa española con un desternillante “lo primero de todo ¿cómo están los máquinas?”. Aun así, por mucho que Twitter haya preferido quedarse con el buen rollo, yo me quedo con este tuit. Y hasta el año que viene.

Blanca paloma como símbolo de la paz.<a href="https://twitter.com/vmoratinos/status/1657520178710683648" target="_blank"> Ver tuit </a>
Blanca paloma como símbolo de la paz. Ver tuit

Lágrimas en el reino

Las lágrimas en el reino, por cierto, no son de derrota ni de tristeza, sino que son más bien literales porque aparecen directamente en el título del único videojuego que existe aquí y ahora: “The Legend Of Zelda. Tears Of The Kingdom”. Desde el pasado viernes, es más que probable que te estés hartando de ver a amigos de Instagram no solo haciendo unboxing del juego de marras, sino paseando a Link por las tierras de Hyrule. Y aquí otra aclaración para neófitos: el protagonista de la saga “The Legend Of Zelda” no es Zelda, sino Link. Zelda es la princesa que tienes que salvar y que al final solo sale tres segundos en todo el juego. Pero todo bien.

Sea como sea, en los últimos días Internet se ha rebozado en reacciones a este título de la Switch de Nintendo. Para empezar, hay que reconocer que la cosa ya partía arribísima y que, en los días previos al lanzamiento, había gente que estaba tan enloquecida como aquí o aquí. Pero lo más tremendo es que la aparición de la secuela de “The Legend Of Zelda. Breath Of The Wild” ha servido para que las redes recuperen el icónico y un pelín cringy “Dale, Zelda, dale” de Ganon Rosario (más explicaciones para neófitos: Ganon es el villano de la saga, y Ganon Rosario es su reencarnación en cantante de hyper-bachatas) para representar a todos los fans durante la larga espera hasta que tuvieron el cartucho en las manos.

Ganon Rosario: “Dale, Zelda, dale”.
Aunque se prevé que la avalancha de memes llegue en las próximas semanas, por ahora ya tenemos un buen puñado de vídeos que se chotean de las nuevas habilidades de Link, ya sea aprovechar la capacidad de atravesar techos para meterse por el culo de estatuas gigantes o la destreza para combinar diferentes objetos para construir verdaderos monstruos imposibles. Aun así, lo que mejor resume la experiencia de “The Legend Of Zelda. Tears Of The Kingdom” es este meme que hace referencia al hecho de que, en este juego, todos vamos a sudar de los objetivos y las misiones y lo que sus creadores quieren que hagamos para hacer cualquier otra cosa. Cuanto más memeable, mejor. ∎

Cualquier otra cosa, siempre mejor.
Cualquier otra cosa, siempre mejor.
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