Yesenia es una de las participantes de esta edición del proyecto. Foto: Sharon Lopez
Yesenia es una de las participantes de esta edición del proyecto. Foto: Sharon Lopez

Levi’s® Music Project

Crónica del futuro de la música

El sol cae en Preciados y un grupo de chavales se arremolina en corro delante de la tienda de Levi’s® situada en esta céntrica y comercial calle de la capital. Choques de puños que parecen estudiados pero salen de forma natural, y muchas risas. El turista que los observase con ojo desentrenado no sabría discernir si están esperando para comprar o estamos ante una nueva generación de jóvenes promesas de la música en España.

Nosotros tampoco lo sabemos, porque ese grupo son los participantes del Levi’s® Music Project. Esta iniciativa, que en 2021 cumple su tercera edición, busca empoderar a jóvenes con recursos limitados, ofreciéndoles acceso a formación musical. Este año el programa va de la mano de Asociación Garaje, que ha seleccionado a los alumnos y les ofrece, además, un curso de monitores de tiempo libre con especialización en creación musical y gestión cultural. Los quince participantes de esta promoción tendrán que entregar un tema creado desde cero por ellos, que presentarán en vivo, además, en las siguientes semanas.

Pero no están solos en esta gesta. Cuentan con los medios de la marca (como el estudio que Levi’s ha montado en su tienda flagship) y unas masterclasses que, por el nivel de los profesores, dan todo el sentido a este extranjerismo. El mes pasado compartieron conocimiento con Alizzz y Kigo. Y esta semana toca pasar por las manos de ODDLIQUOR (que compartirá claves sobre el beatmaking y el proceso de producción) y Rigoberta Bandini.

Comienza la sesión con ODDLIQUOR y la quincena de jóvenes que rodean al cantante y también productor de nombres como Nathy Peluso o Fuego le miran con una mezcla de ilusión, cercanía y también admiración. Y por lo que veremos a lo largo de las siguientes horas, no sería raro que algunos de los que están sentados en el estudio de Levi’s, esperando a que suenen los temas en los que están trabajando, acabe en un par de años con más seguidores en Instagram y más escuchas en Spotify que los que hoy son sus profesores. 

Rigoberta Bandini impartió una masterclass sobre creatividad y composición. Foto: Sharon Lopez
Rigoberta Bandini impartió una masterclass sobre creatividad y composición. Foto: Sharon Lopez

La sesión comienza con ODDLIQUOR, nacido como Marcos Terrones, contando su propia historia. Una narrativa que puede sonarles conocida. La de un joven de un barrio de Madrid, Parla en este caso, que se dedica a hacer música de noche en su casa porque de día estudia o trabaja. O las dos. Los participantes se presentan (después de cada nombre de pila aparece un aka) y cuentan su camino. Y las referencias con las que crecieron todos en los cascos se intercambian y coinciden. Mucho rap, mucho r’n’b. Suenan nombres como Agorazein, Ziontifik, Pharrell Williams, Usher, Nelly, Timbaland, Justin Bieber.

Estos primeros compases del día dejan claro que la diferencia entre alguien ya establecido en la escena y alguien abriéndose camino no es tanta cuando se comparte pasión por la música. Los problemas a los que se enfrentan estos chavales al hacer su primer beat o montarse en su primer drill son muy parecidos a los que ODDLIQUOR va compartiendo con los asistentes. Y hay incluso espacio para tratar las nuevas sensibilidades en la música. Como cuando el artista les confiesa que es “un tío muy sensible y que los hombres también pueden llorar”, y uno de los presentes le otorga toda su comprensión con un lacónico y categórico “Buah, chaval”.

Llega el momento de poner nota a las canciones en las que han estado trabajando y en cuanto suenan los primeros compases el estudio de Levi’s se transforma en una rave de UK. O en Chicago. La sala entera empieza a bailar. Unos orgullosos de (y con razón) lo que han firmado. Y ODDLIQUOR no puede resistirse a mover el cuello, emocionado con lo que está escuchando. En el estudio suenan barras, un drill que podría estar firmado por el malogrado Pop Smoke y una marcianada que podría haber sido editada por PC Music. 

Alumnos del LMP durante la sesión de ODDLIQUOR sobre producción musical. Foto: Sharon Lopez
Alumnos del LMP durante la sesión de ODDLIQUOR sobre producción musical. Foto: Sharon Lopez

El artista comparte sus impresiones y ofrece consejos a los chavales. E incluso un tironcito de orejas en uno de los momentos más hilarantes de la masterclass. Sorprendido por el nivel lírico de uno de los raps escuchados, el autor reconoce que lo hizo sin echarle muchas horas, a lo que ODDLIQUOR solo puede responder de forma casi automática: “Te voy a echar la bronca, hay que pulir lo que hacemos”.

Para completar la clase, el músico madrileño pone una muestra de un beat en el que está trabajando y, entonces, la fiesta ya es completa. Una locura de ritmo poliédrico y plagado de elementos, que sirve como base para que los chavales presentes pregunten trucos y recursos de producción. Y los que no pueden acercarse al ordenador en el que están descomponiendo la base, siguen bailando irremediablemente.

Tras esta sesión llegó el turno de Rigoberta Bandini, con una clase centrada en el proceso de composición creativa y escritura musical. La lección comenzó con la reflexión sobre si la poesía y el componer son el mismo camino (a lo que tanto artista como alguno de los alumnos respondieron positivamente). Estos compases iniciales permitieron a los presentes indagar más sobre el concepto del creador, y a interiorizar también la rutina y el compromiso que requiere el escribir (consejos como adoptar “la rutina de escribir” o “permitirse escribir sin un fin” fueron solo algunas de las claves).

El segundo paso del día avanzó en esa dirección y giró alrededor de diferentes trucos para despertar el gen de la escritura musical. Se nombraron referentes (uno de los alumnos citó a Nicanor Parra como inspiración) e incluso se adentraron en realidades como la creación metaformal, ya que Rigoberta animó a estos futuros artistas a incorporar la creación por capas en sus trabajos (jugando con los audiovisuales, la propia música…). Uno de los puntos más didácticos del día fue, posiblemente, cuando la cantante desentrañó con los presentes el proceso de composición de “Perra”.

Tras un bloque de preguntas en la que las curiosidades fueron desde lo profesional a lo personal (Rigoberta respondió a cuestiones como qué es lo que más le gusta de la música o canciones que le hacen llorar), llegó el momento de la verdad: la quincena de alumnos se pusieron manos a la masa y ejercitaron el cerebro con una dinámica de escritura creativa, que culminó en un auténtico corro al más puro estilo block party en la que todos se soltaron las barras escritas hacía apenas unos minutos antes.

Ronda de aplausos, sonrisas que duran días y consejos que retumbarán durante mucho tiempo. Por lo menos hasta que lleguen las próximas etapas de esta iniciativa, entre las que se encuentra la presentación de las canciones compuestas en directo. Sin duda, un camino apasionante que ha sido un lujo ver arrancar. ∎

Entrevista con ODDLIQUOR

ODDLIQUOR, profesor. Foto: Sharon Lopez
ODDLIQUOR, profesor. Foto: Sharon Lopez

¿Qué valoración haces del Levi’s® Music Project?

A mí me hubiese encantado que en mis inicios hubiese habido algo así para mí. Que siendo chaval hubiese habido un referente que me diese consejos, que me contase sus experiencias, cómo creció, cómo empezó todo, que también es importante… Es supereducativo.

¿Y cómo te has sentido como formador?

En mi caso concreto hubo unas sinergias muy interesantes entre los chavales y yo. Porque hay algunos a los que les saco diez años, pero estamos muy cerca en cuanto a recorrido creativo. Así que en lugar de llegar y soltar mi chapa, lo que hice fue hablar y empezar a conocernos. Yo he sido monitor de campamento, me encantan los niños, tengo una hermana de esa edad, intento apoyar proyectos de chavales con ganas… Fue algo muy orgánico, muy natural. Así que, en vez de alumnos, me he encontrado colegas.

¿Qué crees que iniciativas como esta pueden aportar a los alumnos en su desarrollo personal y profesional.

Sobre todo confianza y mucha profesionalidad, porque los trabajos que se hacen ahí tienen una calidad impresionante. Esto es un proceso que cuesta muchísimo en los inicios. El saber cómo sonar a nivel atmosférico como ese artista que te gusta. Los chavales del Levi’s Music Project son ya microprofesionales. Además de eso, es importante que ganen confianza. La industria es como es, no hay que infravalorarla, pero tampoco tenerle tanto miedo. Lo que he intentado trasladar a los participantes es que somos una pieza más y que todos tenemos nuestro rol en el tablero de juego. Ellos tienen que mover sus fichas para hacer algo: para encajar, para avanzar. Creo que escuchar algo así de alguien como yo, que soy joven y que vengo de Parla, es importante para ellos.

Y en tu rol de profesor, ¿cómo valoras las canciones que están desarrollando como parte del proyecto?

Obviamente todos somos muy raperos y hay canciones que no salen del bombo y caja clásico y escupir factores (risas). Pero hubo canciones muy pintorescas que mezclaban R&B, electrónica… E incluso otras muy arriesgadas que fusionan varios estilos, tocando el techo de la experimentación. Me voló la cabeza ver cómo estaban aprendiendo, pero al mismo tiempo visualizando que esto que no tiene género también vale.

Precisamente tú eres un artista difícil de catalogar en cuanto a estilos

Yo fluyo sobre todo por experiencias y por atmósferas, sin saber. Yo realmente no sé lo que hago. La gente me pregunta “tú eres ODDLIQUOR, ¿tú qué haces?”. Y lo que respondo es: escúchalo y me dices. Obviamente, todo tiene pinceladas de R&B, de soul, porque todo viene de ahí, porque es lo que me voló la cabeza cuando empecé a escuchar a Timbaland, a Usher, a Akon, pero también hay pinceladas de melodías de Linkin Park, de Metallica, porque también tengo esa parte metalera. Y luego también puedes encontrar pinceladas de drops superelectrónicos, de escuchar dubstep a muerte cuando era pequeño.

“Apuesto todo lo que tengo por Judeline y por Weezy, un chaval de Bilbao que tiene 15 años y que es una locura; tiene montado un sello, con gente muy joven (el cámara, el manager, el productor). Han montado un colectivo que flipas”

Ya que hablas de referencias. Te hemos escuchado hablar de figuras como PARTYNEXTDOOR e incluso en tu música podemos ver notas del Flavio Rodriguez de la época de “Eléctrico”. ¿Pero qué otras referencias podemos encontrar en tu música, especialmente en el rap clásico? Dado que tu vienes de la tradición de barras...

Sí, sí, venimos de eso, aunque yo rapeo fatal (risas). A veces me suelto mis barras, pero soy más de barras de corazón y sentimentales. La relación con el rap siempre está ahí. Y es –precisamente lo hablaba ayer con Dano– porque mi historia con el rap viene del C-Walk. De ahí, el diggear, la curiosidad musical y buscar la canción perfecta. Así empiezas a conocer grupos como Mobb Deep y das el salto a producir. Aunque mis inicios en la producción son el bombo y caja.

¿Y qué les dirías a los que creen que no son suficientemente creativos, que no tienen suficiente oído o recursos para crear música?

El hardware no tiene nada que ver, puedes componer un tema con una mesa. Para hacer música, para producir, necesitan un ordenador y ya. Vale más la valentía y la capacidad de con muy poco hacer cosas muy grandes. Esa capacidad la desarrolla gente que confía, que tiene algo ahí, gente con inquietudes en otro ámbito, o muy creativa. Lo mismo sucede con el oído; aunque no tengas oído, puedes desarrollar otras facultades.

Tienes un ojo clínico para el talento. ¿Cuál dirías que es el próximo diamante por descubrir?

Apuesto todo lo que tengo por Judeline y por Weezy, un chaval de Bilbao que tiene 15 años y que es una locura; tiene montado un sello, con gente muy joven (el cámara, el manager, el productor). Han montado un colectivo que flipas.

Algo que repites en ocasiones es el concepto del sentimiento. ¿Qué es el sentimiento para ODDLIQUOR?

El sentimiento puede estar en muchas canciones, puede haber sentimiento en una canción de barras. Es simplemente esa canción que te toca la fibra, que conectas y ya está; que no sabes por qué pero te toca la fibra. Yo creo que eso tiene que estar ahí siempre. Porque ir con la verdad te hace llegar a muchos más sitios que ir con la peli. Y la verdad para mí es el sentimiento. No abrirte en canal, pero sí ser transparente. Y si una canción te transmite algo, porque sí, aunque sea solo instrumental, es porque se ha hecho con una verdad y sentimiento propio

¿Por qué crees que te has quedado con una etiqueta más de productor que de cantante, por ejemplo?

No tengo ni idea. En realidad me pasa en las dos direcciones: mucha gente no sabe que produzco y de repente se entera y viceversa. Pero creo que a nivel fanbase sí que tengo más la percepción de artista. A nivel industria creo que me perciben más como un productor.

“Ahora (el sonido) está volviendo al indie pop, el pop más comercial. Y no entiendes por qué, pero es como con la ropa, que todo va saltando, volviendo…”

¿Y a dónde te diriges como artista?

Quiero hacer más simbiosis entre el ODDLIQUOR productor y artista. Van a salir trabajos solo producidos, otros como main artist, solamente haciendo la producción y composición… voy a jugar con eso. Voy a hacer vídeos explicando los procesos de las canciones, porque hay gente que no sabe que mis canciones las produzco yo. Así que voy a ir destripando canciones que han molao. Y la masterclass que he dado con Levi’s me ha gustado mucho, así que seguramente dé más clases.

¿Y qué ODDLIQUOR podremos encontrarnos?

El disco se llama “4x4” porque cada tema es diferente. Se nota que los dos (en referencia a los dos temas publicados hasta el momento como adelanto del disco: “M4RQUITOS” y “Chulo sin querer”) son míos y tienen conexión, que no sabes muy bien en qué, pero a la vez son diferentes. A lo largo de mi vida no he podido controlar eso: siempre he querido moverme por sentimiento en lugar de por modas, género o épocas; me gusta moverme por lo que voy sintiendo o viviendo. “4x4” va a ser un cóctel, es lo más ODDLIQUOR que he hecho en mi vida. Y a nivel de producción también es lo mejor que he hecho en mi vida. A nivel vocal y de mensaje es un aprendizaje. Es la historia que puede tener cualquiera, pero contada desde un punto de vista muy mío; situaciones pequeñitas que pueden ser insignificantes, pero que mucha gente conecta con ellas.

¿Cuál crees que será el próximo sonido predominante?

Va por energías. Ahora está volviendo al indie pop, el pop más comercial. Y no entiendes por qué, pero es como con la ropa, que todo va saltando, volviendo… Es como el día a día de uno, que ahora estás aquí y te crees dios y luego sales a la calle y se te jode el día y tus sentimientos van cambiando. Todo es una ola, un mar de cosas.

¿Y cómo te relacionas con esos cambios? ¿Abrazas el cambio o te alejas y lo ves con perspectiva?

A mí lo que me pasa es que estoy en Babia, en los mundos de Yupi. Es mi gran defecto: el no escuchar. Pero el no escuchar te hace que no te toquen determinadas cosas y simplemente hago lo que está dentro de mi subconsciente, de mi mundo, de mi realidad. Mucha gente me pregunta “¿dónde estás?”, pero para mí es normal. Eso se ve en situaciones de mi vida, en la música, en si hago un dibujo…

Me gustaría volver a “M4RQUITOS”. ¿Qué hay detrás de este tema? Da la impresión de ser un collage de tus influencias o trayectoria.

En “M4RQUITOS” es la primera vez que hago un ritmo a tanguillo, ni sabía lo qué era hasta que me senté con Chechu, que es un amante del flamenco y un productor de la hostia, y me dijo: “¿Por qué no hacemos un tanguillo?”. Así que hicimos un tanguillo metido en electrónica, que es como un bebé con tatuajes, algo rarísimo. Detrás de “M4RQUITOS” hay un comienzo, el comienzo de todo: mi madre animándome a cantar y hacer música con dos años. Es una grabación real y que existe. El primer momento en que empiezo a confiar en mí mismo, me río y aparece la música. Hay un momento de disfrutar también, que es cuando estamos todos los que trabajamos en el disco saltando y gritando por la sala a la vez que sube la canción también. Hay una mezcla de todo eso: de electrónica, guitarritas, ukeleles, incluso de Yung Lean… Es un cóctel de todo lo que va a ser el disco; la fachada perfecta de lo que vas a escuchar.

Y para terminar, ¿qué le dirías a los chicos del Levi’s® Music Project que no les haya dicho en la masterclass?

Si pueden que adopten una mascota, que viene muy bien para aprender a cuidar de uno mismo. ∎

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