El primer tomo de “Revolución” (la obra se completará en forma de trilogía) es una ambiciosa polifonía de voces y estratos sociales en la Revolución Francesa. El relato es detallista y riguroso, de una ambientación exhaustiva para forzar la sensación, en el lector, de verosimilitud rotunda. Pero sobre todo estamos ante un cómic cercano, en su espíritu, a la libertad creativa de la nouvelle bande dessinée. Se lee, pues, en clave de presente reflejado en el pasado, no como mero acto recreativo del ayer. Octavio Beares
Conocida por sus cómics autobiográficos, en “Todas las canciones tristes” Summer Pierre reivindica las cintas de casete como una correa de transmisión de música, capaz de explicar ese fragmento de vida concreto. Canción a canción, página a página, la autora compone una obra donde además de abordar su biografía sentimental realiza una estupenda memoria de la escena folk a finales de los 90, donde artistas y público se confundían. El encanto del underground se respira en estas viñetas, en las que las canciones de desamor conviven con un sentido del humor que compensa los vaivenes emocionales. Isabel Guerrero
Paladín de la novela gráfica generoso en giros y tanteos de géneros y tonos en sus obras, Peeters abandonó la narración ortodoxa en este trabajo de 2019 –volvería a ella en “Oleg” (2021; también publicado este año por Astiberri)– para adentrarse en la psicodelia de ciencia ficción más extrema. Sin viñetas, o con viñetas-página si se prefiere, ofrece un relato posapocalíptico de difícil aprehensión, pesadillesco, silente pero cargado de mensaje. Con un dibujo barroco inspirado tanto en Geof Darrow como en Otomo, Moebius o Charles Burns (también en El Bosco, la pintura surrealista o el cine de Hayao Miyazaki), abandonado a la narrativa free de un David Lynch desatado, “Saqueo” es una fábula ecológica sobre un futuro más cercano a la nueva carne que a “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982). Octavio Beares
Convengamos que no es la premisa más original del mundo que unos monstruos invisibles a ojos adultos se dediquen a matar a los niños de un pueblo cualquiera de Estados Unidos. Tampoco que la responsable de acabar con ellos sea una implacable cazadora adolescente. Entretenida a rabiar, la nueva serie de James Tynion IV –guionista estrella de DC– bucea en aguas familiares del terror mainstream, pero se hace perdonar sus deudas a Stephen King gracias a su frescura y a la atmósfera tétrica y expresiva que esculpen el dibujo de Dell’edera y el color de Muerto. Mike Flanagan lo tiene fácil para convertir la adaptación que prepara de “Hay algo matando niños” en la serie de terror del 2022. Xavi Serra
“Monstruos” se presenta como el colosal do de pecho de un autor que, en teoría, ya lo había dado todo en el cómic. El más importante ilustrador de Conan ha vuelto por la puerta grande con una novela gráfica creada durante décadas y que, oficio y artesanía mediante, logra una unidad de estilo sorprendente. Centrifugando antiguas ideas para Hulk, con guiños a Capitán América o Lobezno –cuyo origen redefinió en “Arma-X” (1991)–, Barry Windsor-Smith recompone el “Frankenstein” (1818) de Mary Shelley desde una mirada contemporánea. Un batiburrillo de referentes para una fábula compleja sobre la culpa, las relaciones familiares y la conspiranoia con aires a gótico americano. Octavio Beares
Aunque su target objetivo debe estar en la pinza 8-12 años, “Snapdragon” tiende a la universalidad de la misma manera que Mark Twain o Robert Louis Stevenson tendían al relato para lectores de 0 a 99 años. Es una ficción excelente se mire por donde se mire, con un entramado narrativo cuidadoso, balanza equilibrada entre grandes temas y detallitos simpáticos, aunque reveladores, convivencia armoniosa entre fantasía y realismo, tropos bien resueltos y un dibujo siempre vistoso y alegremente creativo. Joan Pons
Travestido en su portada como un viejo tebeo de los 60, “El pacto” es el reflejo tenebroso de “El invierno del dibujante” (2010) de Paco Roca. Su protagonista, Miguel Gorriaga, es como una Annie Wilkes –imaginada por Stephen King en “Misery” (1987)– trazada con las directrices del esperpento: un fracasado aspirante a dibujante que planea secuestrar ni más ni menos que a Manuel Vázquez para obligarle a dibujar sus tebeos y firmarlos con su nombre; así, por fin podrá ver cumplido su sueño: ser la estrella de la editorial Bruguera. Con esta premisa, Sordo construye un relato que coquetea con el falso documental y se revela como un homenaje a sus maestros, pero también como una dura crítica hacia un modelo de producción que despreciaba sistemáticamente a sus autores. Pablo Ríos
“El dibujado” es una obra que surge de una exposición en el IVAM y se convierte en expresión de una nueva idea de ilustrar, dibujar y secuenciar la narrativa gráfica. Paco Roca decidió contar una historia en las paredes del museo que luego se transformó en lo que entendemos como un cómic, cuyo autor sufre un colapso y la figura humana que estaba diseñando, aún primeriza, un bosquejo al que le falta un brazo sin dibujar, toma el relevo de la narración mientras otros personajes van cogiendo forma y, con ello, se revelan con las directrices que había imaginado su creador. Autor y obra se disuelven, se encuadran y se reencuadran sin palabras. Quim Casas
Quizá descontenta con la adaptación televisiva que Canal+ hizo de su novela “Vernon Subutex” (2015-2017), Virginie Despentes decidió vengarse y dar otra identidad gráfica a su creación, esta vez en formato cómic. Ella firma el guion de la primera parte de “Vernon Subutex”, mientras que el lápiz de Luz (conocido principalmente por su trabajo en ‘Charlie Hebdo’) convierte las páginas en un terreno de juego de viñetas irregulares que se estiran y funden entre ellas con una cualidad líquida. Así, la crónica del desahucio (literal y espiritual) del vendedor de discos que da nombre a la obra y la panorámica del desencanto en una sociedad francesa que estaba a punto de conocer el terror islamista supera su enunciado y el name dropping rockero para realzar un perfil más lírico, aquel que la escritora desarrolló en los siguientes volúmenes de la trilogía novelesca y que estallará, seguro, en la segunda parte de su adaptación comiquera. Gerard Casau
“Para los míos” culmina el singular camino de Juanjo Sáez desde el descaro de sus inicios hasta la expresión de emociones tan sencillas como el estilo de dibujo que lo caracteriza. Este nuevo cómic es una larga carta escrita a sus padres, ya fallecidos, para explicarles todo aquello que no les dijo en vida, reconstruyendo la historia de la paulatina pérdida de sus seres queridos mientras reflexiona sobre la muerte, el amor o la culpa. La sinceridad y las profundas emociones que transmite su lectura fluyen impulsadas por una caligrafía que prima sobre el dibujo (pero que también es narrativa visual) y a la que ayuda el formato apaisado del libro. Daniel Ausente
A finales de los 50, un grupo de autores de la precaria industria del manga de préstamo de Osaka quiso contar historias dirigidas a un público más adulto, con dosis de crítica social. Nacía el gekiga (“imagen dramática”), impulsado por nombres como Yoshihiro Tatsumi, Sampei Shirato o Takao Saitô. Masahiko Matsumoto (1934-2005) fue uno de ellos: dos décadas más tarde –entre 1979 y 1984–, dibujaría el autobiográfico “Los locos del gekiga”. Con un estilo más ligero que el típico gekiga y un toque de épica cotidiana, reconstruye su origen, plagado de traiciones y jugadas sucias por parte de las editoriales. Los autores consiguen, pese a todo, sembrar unas semillas que fructificarán en el primer movimiento de cómic de autor en el mundo. Gerardo Vilches
De naturaleza atmosférica, sensitiva y alegórica, hay tan poco texto en este cómic (es casi mudo) y es tan evidente su atractivo pictórico que reparar o destacar su calado literario no parece una primera opción. Pero si Joan Margarit decía que “la poesía empieza cuando las palabras se tensan hasta que están a punto de perder su significado original”, aquí el dibujo de Mayte Alvarado no podría ser más poético (cambiemos “palabras” por “ilustraciones”). “La isla”, con toda la apertura interpretativa que tiene de leyenda y maldición ancestral, se arrima gustosamente a la abstracción, a la música visual, a la liquidez narrativa y la polisemia de las formas y colores. ¿Novela gráfica? ¡Poesía gráfica! Joan Pons
Lo nuevo de la veterana Alison Bechdel, pionera del cómic LGTBQ+ y de la novela gráfica como autobiografía en marcha, constituye su salto definitivo a la madurez. Frente a “Fun Home” (2006) y “¿Eres mi madre?” (2012), en las que exploraba su yo mediado por las figuras respectivas de su padre y su madre, “El secreto de la fuerza sobrehumana” tiene a la autora como protagonista absoluta. Bechdel repasa su propia vida a través de la importancia que ha tenido en ella el ejercicio físico, y anticipa la pérdida de facultades que traerá consigo la edad. Su obra se sitúa por tanto en un presente forjado por su voluntad como artista y su resistencia como activista queer, y la conciencia de un futuro que estará teñido inevitablemente por una merma en las fuerzas físicas, que no creativas ni políticas. Si algo tiene claro Bechdel en este cómic es que la muerte la sorprenderá trabajando. Elisa McCausland
En “Hoops”, al característico trazo de Espinosa, curvo y brillante, se unen la fluidez y el dinamismo de un estilo muy influido por el manga. Esas referencias lectoras conviven con el macarrismo de una estética de barrio, naturalizada por quien la ha vivido de cerca. Un magma en el que suena de fondo una escogida y llamativa banda sonora, que transita por el rock psicodélico de The Doors y Jefferson Airplane, y que la autora traslada al lenguaje del cómic con la pericia ilustradora que la caracteriza. Una relectura de Alicia que reivindica la amistad femenina, la diversidad y los minishorts. Elena Masarah
Con “Romeo muerto”, Santiago Sequeiros da forma a la versión más elaborada de su territorio mítico, La Mala Pena. Amparada en un trazo que evoca la polifonía de las muchedumbres de George Grosz y Otto Dix, la narrativa visual de Sequeiros arrastra la mirada de manera vertiginosa, al tiempo que la atención hacia la palabra va urdiendo un mundo de culpa, redención y deseo. Los personajes se ven empujados hacia interiores que, como los de Kafka o David Lynch, son enclaves sin tiempo, lugares de una eternidad póstuma que hacen de la lectura de este volumen de dimensiones descomunales una visita al abismo. Ivan Pintor
En “Tonta”, Jaime Hernandez ha vuelto a construir otro submundo donde hay misfits, punk, familias disfuncionales, ocupaciones dudosas… con una intriga central que se mantiene a lo largo de todo el volumen. Entremezcladas, las desventuras de nuestra protagonista se suceden y la enfrentan a una némesis con apariencia de hermanastra (Vivian Solis). Como siempre, el autor cuenta con el gancho de su estilazo gráfico, blanco y negro impecable y perfecto para esos relatos suburbanos con protagonismo femenino exultante; donde no falta el cameo cómplice de la gente de Hoppers, como Maggie y Doyle. De hecho, Tonta es una “Loca” de pleno derecho que, esperamos, engorde aún más el ejército de fans que acumulan las sagas de Hernandez. Isabel Guerrero
“Todo bajo el sol” es un plano secuencia de unos años y un territorio que, aunque no volverán, siguen existiendo porque han definido nuestro presente. En sus páginas, la convivencia y en ocasiones el choque entre generaciones sirve para explicar una historia, la de nuestro país, que no solo se cuenta con fenómenos migratorios y episodios políticos, sino también con programas de televisión, detalles de la cultura popular y, en ocasiones, mucha ternura. Ana Penyas combina lo documental con la ficción, el dibujo con el collage, en una historia transversal en la que todas nos vemos reflejadas de alguna manera. Marta Pallarès
“Ethel y Ernest. Una historia verdadera” (publicada originalmente en 1998 pero inédita hasta ahora en España) es una novela gráfica fabulosa que relata la historia de los padres de Raymond Briggs de 1921 a 1971, desde que se conocen hasta su muerte. La vida de un matrimonio común narrado con pequeños fragmentos y anécdotas, donde el humor perfila la sencillez de sus protagonistas, sus diferencias políticas y su actitud ante los cambios sociales que se suceden. Es ahí donde el escenario doméstico, muy humilde, permite reflejar el inapelable avance de la historia y el progreso. Daniel Ausente
No hace falta ser un lince para darse cuenta de que “Los grandes espacios” es un tebeo de intenso perfume proustiano. La propia autora cita y reconoce este aroma en varias viñetas. Claro que también menciona a Diderot, Zola, Rabelais, Loti, Baudelaire, Racine, Montaigne, Saint-Simon… Pese a esta sobrecarga de referencialidad, el tebeo posee un vuelo grácil que, al final, es el que le hace elevarse a gran altura. El dibujo de Catherine Meurisse aún conserva el desenfado caricaturesco de sus años en ‘Charlie Hebdo’. Por eso, todo el pensamiento, todo el arte y toda la cultura francesa (incluso la conciencia política) revolotean alegremente en las viñetas de esta colección de impresiones sobre el paraíso perdido de la infancia en el campo, engastadas en el tono y la textura de autoficción sobre los años de formación de identidad y educación sensorial-sentimental. Joan Pons
Cuando a Bob Dylan le preguntaron por “I'm Not There”, la enigmática película-prisma que Todd Haynes le dedicó en 2007, comentó esto: “No creo que al director le preocupe que la gente la entienda. Creo que solo quería hacer una buena película”. Francisco Umbral no pudo leer el tebeo que Lorenzo Montatore le ha dedicado, pero seguramente le habría gustado. Tampoco importa: igual que Haynes, Montatore no intenta ensalzar, triturar ni resumir al autor de “Mortal y rosa” (1975), ni siquiera acercarse a los hechos o desmontar el mito cuidadosamente edificado por el escritor. Tan solo quiere hacer un buen cómic, y “La mentira por delante” lo es, el mejor de Montatore y el más deslumbrante del año en su ambición desbocada por hablar siempre desde el lenguaje de la historieta. Como reconoce el propio dibujante, el propósito no era “hacer un cómic sobre Umbral, sino convertir a Umbral en cómic”, y por eso sintetiza en zarpazos de poesía gráfica la vida y carrera del escritor, aquí un personaje de tebeo que Montatore mezcla con los suyos de obras anteriores como “¡Cuidado, que te asesinas!” (2018), “Queridos difuntos” (2020) o el estremecedor “California Rocket Fuel” (2019). Totalmente desatado, el autor invoca a todos los Umbrales (el tierno, el dandi, el irascible) a través de la anécdota, la cita o la imaginación. ¿El resultado? Una barbaridad de tebeo que apela al sentido del humor, a la belleza y al ingenio, cómic puro que esgrime su libertad narrativa –psicodelia, cartoon, videojuegos de plataformas... ¡Todo vale!– como desafío a tantas otras biografías de ilustres en viñetas tristes y grises. Xavi Serra
Por Gerardo Vilches
2021 ha sido un año duro. Cuando los efectos de la pandemia aún se hacían notar en un mercado en recuperación, la escasez de papel y la subida de precios amenazan de nuevo el tejido de la industria del libro español. El cómic no ha sido una excepción, y también se ha acostumbrado a convivir con la incertidumbre y la precariedad. Sin embargo, ha sido al mismo tiempo un año de efervescencia creativa, reflejada en la lista de los mejores cómics del año según la redacción de Rockdelux, en la que se encuentran ocho realizados por autores españoles. Y en la que, además, el primer puesto es para “La mentira por delante” de Lorenzo Montatore.
La no ficción es un género en auge, y en la lista encontramos, además, “Todo bajo el sol” de Ana Penyas y “Para los míos” de Juanjo Sáez. A estos se suman otros como “Garafía” (La oveja roja) de Elías Taño, una pieza de memoria histórica; “Us” (Astiberri) de Sara Soler, sobre el proceso de transición de género de su pareja; “Doña Concha” (Reservoir Books) de Carla Berrocal, una biografía de la cupletista Concha Piquer; o “Warburg & Beach” (Salamandra Graphic) de Jorge Carrión y Javier Olivares, un libro-acordeón que explora la cultura de la Europa de entreguerras.
La ficción también es terreno para cómics potentes, como “Romeo muerto” de Santiago Sequeiros o “Hoops” de Genie Espinosa, presentes ambos en la lista, bien acompañados en las estanterías por el “Tito Andrónico” (Astiberri) punk de Marcos Prior y Gustavo Rico, “El futuro que no fue” (Norma), un pastiche retrofuturista en clave noir de Daniel Torres, “Villanueva” (Astiberri), la incursión en el folk horror de Javi de Castro, “Tótem” (Astiberri) de Laura Pérez o “Maganta” (Astiberri) de Lola Lorente, una autora que vuelve tras varios años de silencio, como Miriampersand con “Internet sublime” (Sapristi), que explora el mundo virtual contemporáneo, como hacen también “Los años de internet” (Astiberri), de David Sánchez y Damian Bradfield, y de “Hola Siri” (Autoeditado), de Marta Cartu, quizá el debut en la obra larga más contundente del año.
Cartu pertenece a una generación que ha hecho de la transmedialidad y la experimentación sus faros, como evidencia el revolucionario trabajo de Marta Altieri en su cómic digital “Joselito”, pero también Roberto Massó con “Vida rana” (Apa Apa), o Arnau Sanz y su “Un fantasma” (Astiberri). Los veteranos también cuestionan los límites del cómic: Paco Roca con “El dibujado” (Astiberri), que parte de una exposición, o Max con “Fiuuu & Graac” (La Cúpula), que reduce el lenguaje a su mínima expresión. Además, el año se ha cerrado con una grata sorpresa, una joya de extraña poesía titulada “El fin del gran arte” (Belleza infinita) de Julio César Pérez.
A pesar de las crisis, el sector capea el temporal, pero el reto es siempre el mismo: consolidar la escena y que el buen momento artístico se traduzca en unas buenas condiciones económicas para quienes sostienen todo. Los autores y autoras. ∎
1999 Seth La vida es buena si no te rindes / Adrian Tomine Sonámbulo y otras historias / 2000 Osamu Tezuka Adolf / 2001 Art Spiegelman Maus / 2002 Suehiro Maruo La sonrisa del vampiro / Peter Milligan & Mike Allred Fuerza-X / 2003 Christophe Blain Isaac el pirata: 1. Las Américas / 2004 Chris Ware Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo / 2005 Charles Burns Agujero negro / 2006 Jaime Hernandez Locas / 2007 Emmanuel Guibert, Didier Lefèvre & Frédéric Lemercier El fotógrafo. Tomo 3 / David B. La Ascensión del Gran Mal 6 / 2008 Alison Bechdel Fun Home. Una familia tragicómica / 2009 Chris Ware Catálogo de novedades ACME / 2010 Joe Sacco Notas al pie de Gaza / 2011 Joyce Farmer Un adiós especial / 2012 Shintaro Kago Reproducción por mitosis y otras historias / 2013 Paco Roca Los surcos del azar / 2014 Chris Ware Fabricar historias / 2015 Richard McGuire Aquí / 2016 Carlos Spottorno & Guillermo Abril La grieta / 2017 Olivier Schrauwen Arsène Schrauwen. Edición integral / 2018 Emil Ferris Lo que más me gusta son los monstruos / 2019 Chris Ware Rusty Brown / Jaime Hernandez ¿Es así como me ves? Una historia de Locas / 2020 Santiago García & Javier Olivares La cólera ∎