El hip hop de Biz Markie. Foto: David Corio / Michael Ochs Archives (Getty Images)
El hip hop de Biz Markie. Foto: David Corio / Michael Ochs Archives (Getty Images)

Fuera de Juego

Biz Markie: leyenda de la generación perdida del hip hop

El pasado 16 de julio fallecía Biz Markie (1964-2021), figura destacada del hip hop en el cambio de década de los 80 a los 90. Su storytelling surreal, su incontenible vis cómica y el hecho de buscar una vía alternativa y más vulnerable a la imagen estereotipada del rap son hitos memorables todavía hoy.

Cargar con la etiqueta de leyenda del hip hop no es fácil. Por eso, escribir este tipo de obituarios es tan doloroso como necesario. Biz Markie ha fallecido, y con él lo hace también un pedazo de una generación histórica en lo relativo a la música negra, pero injustamente tratada y olvidada respecto al peso que tuvieron en la configuración de este género.

Nacido en Egg Harbor el 8 de abril de 1964 bajo el nombre de Marcel Theo Hall, Markie ha sido definido por tantas categorías que ninguna está a la altura de lo que realmente fue. Beatboxer, rapper, DJ, actor, humorista (esta es, posiblemente, la que menos justicia le haga)... Biz Markie pertenece a esa hornada de artistas que recogieron un género festivo, en ciernes, naíf y muy ligado a lo local y lo convirtieron en un fenómeno mundial. Cada uno a su manera: Rakim cambiando la forma de rimar, 2 Live Crew convirtiéndolo en un sonido maduro (por no decir obsceno), KRS-One dotándolo de (aún más) afrocentrismo y conocimiento. En ese listado (en el que faltan referencias, sirva esto solo como ejemplos a vuelapluma), Biz Markie supuso la elevación del rap a la categoría de entretenimiento.

Lamentablemente, esta generación se ha visto aprisionada en una especie de limbo entre, por un lado, la hornada original de raperos y la posterior new old school y, por el otro, la explosión que se produjo en los primeros años 90 (marcada por una oferta más seria con nombres como Biggie, Nas, Mobb Deep, Wu-Tang Clan en Nueva York; el desarrollo del sonido sureño con la Goodie Mob y OutKast; o el reinado de Death Row Records en la Costa Oeste, entre otros). Sin embargo, su peso e impacto fue determinante. Y no lo solemos recordar lo suficiente hasta que una situación de este tipo sucede.

Markie empezó su carrera como DJ y beatboxer, ligado especialmente al colectivo Juice Crew a través de Roxanne Shanté. A partir de ahí surgirían dos nombres determinantes en sus primeros pasos como rapero: el de Marley Marl, fundador de los Juice, y el de otro mito como es Big Daddy Kane. Los dos tendrían un papel determinante en el álbum de debut de Biz Markie, como productor el primero y aportando a la parte letrística el segundo. “Goin’ Off” (Cold Chillin’, 1988) es un ejercicio primitivo en el juego del rap, en el que tanto las letras como los sonidos estaban lejos de lo que veríamos en la siguiente década. Así, sirven como ejemplo cortes icónicos de este LP como podrían ser “Nobody Beats The Biz”, en el que la melodía es heredera de la tradición disco, y el delivery del spoken word y otros géneros como el funky.

El LP es también un claro ejemplo del maximalismo y de la tradición hip hop de las block parties, que se dejaba ver en la cantidad de samples presentes y en recursos como los momentos en que el cantante se presenta a sus oyentes con fórmulas como “one two, one two; I'd like to introduce myself: my name is Biz Markie”. Frase que podemos oír en temas como “Make The Music With Your Mouth, Biz”, que también suponen una muestra de sus habilidades de beatboxer.

Apenas un año y medio después, y también bajo el amparo de Cold Chillin’, la segunda referencia de Markie –firmada con el sobrenombre de “The Diabolical Biz Markie”–, “The Biz Never Sleeps” (Cold Chillin’-Warner Bros., 1989), llegaría a las estanterías de las tiendas de discos. Un álbum que pasará al olimpo por un motivo tan simple como la eterna “Just A Friend”, single que alcanza la novena posición en la lista Billboard Hot 100 en los Estados Unidos. Una combinación del humor característico del cantante, una musicalidad pegadiza (motivada especialmente por el uso del piano), un storytelling con el que es fácil conectar y, sobre todo, la humanidad con la que se presenta Markie en este track son las claves de su éxito. Lejos de describirse a sí mismo como un player, lo hace como alguien vulnerable, pero siempre mostrando su vis cómica.

“The Biz Never Sleeps” es el disco “más Biz Markie”, posiblemente, de toda su trayectoria. Tanto por su peso en la escritura de las letras como por su aporte a la producción junto a DJ Cool V, lo que nos encontramos una vez navegamos en él es lo que representa otro de sus grandes hits, “Spring Again”: estribillos sonrojantes, melodías primitivas, poca vergüenza a la hora del tratamiento de los samples y un humor que, visto con el paso del tiempo, puede resultar infantil. Pero todo ello queda encapsulado en un clásico del rap que consigue conectar con la audiencia.

La vis cómica de Biz Markie. Foto: Al Pereira / Michael Ochs Archives (Getty Images)
La vis cómica de Biz Markie. Foto: Al Pereira / Michael Ochs Archives (Getty Images)

Hablar de Biz Markie supone hacerlo también de alguien que cambió la música como industria. Y es que el conocido como el caso “Grand Upright Music, Ltd v. Warner Bros. Records Inc.” fue la primera vez que se dirimió en los tribunales un conflicto de derechos de autor relacionado con el rap. La demanda interpuesta por Gilbert O’Sullivan a Biz Markie estuvo motivada por el tema “Alone Again” en su tercer álbum “I Need A Haircut” (Warner Cold Chillin’-Warner Bros., 1991). A partir de ese momento, la utilización de fragmentos de canciones, aunque fuese modificaciones, se convirtió en un asunto serio y más complejo debido a la necesidad de recibir aprobación por parte de los poseedores de los derechos y los másteres de dichos temas (proceso conocido en inglés como “sample clearance”). Aunque sea una afirmación muy ambiciosa, de no haberse producido esta sentencia ninguna canción posterior a esta fecha sonaría igual en la actualidad. Por su parte, Markie, ajeno a lo que todo esto representaría para el posterior futuro, volvió a tirar por el camino de la comicidad y tituló su siguiente disco como All Samples Cleared! (Cold Chillin’-Warner Bros., 1993).

Aunque su carrera musical estuvo vigente hasta principios de los 2000, a partir de ese momento su perfil profesional siguió diversificándose, poniendo más interés en su rol como DJ y otras facetas, como actor en películas como “Men In Black (Hombres de negro)” (Barry Sonnenfeld, 1997). Otro aspecto muy interesante y no tan conocido de su perfil es su impacto en la industria del calzado y el coleccionismo de zapatillas. Biz Markie fue un gran amante de las sneakers, atesoraba más de 5000 pares y llegó a protagonizar su propia colaboración junto a la marca PRO-Keds. Tanto sus apariciones públicas como sus videoclips son el reflejo de su imaginario estético, muy influenciado por la corriente sportswear y con mucha presencia de marcas como Nike, así como un constante carrusel de zapatillas exclusivas y clásicas.

Lamentablemente, ni siquiera las leyendas son eternas, y Biz Markie nos dejó el 16 de julio de 2021, afectado por una diabetes de tipo 2 que no pudo superar. En el recuerdo queda todo el impacto de su figura poliédrica. ∎

Los tres clásicos de Biz Markie

“Goin’ Off”
(Cold Chillin’, 1988)

Un trabajo resultado de un trío que podríamos recitar de carrerilla como una alineación deportiva mítica: Marley Marl a la producción, Big Daddy Kane a las letras y Biz Markie en las voces y, sobre todo, la creatividad y el carisma. Un álbum marcado por los sonidos funky y vibrantes de la Juice Crew, en el que Biz Markie destaca por sus flows pesados y su storytelling amable y surreal. Aunque el corte más conocido sea “Vapors” (en el que Markie fluye sobre un sample de James Brown), contiene joyas como “This Is Something From The Radio, una marcianada en la que nos encontramos el anticipo de lo que sería el mumble rap, con Biz Markie murmurando una especie de estribillo.

“The Biz Never Sleeps”
(Cold Chillin’-Warner Bros., 1989)

La segunda referencia de estudio de Biz Markie supone una rareza, ya simplemente por el hecho de que fuese firmada como “The Diabolical Biz Markie”. Coproducido por él mismo y por Cool V, fue un éxito comercial, especialmente motivado por la archiconocida “Just A Friend”. Sin embargo, el álbum es más interesante cuanto más se escarba en sus particularidades. Joyas como “My Man Rich”, en la que hace un homenaje a un amigo fallecido, nos dejan ver al Biz Markie más humano y personal. Lo cual no es óbice para que nos volvamos a encontrar al clown prince en cortes que hoy resultan sonrojantes y muy fuera de lugar como “A Thing Named Kim” o metacanciones como “I Hear Music”, en la que reflexiona sobre el estado del hip hop.

“I Need A Haircut”
(Cold Chillin’-Warner Bros., 1991)

No hay nada realmente malo que echarle en cara a Biz Markie en este álbum, pues lo que encontramos es lo que el artista siempre prometió: el sonido coproducido entre Markie y su primo Cool V, que aquí actúa ya como una impronta, y su clásica combinación de letras centradas en su relación con las mujeres, con un par de perlas aquí y allá en las que volvemos a ver a un Markie más cerca de lo humano (como en “Buck Wild”), o muestras del egotrippin’ tan característico del hip hop (como en “I Told You” o “Kung Fu”). Sin embargo, el cambio que se produce en el sonido rap en esos años coge a Biz Markie con el pie cambiado. Estamos hablando de un 1991 en el que ven la luz joyas como “2Pacalypse Now” (2Pac) y “We Can't Be Stopped” (Geto Boys), que ya adelantan una mayor seriedad en el género. ∎

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