Rodrigo Godoy, Meji y Nico Rubio, tres de cinco. Foto: Alfredo Arias.
Rodrigo Godoy, Meji y Nico Rubio, tres de cinco. Foto: Alfredo Arias.

Entrevista

Menta, dejando obstáculos a un lado

Tras dos EPs con cierta repercusión, la banda madrileña busca afianzarse con su primer largo, “Un momento extraño”, que se ha retrasado más de lo esperado. Su propuesta está marcada por los constantes diálogos entre guitarras y la acentuada personalidad de su vocalista. El camino no ha sido sencillo, pero les ha servido para ir aprendiendo de los errores y afianzando las virtudes.

El título que ha elegido Menta para su primer largo tiene lógica. Estaba preparado desde hace un año, sus miembros han padecido crisis propias en este interregno y la banda ha sufrido baches en citas importantes. Por eso “Un momento extraño” (Sonido Muchacho, 2022) es el reflejo de todos los obstáculos finalmente superados. “Ha sido un año muy complicado para todos por temas personales. Hemos pasado por cambios superfuertes, como en 2021. Hemos tenido que regrabar un par de temas porque no nos convencían, no los habíamos terminado, pero, bueno, ya está fuera”.

Cristina Mejías, que atiende de forma más amable al seudónimo de Meji, cree que lo peor ya ha pasado. Su voz aporta gran parte de la personalidad del quinteto. Junto con los dos guitarristas que atienden a las preguntas, Nico Rubio y Rodrigo Godoy, considera que Menta es un ente conformado por las aportaciones de cada uno de sus miembros –entre los que también están Lucas Sierra (bajo) y Pedro del Pozo (batería)– sin lugar para el ego. El desamor es una constante en sus letras porque, según una Meji que se manifiesta con un guasón acento sevillano y una espontánea sonrisa, “siempre me rompen el corazón”.

Entre los temas de sus canciones está el desencanto de la juventud, por el que también han transitado este año los trabajos de Carolina Durante o Biznaga y que está presente en el corte inicial “Fatal, gracias”, en el que se brama: “No hay futuro, no hay mañana”. “El futuro está chungo”, señala Rodrigo. “Además, tenemos el sambenito de que hemos sido la generación que más fácil lo ha tenido, la generación de cristal, que ahora ya es de recristal. Pero también ha habido cosas jodidas, estamos en los veintilargos y no hay pasta ni para la entrada de un piso y ni te cuento para un alquiler”.

Meji, entre los dos guitarristas. Foto: Alfredo Arias.
Meji, entre los dos guitarristas. Foto: Alfredo Arias.

La frustración y el resto de sus inquietudes Menta siempre las ha transmitido con reputados productores. Previamente fue Carlos Hernández –Los Planetas, Los Enemigos, Sr. Chinarro– el responsable de otorgarles una identidad sonora. Y para su debut se encerraron durante diez días en La Mina, el estudio sevillano de Raúl Pérez, quien ha trabajado, entre otros muchos, con Pony Bravo, McEnroe o Maga. Nico subraya que hay una complementariedad entre ambos de la que se han beneficiado: “Carlos nos ha enseñado a grabar; fue la primera vez que entrábamos en un estudio profesional y nos dio los pasos para hacer música, para grabar música. Y con Raúl fue un cambio bastante grande porque llegas ahí y es como ‘venga, vosotros mandáis’’. Y entonces hay que coger el toro por los cuernos y empezar a buscar tu fórmula”.

Y la fórmula es un rock alternativo que en el panorama nacional está hermanado con formaciones como Repion, y que en temas como “Algo Incómodo” encuentra inspiración en los Pixies. El colchón instrumental sobre el que brilla Meji está constituido por una sección rítmica que tiene en “La última que te hago” uno de sus momentos más destacados y por un par de guitarras en constante comunicación en temas como “Ya no te quiero más”. “Los dos sabemos que si somos dos guitarras no podemos estar haciendo lo mismo porque sería completamente absurdo, para eso no hace falta que cobremos la mitad cada uno. Si hay dos guitarras tiene que notarse, el trabajo que hace una tiene que estar compensado por la otra”, subraya Rodrigo. La importancia de las seis cuerdas quedó clara desde que la banda decidió prescindir de un teclista para que las líneas no se pisaran. “Se complementan muy bien”, admite Meji. Al final, señalan, siguen el modelo de bandas como The Strokes.

“Tenemos el sambenito de que hemos sido la generación que más fácil lo ha tenido, la generación de cristal, que ahora ya es de recristal. Pero también ha habido cosas jodidas, estamos en los veintilargos y no hay pasta ni para la entrada de un piso y ni te cuento para un alquiler”

Rodrigo Godoy

Referencias del pasado y elementos que también parecen de otra época, como la radio que suena en la habitación de “La última que te hago”, frente a la realidad de una generación que se tiene que conciliar con la inmediatez imperante, a veces sin tiempo para enfrentarse a la duración de un disco. O quizá no. Los miembros de Menta tienen la misma consideración que los chavales que Jonás Trueba retrata de forma magistral en “Quién lo impide” (2021). Se da demasiado por sentado, según Meji: “De las nuevas generaciones se habla mucho sin preguntarles, que es una cosa que me hace mucha gracia de las generaciones más adultas; nadie le ha preguntado a mi primo de dieciséis años si ha escuchado un álbum entero. Y estoy completamente segura de que sí”. Y Rodrigo corrobora la tesis: “Yo creo que eso es un poco tópico. Aunque tengas 18 años, puedes tomarte las cosas con seriedad y saber que un disco hay que escucharlo entero, no quedarte solo en los singles porque te estás perdiendo muchas cosas”.

Entre esos atributos que no hay que pasar por alto están algunos hasta ahora inéditos en la sonoridad rugosa y la dialéctica abrasiva y con pocos ornamentos de la formación. En la resentida “Algo incómodo” suenan por primera vez en su catálogo unos coros que también manifiestan una evolución, como detalla Nico: “Según vamos avanzando y sacando música, porque hasta este disco solo teníamos dos EP publicados, vamos construyendo. Y en este disco se ha notado que hemos incorporado muchas cosas, también diferentes percusiones. Los estribillos iban cogiendo mucha fuerza y entonces llega un punto en el que la canción simplemente lo pedía”.

A la expectativa. Foto: Alfredo Arias.
A la expectativa. Foto: Alfredo Arias.

En Mujeres han encontrado una influencia para introducir esos juegos de voces, una banda que ha hecho que Meji haya cambiado su idiosincrasia: “Yo me negaba a meter coros en el primer EP, yo era el ‘führer’ y no quería que se tocase mi voz en absoluto. De hecho, el primer EP está totalmente en crudo. Y ahora pienso que se puede jugar con muchas cosas”. Pero, además, se trata también de un recurso “para que la canción no sea muy repetitiva”, añade Rodrigo.

La vocalista ha desaparecido también en “Consecuencias”, que se quedó rezagada y que al final pasó por los mandos del productor Diego Escriche, también miembro de La Plata. Rodrigo recuerda: “Nico y yo fuimos un día a ensayar solos, faltaba algún tema por componer del disco, nos pusimos a hacer el capullo y salió una línea guay. Luego la repasamos entre todos y nunca acabamos de encontrarle una letra ni una melodía. Meji no se sentía cómoda con la melodía”. Finalmente, fue Nico quien puso la voz a un tema en el que también planea la cuestión del desamor y que ha sido positivo porque “al final a nosotros nos gustan muchas bandas que tienen varios cantantes, como Sonic Youth o Triángulo de Amor Bizarro, en las que no se pierde la idea de grupo”.

“De las nuevas generaciones se habla mucho sin preguntarles, que es una cosa que me hace mucha gracia de las generaciones más adultas; nadie le ha preguntado a mi primo de dieciséis años si ha escuchado un álbum entero. Y estoy completamente segura de que sí”

Meji

Escriche también participa en “Un llanto”. La canción evoca a Slowdive, con una distorsión que va incrementando su densidad y una guitarra limpia de efecto percusivo. Es, además, el corte más apacible de todo el álbum. “Es dream pop a saco, shoegaze, siempre nos ha gustado ese rollo y al final salió un tema bastante ‘chill’, bastante lento y que nos permitía hacer muchas cosas de ambiente, de acoples, de cosas locas que nos molan. También nos gusta muchísimo Yo La Tengo. La última vez que hicimos algo parecido fue ‘Ojalá te mueras’ y fue lo primero que hacíamos”, rememora Nico.

El otro atractivo del cierre es la melodía vocal en la que Meji alude a su Sevilla natal: “Para hacer la letra mezclamos letras de un libro de canciones populares de flamenco de Demófilo, un recopilatorio de cantes populares. Yo cogí un parte, ‘si me quieres llorar, porque me están matando’, y lo mezclé con letra en nuestra. Quería meter algo relacionado con el flamenco, que es un poco lo mío realmente”. Es la huella que la capital hispalense deja en una formación que nació en Madrid, de donde proceden todos sus miembros menos la vocalista y el bajista, que es de Gran Canaria.

Desde su fundación, en 2019, ha pasado tiempo. Aquella fecha en la que Nico y Rodri encontraron en Malasaña la fórmula para completar la banda debe parecer lejana por todo lo acontecido. La pandemia retrasó su despegue. Y el cocinado de su primer álbum también ha sido lento. A pesar de que ahora el trabajo está hecho, aún se lamen una herida. Fue en el último Primavera Sound, en el que Meji tuvo que cantar enferma. Las crónicas no fueron condescendientes con una banda todavía novel, aunque Nico asegura que no hay resentimiento: “Nos ha llevado a darle un puntito más de seriedad al trabajo de cara al directo, a volver a ilusionarnos y a cambiar cosas. Está bien darse de vez en cuando una buena hostia porque se aprende un montón. Es muy sano reconocerlo y al final ganamos todos”. ∎

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