Zorn ya había concebido muchas de sus estrategias sonoras y se había hecho un nombre fuera del círculo estricto del downtown con sus tributos a Ennio Morricone y Mickey Spillane, “The Big Gundown” (1986) y “Spillane” (1987). Había tocado en grupos, dúos, tríos o cuartetos, explorando todo el abanico de posibilidades estilísticas y genéricas. Pero Naked City era por un lado la culminación de ese ideario irreverente con la ortodoxia que le permitía unir hardcore con jazz y música cinematográfica con punk y metal, y por otra parte suponía lo más parecido a un supergrupo de avant jazz de la época configurado con Zorn al saxo alto, Bill Frisell (guitarra), Fred Frith (bajo), Wayne Horvitz (teclado), Joey Baron (batería) y la voz, más ocasional, de Yamatsuka Eye.
El concepto de supergrupo ha sido habitual en el rock –Blind Faith, Crosby, Stills, Nash & Young– y lo fue en el jazz de los cincuenta y sesenta –los quintetos de Miles Davis con Sonny Rollins o John Coltrane, los cuartetos y dobles cuarteros de Ornette Coleman–. Zorn buscó sin duda a los músicos con los que mejor podía entretejer esos sonidos tan diversos y opuestos, gente a la que conocía bien y con la que ha trabajado regularmente, lejos de los egos que lo destruyen todo. Pero pese a “mandar” él, el resultado fue su “equipo” más estelar en cuanto a nombres, propuestas y cualidades, y me atrevería a decir que el mejor de los muchos que ha tenido, sean grupos en los que participa como instrumentista o en los que compone y arregla sin intervenir en la ejecución de las piezas: Locus Solus, The Sonny Clark Memorial Quartet, News For Lulu, Slan, Masada (y Electric Masada), Bar Kokhba Sextet, Painkiller, Hemophiliac, Moonchild, Nova Express, Simulacrum, The Dreamers, The Gnostic Trio o el más reciente, New Masada Quartet, con Julian Lage, Kenny Wollesen y Jorge Roeder sustituyendo a Dave Douglas, Joey Baron y Greg Cohen.
El primer disco abrió caminos abisales que aún hoy continúan siendo explorados, tal fue su riqueza expresiva, como demuestra la suite de instrumentos-rugido que forman “Igneous Ejaculation”, “Blood Duster”, “Hammerhead”, “Demon Sanctuary”, “Obeah Man”, “Ujaku”, “Fuck The Facts” y “Speedball”, ocho piezas bestiales tocadas en menos de tres minutos. Tras el clamor, llega el respiro: nunca el saxo de Zorn ha sido tan delicado como en la versión del tema principal de “Chinatown”, obra de Jerry Goldsmith para la película de Roman Polanski de 1974. Más tributos cinematográficos: “A Shot In The Dark” (Henry Mancini), del segundo filme de la saga de “La pantera rosa”, dibuja con precisión la aritmética lounge manciniana tras un prólogo que provocaría un paro cardíaco en Blake Edwards, mientras que la lectura del “James Bond Theme” de John Barry se hermana con las apropiaciones efectuadas por Barry Adamson. Y Morricone, por supuesto, con un “The Sicilian Clan” casi reverencial mecido por la space guitar de Frisell y el teclado líquido de Horvitz. Cuando versionan a Ornette Coleman en “Lonely Woman”, lo sabotean con una línea de bajo de Frith tomada de “Pretty Woman” de Roy Orbison. Y una obra maestra del jazzcore, “Punk China Doll”. “La música se escribe sola, basta con no interponerse”, ha declarado Zorn.
“Grand Guignol”
(Avant, 1992)
El grupo pasa por su filtro piezas de Claude Debussy o Aleksandr Scriabin, muestra su vena más compleja en el largo tema que da título al disco y renuevan su cruzada por la instantánea hardcore de menos de un minuto. Los títulos ilustran las ideas de Zorn sobre el esnobismo en el jazz y la crítica: “Jazz Snob: Eat Shit”, “Perfume Of A Critic’s Burning Flesh”, “Thrash Jazz Assassin”. Otro que no se anda con chiquitas, el cineasta austriaco Michael Haneke, utilizó dos temas del disco, “Bonehead” y “Hellraiser”, en las dos versiones de “Funny Games” (1997 y 2007): el saxo de Zorn y la voz de Eye, combinados, acentúan el mal rollo.
“Radio”
(Avant, 1993)
Su trabajo más versátil, no en vano en la generosa lista de inspiraciones y referencias incluyen a Igor Stravinski y Melvins, Frank Sinatra y Quincy Jones, Carole King y Napalm Death, Sam Fuller y Funkadelic, Liberace y Charlie Haden, Orchestra Baobab y Led Zeppelin, Extreme Noise Terror y The Meters… La verdad es que hay temas que son una delicia: la calidez de “Sunset Surfer”, un digno instrumental sesentero; el country-rockabilly de “Party Girl”, y el collage de música de cartoon y estilo hawaiano de “Krazy Kat”. Hasta Zorn sopla el saxo con una relajación inusual, pero cuando evoca a Fuller en “Shock Corridor” o disecciona “American Psycho”, le vienen todos los demonios habituales. El título es perfecto: Naked City viajan por la historia de la música como si estuvieran realizando un programa radiofónico.
Zorn escribía todas las piezas e imagino que era quien decidía las que versionaban de otros autores de música clásica, cinematográfica y free jazz. Eso parece claro. Pero su relación con los miembros de Naked City era distinta a la que establece con otros integrantes de sus bandas más estables o efímeras. Recuerdo una actuación londinense en julio de 2000 con otro supergrupo, esta vez un cuarteto de corta andadura ideado solo para el directo y formado con Laswell, Frith –ahora a la guitarra– y Dave Lombardo, en la que Zorn no paró de dar indicaciones al batería de Slayer para que tocara más fuerte y más rápido, lo que parecía misión imposible habida cuenta de lo vertiginoso y contundente que golpea Lombardo los parches y platos. En los maratones centrados en los diversos temarios de Masada o las “Bagatelles”, es habitual ver a Zorn dando enérgicas instrucciones a los músicos a los que dirige: en su última actuación en el Festival de Jazz de San Sebastián hasta le dio indicaciones a Marc Ribot en pleno solo de guitarra.
Esto era más difícil de ver en un concierto de Naked City. Pude comprobarlo el 12 de abril de 1990 en el New Morning parisino, lugar sacrosanto del jazz “ultrajado” durante hora y media por el free jazz-be bop-country-metal-grindcore-noise-punk-doom metal-banda sonora-cartoon de Naked City, un sonido único al que en posteriores discos incorporaron surf, blues, rockabilly, rock y exótica. Zorn daba indicaciones, pero había algo reverencial cuando miraba a Frith o seguía a Frisell. Aquella noche descubrí que todo, absolutamente todo, se puede bailar: una joven estuvo moviéndose al compás de la música de Naked City como si estuviera en la discoteca de “Fiebre del sábado noche” (John Badham, 1977). Zorn dedicó dos temas a Elvis Presley y dos más a Led Zeppelin, versionaron la sintonía de “Hawai 5-0” (1968-1980) y a Duke Ellington y dijo más o menos algo así: “Nos reímos del término de lo que hacemos. ¿Es jazz? Que los críticos escriban lo que quieran”.
No es de extrañar esta admiración por los componentes del grupo. Con Frith, representante de lo que podríamos definir a posteriori como la visión más “zorniana” del sonido Canterbury (Henry Cow, Art Bears), había coincidido en el primer disco de The Golden Palominos, publicado en 1983. Después de la aventura de Naked City, publicarían en formato dúo “The Art Of Memory” (1994), “The Art Of Memory II” (2006) y “Late Works” (2010). Como curiosidad, los dos colaboraron con Violent Femmes, aunque en álbumes distintos, Zorn en el segundo, “Hallowed Ground” (1984), y Frith en el tercero, “The Blind Leading The Naked” (1986).
Horvitz fue su teclista predilecto hasta la irrupción de Jamie Saft, John Medeski y Brian Marsella en la amplia comunidad musical de Zorn. Hace muchos años que no colaboran, pero además de Naked City, donde Horvitz procuraba sonidos orgánicos del Hammond o disparaba centelleantes pulsaciones electrónicas, es muy notable su asociación en “Voodoo” (1986), el disco a nombre de The Sonny Clark Memorial Quartet en el que homenajearon al notorio pianista. Baron, quien, en directo, siempre ríe hasta cuando Zorn le regaña por ir más lento de lo que desea, ha sido y sigue siendo uno de sus compinches más queridos y habituales, y esa relación tan cercana se nota.
Frisell trabaja asiduamente con Zorn, desde News For Lulu, el terceto que formaron con el trombonista George Lewis en 1988, hasta las composiciones del saxofonista para los cristalinos The Gnostic Trio y el terceto de guitarras Frisell-Julian Lage-Gyan Riley. La querencia de Zorn por la escena alternativa japonesa lo llevó a contactar con Yamatsuka Eye, vocalista de Boredoms, para que sumara su voz en espirales de alaridos como un instrumento más. Otro amigo de Zorn procedente del mundo del avant metal, Mike Patton, colaboraría también en algunos conciertos.
Activos entre 1988 y 1993, Naked City duraron poco, celebraron rápido su ritual sonoro y lo dejaron estar cuando creyeron que la etapa había terminado. Me cuesta imaginarlos tocando juntos de nuevo. En septiembre de 2003, cuando Zorn organizó un mes de conciertos en Tonic para celebrar su 50 aniversario, reunió para la ocasión varios de sus anteriores proyectos (Painkiller, Cobra, Masada String Trio, Hemophiliac), pero no hubo noticias de Naked City, aunque realizó una actuación a dúo con Frith.
Grabaron solo cinco discos. Como los ejecutivos de Nonesuch-Elektra se quedaron atónitos ante “Naked City”, los siguientes los editó Zorn en el sello que fundó en Japón con Kazunori Sugiyama, Avant: “Heretic. Jeux des dames cruelles” (1992), teórica banda sonora de una película sado-maso cuyas convulsas piezas, improvisadas en formato dúo o trío, aluden a la sumisión, la sangre y el esperma y están inspiradas en el filme de Harry Smith “Heaven + Earth Magic” (1962); los citados “Grand Guignol” y “Radio”, y el más atmosférico “Absinthe” (1993), alumbrado en parte por Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Olivier Messiaen, el azucarillo impregnado de absenta y los ojos que se nublan con los opiáceos.
La discografía tiene varios complementos. El sello japonés Toy’s Factory publicó “Leng Tch’e” (1992), treinta minutos de doom metal telúrico. Antes, en 1990, y solo en vinilo a 45 rpm, apareció en Earache y Shimmy Disc “Torture Garden”, con su portada bondage y más ilustraciones de sexo y carne rasgada de Suehiro Maruo en el interior: se trata de una mezcla de flashback y flashforward, ya que alterna los temas de menos de un minuto de “Naked City” con las treinta y tres piezas de similar duración que aparecerían dos años después en “Grand Guignol”, organizados en una cara sado y otra maso, y en ellos cristalizó Zorn sus lecturas de Bataille y su gusto por la escena sadomasoquista. En 1996, ya en Tzadik, recopilaría “Torture Garden” y “Leng tch’e” en el CD doble “BlackBox”, que volvería a editar, con nuevas notas y fotos, en 2010. En un CD promocional de Nonesuch, “The John Zorn Radio Hour” (1990), Zorn dedicó una hora a seleccionar temas de algunos de sus músicos preferidos y lo redondeó con cuatro piezas de Naked City. Finalmente, todo el material de estudio del grupo fue compilado y remasterizado en la caja de cinco CD’s “Complete Studio Recordings” (Tzadik, 2005), con una edición muy cuidada que incluye el librito “Eight Million Stories Naked City Ephemera” y, de propina, una nueva versión del tema “Grand Guignol” con aportación vocal de Patton.
En 2002 apareció “Live. Volume 1. Knitting Factory 1989” (Tzadik, 2002), con algunos temas no registrados en estudio, caso de “The Way I Feel” de John Patton, y “Erotico” de Morricone. Desgraciadamente, nunca hubo un volumen 2, pero el sello Air Cuts pudo editar en 2017 la grabación radiofónica del concierto de Naked City celebrado el 8 de octubre de 1988 en el Festival Internacional de Música Actual de Victoriaville: el doble “Live In Quebec ’88” presenta gratificantes sorpresas como una vibrante lectura del “Surfer Girl” de The Beach Boys, con Frisell arpegiando como si estuviera en una playa californiana de 1965, y una versión de “Taxi Driver” tan envolvente como el original de Bernard Herrmann. ∎