Luto liberador. Foto: Theo Stanley
Luto liberador. Foto: Theo Stanley

Entrevista

Nina Nastasia: “Quería demostrarme a mí misma que podía hacer algo sola”

Ausente de los listados de novedades desde 2010, Nina Nastasia –figura de culto del indie rock de autora y el folk de cámara– ha resurgido este año con un puñado de reediciones y, mejor aún, con la noticia de un nuevo disco. En el doloroso “Riderless Horse” explica con emoción los porqués de su larga ausencia: una relación cada vez más tóxica que tuvo amargo desenlace, primero con la despedida de ella y poco después con el suicidio de él, Kennan Gudjonsson, también su compañero creativo. Entrevista a corazón abierto.

“Un disco a la vez tan modesto y tan grandioso que no sabría describirlo, salvo en términos que harían que sonase –y que yo mismo sonase– tonto”, dijo el productor Steve Albini sobre “Dogs” (Socialist, 2000), el primero de los siete álbumes que ha grabado para Nina Nastasia. Es fácil entenderlo: a quienes adoramos la obra de esta indie (folk) rocker íntima y visceral nos cuesta explicar sus discos sin quedarnos cortos o limitarnos a una pasión sin matices. Será mejor que, sin más, los prestemos, que extendamos el culto alrededor de “Dogs”, apto para fans de los Nirvana desenchufados. O del aún más deliciosamente arrastrado “The Blackened Air” (Touch And Go, 2002); o del difícil pero irresistible “Run To Ruin” (Touch And Go, 2003); o del casi dulce “On Leaving” (FatCat, 2006); o del minimalista “You Follow Me” (FatCat, 2007, firmado junto a Jim White de Dirty Three); o del arreglado con primor “Outlaster” (FatCat, 2010).

Hasta hace muy poco, los tres últimos eran imposibles de localizar legalmente, pero el sello Temporary Residence lanzó reediciones digitales a finales de febrero. A principios de abril llegaba una noticia aún mejor: el 17 de julio se publicaría “Riderless Horse” (Temporary Residence–Popstock!, 2022), su primer disco en doce años y el primero no producido por su compañero Kennan Gudjonsson, quien se quitó la vida en enero de 2020. Nastasia lo anunciaba como un documento de la pérdida y, a la vez, de cómo se reencontró consigo misma tras muchos años sufriendo lo que ahora acierta a describir como abuso psicológico. Antaño poco amiga de las entrevistas, ahora tiene ganas de hablar, de entender y hacerse entender.

“Riderless Horse”, un disco que es una purga.
“Riderless Horse”, un disco que es una purga.

¿Cómo estás, Nina?

Estoy bien, estoy mejor. Estaba bastante mal hace un rato (ríe). Ahora estoy mejor.

¿Qué te pasaba?

Me he puesto la segunda dosis de refuerzo (tose). Con las otras no había sentido nada. Bueno, un poco con la primera de refuerzo… Ayer por la mañana me puse esta otra y creía que estaría bien, pero me he despertado sin poder salir de la cama. Ahora estoy mejor. Pero tengo una pinta horrible. Por eso no he encendido la cámara (ríe otra vez).

Han pasado doce años desde “Outlaster”. A través del anuncio de “Riderless Horse” supimos un poco lo que ha pasado, y por lo que has pasado, en todo este tiempo.

Mi compañero Kennan y yo pasamos mucho tiempo tratando de conseguir una relación saludable. Pero desde el principio nuestra relación era perfectamente disfuncional. Yo era la típica persona que me quedaba anclada y lo seguía intentando e intentando, y al final me volví muy sumisa. Todo se fue volviendo más y más… (busca la palabra)... retorcido. Es como si… ¿cómo decirlo?… nos hubiéramos conocido y enseguida hubiéramos saltado a una zanja llena de fango. Trabajamos duro para sacarnos de ahí, pero sabíamos que al hacerlo solo estábamos cavando un hoyo cada vez más profundo. Así es como puedo explicarlo. Nuestra dinámica era hacerlo todo juntos, incluyendo la música. Y la música se volvió también una miseria. Era muy maniático, todo tenía que ser perfecto. Ya no había libertad en la música. Llegó un punto en que era imposible seguir, porque no se podía trabajar con nosotros.

“Mi compañero Kennan y yo pasamos mucho tiempo tratando de conseguir una relación saludable. Pero desde el principio nuestra relación era perfectamente disfuncional. Yo era la típica persona que me quedaba anclada y lo seguía intentando e intentando, y al final me volví muy sumisa. Todo se fue volviendo más y más… (busca la palabra)... retorcido. Es como si… ¿cómo decirlo?… nos hubiéramos conocido y enseguida hubiéramos saltado a una zanja llena de fango”

Tratasteis de hacer otro disco con Steve Albini en 2017, ¿verdad? Y no se llegó a acabar.

Para ser totalmente transparente, por entonces llevábamos una dinámica que resultaba muy desagradable para los demás. No quiero contar anécdotas. Me he prometido a mí misma no contarlas. Pero ese disco no se hizo porque Albini no quiso seguir. Yo le dije que la situación no era tan negativa, que así era como trabajábamos y que todo estaba bien. Esa era la dinámica todo el tiempo: tratar de hacer creer a nuestros amigos que todo estaba bien, que no había ningún problema.

Según has explicado, casi vomitaste de un tirón las nuevas canciones solo unos pocos meses después de morir Kennan. ¿Dirías que las compusiste no por voluntad, sino por necesidad?

Siempre había compuesto a través del filtro de Kennan. Con él aprendí un montón sobre el mejor modo de editarme a mí misma. A desechar, a volver a intentarlo, etc. Pero también consiguió instalar en mí la idea de que si no dejaba que él filtrara mis cosas iba a quedar como una idiota o algo así. Tenía esa sensación. Con este disco, me sentí muy libre y me dio igual si lo que hacía era bueno o no. Solo estaba disfrutando de componer. Siempre es fantástico crear algo. Y tenía, claro, una gran necesidad de hacerlo.

El disco es coherente con el resto de tu obra porque, de nuevo, marcas un cambio de estilo, supongo que propiciado en parte por la pandemia. Nunca has sonado tan solitaria ni transparente.

Fue un álbum con el que no tomé muchas decisiones conscientes. Pero sí una muy clara: tenía que ser en solitario. Tras la muerte de Kennan todo mi mundo había cambiado. Quería demostrarme a mí misma que podía hacer algo sola.

¿Esperas que estas canciones se conviertan algún día en eso, tan solo canciones, y dejen de ser documentos vitales?

Oh, sí. Espero que sí. Y espero que más pronto que tarde. Hace poco salí de gira con Mogwai y no toqué canciones nuevas. Aquellos conciertos estaban más enfocados a los relanzamientos digitales. Voy a tener que sentarme con los temas y aprenderlos otra vez, porque he olvidado las letras por completo, e incluso cómo se tocan. Igual suena cursi decir algo así, pero es un poco horrible para mí escuchar este disco.

Cómo reencontrarse consigo misma tras muchos años sufriendo. Foto: Tod Lippy
Cómo reencontrarse consigo misma tras muchos años sufriendo. Foto: Tod Lippy

¿Y cómo llevas tener que hacer prensa con este material? ¿Te revienta tener que hablar día tras día sobre cosas tan tristes? ¿O piensas que es importante hablar de suicidio o abuso psicológico y así ayudar a gente en situaciones difíciles?

Supongo que hablar de ello me ayuda a entenderme a mí misma. Y quizá a otra gente también le ayude que se hable de estos temas. Pero tampoco sé si aprenderé algo realmente o llegaré a alguna conclusión. No sé si hablar con gente me ayudará. Siempre me había puesto nerviosa al hablar de mis temas en entrevistas. Puedes ver que soy bastante torpe con ellas…

Oh, no, en absoluto.

Me costaba ser yo misma porque no tenía un “yo” interior. Me había quedado hueca por dentro al tratar de arreglar quién era y acabar poniéndome casi en contra de mí misma. No sé si tiene sentido lo que digo.

Entiendo perfectamente lo que quieres decir…

Ahora mismo, mi actitud es que nada importa. No importa si quedo como una idiota delante de alguien. Porque, del mismo modo, quizá otra persona saque algo de provecho de la misma idiotez. No tengo tanto miedo de balbucear mientras hablo sobre mí misma. Durante mucho tiempo he sido una persona tan privada que ni siquiera mis amigos sabían sobre mi vida. Ellos me contaban sus cosas y yo tenía que esquivar todas las preguntas.

Uno de los mejores temas del álbum es el de apertura, “Just Stay In Bed”, que suena bastante ligero pero habla en realidad del tira y afloja entre luz y oscuridad en nuestro interior.

Lo compuse durante una temporada que pasé en cama. Estuve cerca de perder la perspectiva de la realidad. Tenía pensamientos extraños. Me decía: “¿Estoy viva? ¿He muerto?”. De hecho, recuerdo llamar a un amigo y decirle: “Estoy muerta. Creo que estoy muerta”. “Bueno, no parece que estés muerta”, me contestó.

“Es que creo que ese fue el drama durante 25 años. Kennan estaba desesperado por que lo comprendieran y escucharan. Por mi parte, yo no sabía comunicarme bien. La lucha era constante. La comunicación era un verdadero problema para mí. Todo aquello causó mucho dolor”

Otra de mis favoritas es “You Were So Mad”, esa en la que cantas: “Solo me reí / no te escuché”. Me recuerda a una parte de “Been So Long”, de “The Blackened Air”, en la que dices: “Ahora eres más cruel y realmente nunca escucho”. La incomunicación recorre toda tu obra. Incluso tenías aquel tema llamado “We Never Talked”.

Es que creo que ese fue el drama durante 25 años. Kennan estaba desesperado por que lo comprendieran y escucharan. Por mi parte, yo no sabía comunicarme bien. La lucha era constante. La comunicación era un verdadero problema para mí. Todo aquello causó mucho dolor.

Siempre has sido bastante visceral en tus letras, pero aquí escribes las que me parecen más específicas. ¿Hubo algún artista o disco que te diera “permiso” para ser tan directa?

Lo que me cambió fue que él no estuviera. Empecé a ver que era capaz de hacer cosas, que tenía ciertas habilidades. Durante mucho tiempo sentí que no tenía nada de eso. En otra situación, había trabajado más duro en la composición, en hacer que la poesía “funcionara”, y esta vez no me importaba nada de eso.

En estos últimos años hemos visto florecer a una gran generación de cantantes y compositoras indie rock. ¿Has estado escuchando a Angel Olsen o Sharon Van Etten? Yo creo que ellas te han escuchado.

No escucho mucha música en realidad. Ahora escucho más. Siempre me ha gustado Angel Olsen, pero tampoco me entero mucho de lo que pasa. Siempre he vivido en una especie de burbuja. Ahora prometo prestar más atención, porque es divertido descubrir cosas nuevas y averiguar cómo encajas en este mundo a nivel de colaboraciones o lo que sea. Pero no escucho mucha música. Prefiero escuchar a gente hablando de cosas o ver películas.

¿Cuál es la última buena que has visto?

Uf, veo tantas… ¡Y ahora mismo no me acuerdo de ninguna! Me he metido mucho en las series. Me encantó “Bloodline”. Soy una gran fan de Ben Mendelsohn. También me gusta Ricky Gervais y querría ver “After Life”, pero no sé si va a ser demasiado y me va a hacer llorar. No quiero llorar.

En los doce años transcurridos desde “Outlaster” la industria musical ha ido mutando a pasos agigantados y veloces. ¿Qué es lo que más te está costando de asimilar en estos tiempos que has elegido para relanzar tu carrera?

Estoy en mitad de un proceso de reeducación sobre la industria. De momento no sé muy bien qué está pasando. Pero sé que el coronavirus lo ha hecho todo bastante difícil. Alguien se pone enfermo y todo se cancela. Ya es un verdadero dolor de cabeza salir de gira, y si encima has de preocuparte por eso, peor todavía. Estoy pensando en la idea de dar conciertos en salones de casas. Hice dos en Bélgica y me gustó; fue divertido. Pero no tengo ni idea. He de ver todavía qué está pasando. Pregúntame dentro de un año y entonces quizá sepa decirte de qué va esto. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados