Antes de publicar su primer LP ya estaban en boca de todo el mundo. Hijos pródigos de Dan Carey, el productor referencia de la nueva hornada del rock británico, Squid hacen gala en “Bright Green Field” de un post-punk ecléctico y nervioso, gusto por desarrollos ambientales y tendencia al alarido neurótico.
El post punk está viviendo su cuarto advenimiento en el Reino Unido. Si ya grupos como black midi, Goat Girl o Shame venían dando pistas de un cierto revival de un rock angular e imaginativo, los debuts en formato largo este 2021 de Black Country, New Road y Squid nos confirman que en Londres se ha gestado algo, cuando menos, interesante. Si bien las circunstancias han privado a Ollie Judge (vocalista y batería), Louis Borlase (voz y guitarra), Arthur Leadbetter (teclados), Laurie Nankivell (bajo) y Anton Person (guitarra y voz) de hacer la gira por festivales de rigor, se puede decir que, sin salir de casa, se han convertido en the next big thing en el rock británico: el grupo catalizador de toda la tensión acumulada en año y medio de semiencierro casero. Hablamos con Arthur y Laurie para comentar la reciente aparición de “Bright Green Field” (Warp-Music As Usual, 2021), un álbum con nervio donde convergen Neu! y los primeros Foals; XTC y LCD Soundsystem.
¿Empezasteis Squid en la universidad?
Arthur: Sí, fue un poco algo que surgió de manera natural al ir conociéndonos en Brighton. Descubrimos que compartíamos intereses más o menos comunes, quedábamos para tocar en casa de unos u otros, e iban saliendo melodías y riffs que poco a poco fuimos convirtiendo en canciones.
¿Qué música teníais en mente por aquel entonces?
Arthur: Más que artistas concretos, teníamos interés por ir descubriendo cosas. Escuchábamos mucho ambient, mucho funk, electrónica… Y lo íbamos compartiendo. No pensábamos en un grupo concreto como referencia, era más algo acumulativo. Además, veníamos de entornos y educaciones musicales muy distintas.
Laurie: Creo que, sobre todo, compartíamos la curiosidad y el proceso de ir descubriendo música juntos.
De hecho, algo que se transmite en vuestra imagen es que sois un grupo muy democrático, sin imposiciones creativas o referenciales de un líder.
Arthur: Sí, no hay un escritor de canciones principal en el grupo, y para que una canción pase el corte tiene que gustar a todos los miembros. Siempre lo hemos hecho así, es lo que nos funciona de manera natural.
“Vivimos en una etapa complicada de la historia reciente de Europa, la más aislacionista en 50 años. Particularmente para la música en vivo: para los grupos británicos jóvenes siempre fue un paso muy importante salir a Europa continental y girar”
Arthur Leadbetter
Conseguisteis que el público y los medios se fijaran en vosotros con vuestro segundo EP, “Town Centre” (2019). Desde entonces, cada movimiento que habéis hecho os ha dado más notoriedad. ¿Sentisteis presión a la hora de sacar un primer LP?
Arthur: Yo, personalmente, no. Sé que, por ejemplo, Ollie sí que la sentía, es algo que a veces decía cuando estábamos grabando, pero pudo con ello. Para mí, la idea de poder crear un trabajo largo, coherente… la verdad es que fue más excitante que otra cosa. El proceso de toma de decisiones que lleva al álbum, aunque pueda ser exigente, me resulta muy divertido. Pero, bueno, era nuestro primer disco, íbamos aprendiendo el proceso a medida que lo hacíamos. ¿Tú sentiste presión, Laurie?
Laurie: No, la verdad es que no. Para mí era algo totalmente nuevo: la idea de sacar todo un LP, el proceso de creación… Estaba nervioso en cuanto a que no tenía esa experiencia de disponer de mucho tiempo en el estudio, y que las cosas fueran evolucionando lentamente. Pero estoy muy contento con el resultado.
¿Sentís que sacar un disco largo sigue siendo un momento importante en la historia de una banda, incluso en la era del streaming y las playlists?
Arthur: Para nosotros, lo es. De hecho, en buena medida era un objetivo a alcanzar. Entiendo que a día de hoy es muy difícil que alguien se tome el tiempo de sentarse a escuchar una obra de un músico durante cincuenta minutos. Pero, al mismo tiempo, creo que quien lo haga puede conseguir un tipo de placer distinto al que obtienes escuchando canciones sueltas. No mejor ni peor, distinto. Vivimos en la era de la gratificación inmediata, del estímulo-reacción, un álbum te fuerza como oyente a ser paciente y a dejarte llevar. Es verdad que hay artistas a los que les funciona sacar exclusivamente singles y está bien que sea así, pero para nosotros nunca fue suficiente. También es verdad que el álbum como formato es parte de nuestra educación musical, y la forma expresiva de los grupos que más nos han influido.
¿Y qué significa que ese álbum salga en una discográfica con la historia de Warp?
Arthur: Fue realmente emocionante. A nivel personal, antes de firmar con ellos había pasado años escuchando cosas que habían sacado, siempre me había parecido que esa mezcla entre la electrónica y la experimentación era muy interesante y, de repente, pasar a formar parte de la discográfica… Tenía todo el sentido del mundo.
Dan Carey, el productor del disco, se está llevando muchas alabanzas últimamente por su trabajo con grupos como Fontaines D.C. o Goat Girl. ¿Qué significó para vosotros contar con él a los mandos?
Arthur: Sinceramente, fue importantísimo. No solo por, digamos, la exposición que te da el trabajar con una figura de su calibre. Va mucho más allá. Es un gran amigo, un músico increíble, es realmente considerado con el grupo, escucha a todos y se adapta a la perfección al sonido que podemos estar buscando. Y, sobre todo, es alguien que cree profundamente en lo que hacemos, en su trascendencia y en que vale la pena seguir adelante, independientemente de lo que puedan pensar, potencialmente, el público o los medios. Hace que el trabajo en el estudio sea precisamente crear algo de lo que nos sintamos orgullosos.
Laurie: Nos ayudó a sentirnos muy seguros de nosotros mismos. Al principio, no podíamos evitar preguntarnos “¿le gustará esto a la gente?”. Sin embargo, gracias a Dan nos quitamos esas ideas de la cabeza. Solo nos importaba que nos gustara a nosotros.
El disco está marcado por un tono distópico, por un ambiente tenso y pesimista…
Laurie: Sí, supongo que era inevitable. Compusimos y grabamos el disco a la vez que vivíamos el Brexit y la pandemia. Algo de esto tenía que reflejarse en él, aunque no fuera una decisión tomada de antemano. Simplemente, el mundo ahí afuera era una mierda. No es que dijéramos “vamos a hacer un disco de tono distópico”: salió inevitablemente así. Lo que sí es verdad es que, por ejemplo, leímos mucho a escritores como Ballard en el proceso de composición y grabación. Supongo que esos referentes también se filtran.
Hablando del Brexit: siempre habéis sido un grupo con mucha influencia del krautrock, entre otras cosas. ¿Teméis que con los cambios legales y la dificultad para tocar en el extranjero estos procesos de influencia mutua entre el Reino Unido y el resto de Europa desaparezcan?
Arthur: Vivimos en una etapa complicada de la historia reciente de Europa, la más aislacionista en 50 años. Particularmente para la música en vivo: para los grupos británicos jóvenes siempre fue un paso muy importante salir a Europa continental y girar; intentar hacerte con un público. Ibas a Francia, dabas unos conciertos y ya está. No había papeleo, no había gastos extra absurdos, era una situación muy natural.
Laurie: También pienso en gente como David Bowie, su carrera no hubiera sido lo que fue si no se hubiera ido a Alemania a mediados de los 70. Imagínate que nos hubiéramos quedado sin los discos que hizo en Berlín...
“Yo no hablaría de una escena musical en sí misma, creo que ese es un concepto que ya no tiene demasiado sentido. Los vínculos no se dan de la misma manera que hace veinte años”
Laurie Nankivell
Precisamente estos impedimentos legales coinciden con un cierto resurgimiento del rock británico, grupos como vosotros, Black Country, New Road; Dry Cleaning, Goat Girl o black midi… ¿Creéis que hay vínculos entre todos vosotros?
Arthur: Bueno, antes de la pandemia todos estábamos girando mucho, o bien tocábamos juntos o bien nos íbamos a ver los unos a los otros. Creo que, generacionalmente, tenemos un aspecto en común: somos muy eclécticos en cuanto a nuestras influencias. Nos gustan muchas cosas y hemos estado muy expuestos en nuestra educación musical a todo tipo de sonidos, y eso ha llevado a que muchos de nosotros no tengamos miedo a experimentar. Pero no creo que la experimentación de estos grupos que mencionas vaya necesariamente en la misma dirección.
Laurie: Yo no hablaría de una escena musical en sí misma, creo que ese es un concepto que ya no tiene demasiado sentido. Los vínculos no se dan de la misma manera que hace veinte años. Nosotros no vivimos muy cerca los unos de los otros, las cosas han cambiado.
La mayor parte de estos grupos son londinenses. ¿Se ha acabado el influjo norteño en el rock británico?
Arthur: Creo que no. Es verdad que los grupos del norte tienen algo menos de exposición en los medios, eso sí. Hay grupos increíbles. Por ejemplo, Keg, que son de Yorkshire. Aún no han sacado nada, pero sus directos son espectaculares.
¿Sentís que la etiqueta post-punk os limita?
Arthur: A veces, sí. Porque al oír que un grupo hace post-punk se te viene inmediatamente un sonido a la cabeza, es inevitable, una asociación mental, una forma concreta de tocar la guitarra o de cantar. Y, bueno, muchos grupos de post-punk han sido una gran influencia para nosotros, pero también lo han sido el jazz, el ambient o la clásica contemporánea. Yo no nos veo como un grupo de post-punk, pero tampoco es una asociación que me disguste que hagan con nuestra música.
De entre el repertorio de “Bright Green Field”, me ha impresionado particularmente “Global Groove”, una canción que rompe con el sonido del resto del álbum.
Arthur: Es una canción que ha dado muchas vueltas. Al principio era muchísimo más electrónica, pero al ir a preparar el LP a Chippenham cambió totalmente, al construirla a partir de un sample y de una línea de bajo extraña. El disco es bastante rápido, en general, y el atrevernos a probar otros tempos fue interesante. Respecto a la letra, la escribió Ollie después de ir a una exposición de Nam June Paik que le impresionó mucho.
Laurie: También hay ese extracto de un programa de radio… Es una canción muy curiosa, tiene algo de collage.
Hay algo en ciertos elementos de vuestro sonido que me lleva a la explosión indie de alrededor de 2005, a grupos como The Rapture o LCD Soundsystem. ¿Estáis canalizando influencias preadolescentes?
Arthur: En mi caso, no, creo que la mayor parte de los miembros del grupo nacimos en 1994 o 1995. Yo no escuchaba a esos grupos en el instituto, pero creo que algún miembro de la banda sí. De hecho, a esa edad yo casi no escuchaba música más allá de lo que pusieran mis padres en casa. Pero entiendo de dónde puede venir la conexión. ∎