DISCOS ROCKDELUX44 SEPTIEMBRE 2018 RDL 375la omnipresencia de la guitarra y, sobre todo, el piano. Melancolía no exenta de autoflagelación, cierta fi-jación con Dios (“When Your God Turns Your Troubles Into Miracles”, “Can I Be Your God?”) y mucho hu-mor, como en el delicioso single “Oh, Tokyo!” y su encantador aire a los sesenta, revisitado desde una óp-tica actual. Él se lo guisa y él se lo come, y los infalibles Cristian Pa-llejà y Ferran Resines lo registran fiel y brillantemente en sus estu-dios Caballo Grande. Si necesitas un buen lameheridas, aquí lo tienes. ESTEVE FARRÉS KYLIE MINOGUE“Golden”BMG–COUNTRY-DANCE Hemos tenido a la Kylie bubblegum, a la Kylie ci-berdélica, a la Kylie casi indie, a la Kylie orquestal... Y ahora tenemos a la Kylie country, un giro inesperado que no es un verdadero volantazo: Minogue aún suena en “Golden” absolutamente dance, recordando los híbridos de guitarras con ele-mentos EDM de la Taylor Swift de “Red” (2012) y el Avicii de “Wake Me Up” (2013); participa un colabora-dor de ambos, Nathan Chapman, productor/compositor de Nashville, donde Kylie encontró la inspiración y se grabó gran parte del álbum. Un single tan efectivo como “Dan-cing” insinuaba que quizá, después de todo, esta nueva reformulación no era mala idea: la combinación de club y country, de guitarras acústicas y pianos house, funciona realmen-te bien en este himno sobre bailar hasta el último aliento. Pero siguie-ron singles más discretos, como el country-afropop de poca enjundia “Stop Me From Falling” (en la versión deluxe, también en versión bilingüe con Gente de Zona) o una “Golden” en la que para remarcar el elemen-to western... se recicla el tema de Ennio Morricone para “El bueno, el feo y el malo” (Sergio Leone, 1966); demasiado fácil. En el cómputo final de “Golden”, misses ganan a hits, pero estos últi-mos existen. A pesar de su produc-ción básica, “One Last Kiss” eleva el ánimo con su estribillo exuberante, igual que “Raining Glitter”, mano a mano con Eg White, quien ya ayudó con “Cosmic” en “X” (2007). Y “Lost Without You” no merecía ser bonus track, sino single. Otros temas calan por cuestiones puramente lírico-es-pirituales: “I wanna find love / get away from everyone who tells me it’s too late”, canta Minogue en “Li-ve A Little”, recordando, como en otras partes del disco (“Dancing”, el tema sobre citas “A Lifetime To Re-pair”), las posibilidades infinitas de la mediana edad. Uno está vivo hasta que no lo está. JUAN MANUEL FREIREBALAGO“El demà”FOEHN–ELECTRÓNICA AGORERA La for-mación de La Garriga es un pilar en la reserva de la biosfera sonora de este país y lo vuelve a demostrar con su último larga duración. Tras escalar una de las cotas más altas de la electrónica oscura nacional con “Darder” (2013), David Crespo –único miembro fijo de la banda– y Guim Serradesanferm regresan con un nuevo tratado de dark ambient, hauntology, post-dubstep, neoclási-ca hipnagógica y esos derivados de raíz fatalista y/o melancólica que in-vitan al abatimiento anímico.Una masa sonora tan fascinante como desasosegante, que articulan con recursos que manejan como na-die en nuestro territorio: grabaciones de campo inquietantes, texturas con mucho grano, samples perturbado-res, reverbs abrasivas, loops acongo-jantes, el sacrificio del beat a favor de una atmósfera asfixiante, y hasta la introducción de órganos y can-tos sacros (la demoledora “El buit”).Todo ello amoldado bajo una guía cinemática –de hecho, en “Nega-ció”, uno de los cortes más excep-cionales del lote, aflora la pista de Vangelis y Jóhann Jóhannsson– que podría perfectamente acoplarse al trayecto desolador de ese padre e hijo de “La carretera” (Cormac Mc-Carthy, 2006) o a otros escenarios de signo apocalíptico. Porque enfren-tarse a este disco se acerca a una sesión de espiritismo donde Leyland Kirby fuera invocado bajo la visión de una catástrofe irrevocable y, de todo ello, emergiera una belleza ine-fable. MARC MUÑOZVARIOS“BC 35”BRONSON–NOISE “BC 35” celebra los treinta y cinco años de los neoyorquinos estudios BC, allí donde Martin Bisi ha grabado y producido a grupos de no wave, noise, jazz, rock, vanguar-dia, hip hop, post-punk e industrial. De hecho son cuatro años más, ya que Bisi los inauguró en 1979 con el nombre de OAO y en colabora-ción con Bill Laswell, pero en 1983 se independizó del bajista de Mate-rial e inició su andadura como inge-niero de sonido, productor (y tam-bién músico) en solitario. No es un disco de versiones o un tributo al uso. Su concepto enaltece la labor de los estudios como un laborato-rio de sonido, esencial en la música neoyorquina de las últimas décadas. Durante un fin de semana de enero de 2016, casi cuarenta músicos que han grabado esporádicamente o re-gularmente en BC se reunieron en el estudio para registrar en directo trece temas improvisados.BOB BERT (batería de Sonic Youth en la época de “Bad Moon Rising”, 1985), J. G. THIRLWELL (aka Foetus), ALGIS KIZYS (Swans), PHIL PULEO (Cop Shoot Cop, Swans), DAVE W (White Hills), RICH HUTCHINS (Live Skull), LAURA ORTMAN (violinista de Stars Like Fleas), BRIAN VIGLIONE (The Dresden Dolls, Violent Femmes) y STEVE MOSES (Alice Donut) son algunos de los convocados. No es una banda para cada tema, sino que se mezclan entre ellos, generalmen-te a partir de la métrica del noise. Hay excepciones como “Downhill”, el tema liderado por Thirlwell y DA-NA SCHECHTER e interpretado con un nutrido coro creado para la oca-sión (The BC Radiophonic Choir), y la pieza de electro-dance “Soft Glitter Cosmos Needs A Pig War” a cargo de TIDAL CHANNEL.Pero la tónica la marcan cortes co-mo “Denton’s Dive”, donde dos ba-terías y dos guitarras (uno de ellos el propio Bisi) realizan un curso acele-rado de rock neoyorquino, agresivo y repetitivo, denso como el asfalto de la ciudad, o “His Word Against Mine”, en el que varios miembros de la banda que arropa a Bisi en di-recto siguen las enseñanzas de los primeros Sonic Youth. La edición en vinilo incluye los mismos trece te-mas, solo que divididos en dos for-matos, once cortes en el elepé y dos en un 7”. QUIM CASASCHROMEO“Head Over Heels”BIG BEAT-ATLANTIC-WARNER–ELECTRO-FUNK Después de quince años revitalizando el (electro) funk desde los márgenes, parece como si finalmente hubiese llegado la ho-ra de Chromeo en el mundo pos-“Uptown Funk” en el que nos en-contramos. Si Bruno Mars gira por todo el mundo llenando estadios y Calvin Harris dedica al género un álbum entero, el dúo canadiense cree que también puede y merece tener un hueco en el mainstream. Para ello, abren estudio permanen-te en California, se apropian de la producción Top 40 con prohombres como Raphael Saadiq, Pino Palladino (D’Angelo) o Rodney “Darkchild” Jer-kins (Brandy, Monica, Destiny’s Child) y reclutan a grandes nombres del urban contemporáneo como ilus-tres invitados.“Head Over Heels” suena caro, exuberante, sofisticadamente pro-ducido en su saqueo del sonido Min-neapolis, el R&B más histriónico, el lounge o el boogie. Y ciertamente contiene algunos hits que debe-rían infiltrarse en la radiofórmula como “Must’ve Been” y “Bedroom Calling”, con el apoyo de DRAM y The-Dream, respectivamente. En los mejores momentos, es otro ejerci-cio de estilo nada oportunista a car-go de unos maestros de la música desenfadada, sin ínfulas y sin mie-do al ridículo. Pero Chromeo tam-bién exhiben unas letras torpes so-JOHN COLTRANE“Both Directions At Once: The Lost Album”IMPULSE!-VERVE-UNIVERSAL–JAZZ Aunque es bastante común la edición póstuma de grabacio-nes cazadas en directo de gran-des mitos del jazz, no lo es tanto el descubrimiento de un álbum completo registrado en estudio y perdido en el limbo de los archi-vos. Así que la aparición de este “Both Directions At Once” es todo un acontecimiento que aña-de un plus de gran valor a la dis-cografía de John Coltrane (1926-1967). La sesión se llevó a cabo en el estudio de Rudy Van Gelder en Englewood Cliffs, Nueva Jersey, durante la tarde del 6 de marzo de 1963, un día antes de que Coltra-ne grabara su disco junto con el vocalista Johnny Hartman. El saxo-fonista de North Carolina estaba acompañado por Jimmy Garrison (contrabajo), McCoy Tyner (piano) y Elvin Jones (batería), el “cuarte-to clásico” que ya había entrega-do “Coltrane” (1962) y “Ballads” (1963) y que cocinaría “Crescent” (1964) y, claro, el mítico “A Love Supreme” (1965). Un período con un Coltrane ya totalmente dispues-to a volar por su propio cielo, pero sin renunciar completamente a pi-sar con los pies en la tierra de la tradición. Todo esto resuena en las piezas de un “Both Directions At Once” que incluye dos composicio-nes (sin título) totalmente inéditas, con el cuarteto engrasado (aten-ción a los solos de Tyner y Garri-son en la marcada como “11386”) y apropiaciones del “Nature Boy” popularizado por Nat King Cole (las improvisaciones de Coltrane a partir de la melodía central son deslumbrantes) y de un “Vilia” sa-lido de la opereta “La viuda alegre” (1905) de Franz Lehár, único tema de estas sesiones que vio la luz (en 1965, en un sampler de Impulse!).Hay también un “Impressions” que daría título al álbum de julio de 1963, aquí lejos de la extensa ver-sión final, y un “Slow Blues” con Tra-ne soplando como un poseso, pero sin perder el horizonte melódico.A propósito de la edición de este disco, el venerable Sonny Rollins ha sentenciado: “Es como descubrir una nueva estancia en la Gran Pirá-mide”. Amén. Los más insaciables (o completistas) deben acudir a la edición deluxe, con distinta por-tada y tomas alternativas de “Vi-lia”, “Impressions” (3), “11386” (2) y “One Up, One Down”. JUAN CERVERATesoro. Foto: Chuck Stewart