Desde La Plata, Él Mató A Un Policía Motorizado han conseguido un público fiel en España.
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212 Heroes

Los héroes de Santiago Motorizado

Él Mató A Un Policía Motorizado es uno de los grupos más longevos y con mayor proyección internacional del rock independiente argentino en este siglo. Combinan energía punk, arrebato noise y melodías pop con letras siempre estimulantes. Sus canciones les han llevado lejos de La Plata, la ciudad que los vio nacer hace casi dos décadas. Santiago Motorizado –cantante, bajista y letrista– nos permite conocer un poco mejor la idiosincrasia del quinteto a través de este repaso heroico.

Por RDL

14. 07. 2021

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A Santiago Ariel Barrionuevo, de 41 años, le gusta hablar de sus héroes personales. Lo hace con generosidad, sin dejarse cercar por las prisas y sin escatimar en detalles. Durante la conversación, afloran emociones de gran calibre. Emoción genuina, sin adulterar. Se nota que no ha elegido a estos héroes a la ligera. Que los considera como tales porque ejercieron una influencia directa y crucial en su vida. Y que en el espíritu artístico de Él Mató A Un Policía Motorizado anidan actitudes directamente inspiradas por ellos. Ser uno mismo, defender una determinada visión creativa aunque sea a contracorriente y articular un discurso personal maximizando en lo posible los recursos de que se disponga.

¿Hay muchos héroes en tu altar particular?

Creo que sí, tengo muchos héroes. Me gusta amar con pasión a mis héroes, a mis ídolos. Me gusta diferenciar entre héroes e ídolos, que no siempre es lo mismo. El ídolo puede estar relajado y generar esa idolatría, pero el héroe tiene que generar una especie de cambio o tener una épica especial. Mis héroes pasan por todos campos, podría hablar de héroes de la música, de héroes de ficción y de héroes futbolísticos. Soy muy futbolero y creo que ahí hay una épica puntual que me conmueve mucho. 

“Encontraba en Joey Ramone un héroe desde la timidez, alejado de las estrellas del rock que se veía en MTV, desde su pasión romántica en cómo escribía y cómo cantaba, desde su tributo constante a sus héroes, a esos artistas que lo influenciaron”

¿Tu primer héroe musical quién es?

Joey Ramone. Cuando empecé a enamorarme de las primeras bandas, en la época de la infancia entrando en la escuela secundaria, empecé a acercarme mucho al punk-rock que había en Argentina. Había una nueva oleada de bandas punk a fines de los ochenta y principios de los noventa, posterior a la primera oleada de los primeros ochentas. Empecé a escuchar bandas locales y esas me llevaron a los Ramones, que eran la influencia directa. Y descubrí un culto a los Ramones muy especial en Argentina, que había empezado en 1989 con una visita medio anónima –todavía estaba Dee Dee Ramone– y que después se volvió a repetir. Se volvió un fervor en Brasil y Argentina, una conexión tan especial que incluso ellos decían que acá llenaban estadios y en Estados Unidos llenaban en locales mucho más pequeños. Encontraba en Joey un héroe desde la timidez, alejado de las estrellas del rock que se veía en MTV, desde su pasión romántica en cómo escribía y cómo cantaba, desde su tributo constante a sus héroes, a esos artistas que lo influenciaron. Algo tan importante y tan tierno pero que a veces no sucede, como si algunos artistas tuvieran una especie de vergüenza de decir “vengo de acá”, algo tan básico y tan ineludible. Me sentía un outsider en esos primeros años de secundaria, alejado, sin poder encajar en el mundo y en la sociedad. Y veía que Joey sorteaba eso a su manera y podía generar una especie de revolución artística y musical. Y también en su vida misma: viajar por el mundo con su arte desde ese lugar. A mí eso me parecía fascinante, que esté ahí frente a una multitud tapándose la cara con el pelo, con los anteojos, totalmente quieto y dando lo mejor, una performance así, única y muy inspiradora. Es mi gran héroe. Luego descubrí que había nacido el mismo día que yo, 19 de mayo, que es algo que llevo con mucho orgullo. Es una tontería, pero me encanta que sea así. Me gustaba tenerlo como referente, aprender de él, tratar de imitarlo y, en esos momentos de dudas y de miedos, pensar en él. Pensar en Joey, en cómo él con todos sus miedos y sus manías, llevaba adelante una revolución histórica para la música. Me parecía lo máximo.

Santi Motorizado, lo que vino después de Nirvana.
Santi Motorizado, lo que vino después de Nirvana.

Casi con lo puesto, con esa devoción por la cultura pop de los sesenta, los Ramones le dieron la vuelta al mundo del rock and roll. Eso es una heroicidad, sin duda.

Exactamente, con los mínimos elementos, arrancando su carrera totalmente subestimados y a pesar de eso yendo adelante porque sabían que lo que tenían era genial… O no sé si lo sabían, pero lo hacían de corazón, tratando de imponer algo que era totalmente nuevo. Hicieron algo heroico. 

¿Cuál es tu disco favorito de ellos?

Si tuviese que elegir uno sería “Rocket To Russia” (1977). A ver, el primero, “Ramones” (1976), es una obra maestra perfecta, pero siento que con “Rocket To Russia” llegan a un nivel, le dan una vuelta a eso que habían presentado en el primer disco, con muchos hits. Y me emocionan mucho todas las canciones. Por otro lado, cuando sacan el último disco, tengo el recuerdo de estar esperándolo. Obviamente los demás no, aún no había nacido. En los ochenta no los conocía y en los noventa cuando empecé a conocerlos recién había salido “Acid Eaters” (1993), pero no viví con esa expectativa la salida de la despedida y también todo lo que significaba. “Adiós Amigos” (1995) es un disco al que le tengo mucho cariño y además me parece un discazo. Hicieron esa gira y los pude ir a ver, tocaron en 1995 en Obras, acá en Buenos Aires. Fue la primera vez que los vi en vivo, tenía 14 años. Y después en la despedida, en el estadio de River Plate en 1996, también. Tocó antes Iggy Pop, fue como una especie de festival increíble y tengo esas dos noches en el recuerdo para siempre.

Tenías la edad perfecta, además, para que todo aquello multiplicara su significado.

Totalmente, fue mi importante en mi vida y en las ganas de querer tener una banda. Indudable.

Otra cosa importante de los Ramones es que demostraban que si tenías las ganas y la necesidad de tocar tus propias canciones, ya estabas tardando. Que ahí tenías el escenario. Y que, si ellos lo habían hecho, por qué no ibas a hacerlo tú.

Eso es lo más heroico de todo esto que estamos hablando. Esa inspiración total, inmediata, directa, hacerte entender que con los mínimos recursos uno puede hacer algo mágico. Entenderlo así es lo más inspirador que puede haber.

“Para mí hay algo heroico en Maradona. Incluso en el pico de su carrera como futbolista hizo cosas rarísimas en contra de la corriente, en contra del lugar común”

Imagino que en el altar también ibas colocando a héroes futboleros.

Sí, el primero que podría mencionar es Maradona. Yo era muy pequeño cuando su auge, en el Mundial de 1986. Tengo recuerdos del Mundial de 1990 en Italia, aunque todavía era pequeño y no lo viví como en su retorno en 1994, en el Mundial de Estados Unidos. Toda la épica del regreso del ídolo y de toda una generación que lo volvía a ver. Todo ese retorno tuvo una épica inigualable, muy de película de “Rocky”. Las cámaras iban a filmar el entrenamiento y él con cualquier cosa te sacaba una frase genial. Eso terminó mal, pero incluso que terminara así también le da épica a la situación. Era un héroe totalmente diferente, que rompía con el lugar común constantemente, que siempre estaba para decir algo inesperado, para hacer algo inesperado no solo futbolísticamente en la cancha, sino fuera. Era una persona que se veía que sentía con mucha intensidad. Con el tiempo lo vi como un error en un deportista, que alguien esté a flor de piel con los sentimientos. ¡Los deportistas de superelite de hoy son tan fríos! Me parece lógico, lo entiendo. Veo la NBA, la frialdad de los cracks. En el fútbol, Messi y Cristiano tienen un grado de frialdad para estar en constante rendimiento. Ver a Maradona viviéndolo de otra manera, a este ritmo, con esa locura. ¡Y consiguiendo! Ganar un Mundial, ganar torneos imposibles con el Napoli. Eso me parecía superheroico. Y mil cosas más. La vida de Maradona está cargada de un montón de cosas a nivel político, social, lo que sea, que no hacen más que sumarle épica a toda la historia, a todo el relato. Tengo el recuerdo de ese Maradona jugando el último Mundial, terminando mal, pero esos dos partidos fueron de una felicidad tan potente que los argentinos tienen un buen recuerdo a pesar de todo. Eso es rarísimo. En el Mundial de Brasil 2014, Argentina llega a la final y pierde. El resultado sería más celebrado que aquel Mundial que terminó en octavos de final, pero el público tiene mejor recuerdo. Había una carga de algo que ya no existe, o por lo menos ya no existe para nosotros o no sé si existirá en el fútbol, de elementos que hicieron que ese recuerdo quedara para siempre. Dos partidos jugó Maradona, los jugó genial, ya viejo, ya gastado, ya en el final de su carrera. Y, a pesar de todo lo que pasó después, lo bueno perdura. En el deporte no puedo considerar algo más heroico. Obviamente amo a Messi, es mi héroe actual. Incluso me encanta que sea diferente a Maradona, diría que es más parecido a Joey Ramone.

Él Mató A Un Policía Motorizado elogian a Carolina Durante.
Él Mató A Un Policía Motorizado elogian a Carolina Durante.

El perfil heroico de Maradona conecta con Joey Ramone porque también es una estrella pop. Y dentro de esa categoría, más una estrella rock o punk.

Totalmente. Hubo una época muy rockera en Argentina, en la cultura en general, en los noventa. Fueron las primeras visitas de los Rolling Stones y Argentina se volvió un país de mucho rock and roll. Y Maradona empatizó enseguida con eso. Se juntaba con las estrellas, con Calamaro, con Charly García, Fito Páez. Estaban de gira haciendo lo que hacen las estrellas del rock, sin parar. Era una cosa rarísima, a la distancia uno lo ve raro. Sabíamos que era así Maradona, todo se iba enlazando fácilmente, pero hoy es tan raro que pasen estas cosas en este fútbol tan profesional… Cualquier fiesta de Neymar es titular cinco días porque es inaceptable, pero aquel mundo era tan anárquico y a la vez tan divertido… Y también tenía su cuestión heroica. Para mí hay algo heroico en Maradona. Incluso en el pico de su carrera como futbolista hizo cosas rarísimas en contra de la corriente, en contra del lugar común. Más allá de si estemos de acuerdo o no, hacerlas me parece heroico. Primero ir a un club chico como el Napoli, ningún jugador que yo sepa en el pico de su rendimiento fue a un club chico. Y en el pico de popularidad y reconocimiento fue a visitar a Fidel Castro, en una elección política significante. Él vivió en la miseria máxima acá en la Argentina y sintió empatía por un gobierno que prometía tener el foco en los más necesitados. Y esto va más allá de cualquier discusión que podamos tener de política, de Cuba, de lo que sea. Siempre tuvo una ética política muy pasional, obviamente muy de blanco y negro, la podemos discutir o no, qué importa. Lo hizo sin medir consecuencias, sin medir sus likes en Instagram –que no existía– y sin querer estar en un promedio de agradar a todos, siguiendo sus propias convicciones con real sinceridad. Eso para mí es heroico y nunca lo volví a ver. 

Hablemos de los héroes musicales que te pillaron más cerca. De músicos argentinos que entren en esa categoría.

A nivel local tuve dos héroes. Uno era Julián Ibarrolaza, cantante de una banda de mi ciudad, de La Plata, que se llamaba Embajada Boliviana. Eran como nuestros Ramones locales, con esa misma épica muy emotiva de canciones románticas, con superguitarras, con la suciedad del punk-rock. Generaba todo eso que hablamos hace un rato de hacer las cosas uno mismo con los recursos que haya a disposición pero de manera más cercana, porque era un pibe de la ciudad. Nos llevaba cinco o seis años, era más grande que nosotros. Compré un casete que ellos vendían. El papá del bajista trabajaba de empleado en una concesionaria de autos y había que ir hasta ahí a preguntar por el casete de la banda del hijo para comprarlo. Era una cosa casera con una fotocopia que era la portada. Recuerdo el día que lo puse en mi casa, cómo entraba la luz por la ventana. Tenía un radiograbador General Electric y ahí cambió mi vida; eso lo tengo muy claro. Ellos no están orgullosos de aquel casete porque suena muy mal, muy desprolijo, es como una especie de ensayo grabado con un micrófono, superanárquico todo. Cuando escuché eso no me lo podía creer, me parecía la revolución total, lo mejor que había escuchado. Teniendo en cuenta esa urgencia, sabiendo que eran de la ciudad, entendía que era desprolijo, pero lo que me importaba era qué me estaban transmitiendo esas canciones, las letras, cómo canta Julián, la pasión que tiene este tipo para cantar. Me imaginaba el peor contexto, la sala en que estaban grabando eso, y a él con los ojos cerrados cantando como si fuera la última vez de su vida. Me partió la cabeza. Me pareció superheroico lo que hicieron. Fue muy importante para mí. Y otra heroína, un poco después de aquellos años, fue Rosario Bléfari, cantante de Suarez. Terminaron en los primeros 2000 y hace unos años tuvieron unas reuniones muy emotivas. Eso fue cuando dejamos un poco el punk y nos metimos más en la cultura alternativa, la que empezaba a imperar a mediados de los noventa con Nirvana y todo lo que vino después. En la escena local estaba Suarez haciendo algo increíble, haciendo algo único, muy propio, que tenía algo de Sonic Youth, pero también cosas muy melódicas que no sé de dónde venían. Ella como cantante, como frontwoman, generando algo también muy inspirador. Desde un lugar muy tierno, muy real, muy profundo, que estéticamente te volaba la cabeza ver cosas nuevas en sus videos, en sus shows, en sus canciones, en su manera de escribir. Con los dos tuve la suerte de compartir momentos, musicales y de la vida. Los llevo en el corazón a los dos. Rosario falleció el año pasado y… (se emociona hasta las lágrimas)… estaba siempre muy cerca de los músicos nuevos, era muy cariñosa… Y eso era heroico. Era una persona que no podía vivir sin estar haciendo cosas todo el tiempo. Actuaba, hizo películas geniales, hacía arte visual, teatro, no paró de hacer canciones. Era una artista increíble, nunca conocí a nadie igual. Y era una persona increíble también. 

Además, tanto Suarez como Embajada Boliviana cantaban en castellano, algo que, supongo, multiplicaba el impacto de las canciones.

Es el plus de inspiración también. Las palabras, las cosas que dice alguien tan cercano. Un vecino tuyo está diciendo esas cosas increíbles y te motiva. Dices, “quizá yo me pueda sentar a escribir algo, me pueda animar”. Los dos, Julián y Rosario, toda su pasión, conocerlos y ver que todo está relacionado, ver que viven con esa pasión la música y el arte. Uno entiende todo inmediatamente, de dónde salían esas palabras. Es muy inspirador.

“En la escena local estaba Suarez haciendo algo increíble, haciendo algo único, muy propio, que tenía algo de Sonic Youth, pero también cosas muy melódicas que no sé de dónde venían”

¿Esa frialdad y profesionalización extrema del fútbol contemporáneo de que hablabas, ha restado interés o apego hacia el deporte?

No, no, para nada. Si no estuviese Messi ahora en la selección no tendría una motivación para verlo. Soy muy futbolero, me encanta ver jugar a la selección, es lo que más me divierte actualmente. Pero me doy cuenta de que soy hincha de los jugadores, tiene que haber jugadores que me motiven para verlo. Siempre aparece alguien, por suerte. Estaba Batistuta, un jugador que amaba, que con pocos recursos se hizo cargo de la selección post-Maradona. No le fue muy bien a la selección, pero, así y todo, Argentina siempre llegaba al Mundial como posible candidato. Y era gracias a sus goles, que inventaba de la nada, porque era un jugador con limitaciones. Pero hacía goles, que es lo importante en este deporte. Y después la aparición de Messi. Se retira Batistuta en 2002 y en el Mundial siguiente, 2006, ya aparece Messi. Se le comparó con Maradona porque era ver a alguien que se sacaba a cinco jugadores de la nada. Incluso el fútbol extrañaba un poco ese tipo de jugadas. Esos primeros años 2000, de esas Champions League con muchos equipos italianos que terminaban 1-1 o 1-0. Muy diferente a lo que es la Champions ahora. En el fútbol se había llegado a un nivel tan físico que pensábamos que ya no íbamos a ver a un jugador que pase a cinco corriendo, porque no hay espacio para eso. Y de repente aparece Messi y es una doble revolución, es la esperanza de que Maradona vuelva a nacer, la segunda venida del salvador. Disfruté a Messi todo el tiempo, me hice fanático del Barça por él. Soy muy amante de Messi. Ya es grande, ya tiene 34 años, pero, para su juego, que siempre fue muy físico y de velocidad, ver cómo se va adaptando a otros recursos que terminan en gol me encanta. Quizá extrañemos esas apiladas de seis jugadores, pero este Messi ya maduro también me emociona. Me encanta haberlo vivido.

¿Cuál es tu equipo argentino?

El Gimnasia de La Plata. Es un equipo muy pequeño, el rival histórico de Estudiantes. Lo más popular que tuvo es que Maradona, antes de morir, fue el director técnico. Fue su último trabajo, estuvo un año y nos salvó del descenso. Fue una revolución para la ciudad y para el club. Que de repente esté Maradona con el buzo y el escudo del Gimnasia, tirando frases y peleándose con Estudiantes, fue lo mejor que le pasó al club, sin duda. Quizá se enojen algunos conmigo, pero para mí fue lo mejor esos meses compartidos con Maradona.

Gimnasia es el equipo modesto de La Plata, vaya.

Es el equipo pobre, el más popular, su público más popular quiero decir. El otro es el club más de los ricos. Esas divisiones son un poco falsas, porque hay popular y ricos en todas las tribunas. Estudiantes ganó todo: Copas Intercontinentales, casi le gana al Barcelona de Messi, Copa Libertadores. Ganó todo. Y Gimnasia, nada. Estamos esperando el milagro eternamente. Que haya estado Maradona para mí vale más que cualquier copa.

Volviendo al ámbito artístico. ¿Algún héroe recién llegado al altar?

Hay un montón de artistas nuevos que me inspiran, no sé si llegan al nivel de héroes. Hace poco conocimos a los Carolina Durante, hicimos una canción juntos, y les decía… me ponía en mi posición de mayor que ellos, me quería hacer el sabio, ponía mi voz más gruesa para que me escuchen con atención… y les contaba que había nacido en un mundo en que el rock estaba en primer plano, era lo nuevo, lo fresco, lo juvenil, lo que nos inspiraba a toda la juventud y que eso no estaba sucediendo ahora. No se lo estaba descubriendo yo, pero les quería marcar que para mí era muy heroico y muy inspirador ir de gira por España y ver que había una banda de chavales muy jóvenes que estaba cortando con esa tendencia de que lo nuevo, lo fresco y la moda estaba más con la música urbana, con el trap o con el reguetón. Cuando volví a Argentina dije: “Pero paren, porque hay unos chicos en Madrid que con esos recursos con que nosotros crecimos –el rock, las guitarras, el punk– y también con su personalidad, con su humor y con su impronta, que tiene que ver también con el pop español histórico, que están cortando con todo”. No están llevando al público nostálgico nuestro, de nuestra generación, aunque también lo están haciendo. Están con un montón de pibes nuevos fascinados con esa música. Me pareció un fenómeno que iba un poco contra la corriente, un fenómeno cultural que me encantaba y que valía la pena mencionarlos como estandarte de eso, aunque sé que hay otras bandas que acompañan un poco el movimiento. Y les quería aclarar eso, que me parecía genial y que me parecían geniales ellos. Los vi en vivo y me encantaron, porque tienen esas cosas de la música con la que crecí y que siempre me inspiró. Y eso me genera una empatía directa que me emociona. Y me parece heroico totalmente. ∎

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