Las entradas se han agotado. Las distancias cortas de la sala parecen anticipar algo grande o parecido a grande. Se nos informa de que uno de los vocalistas de The Blind Boys Of Alabama, Jimmy Carter, no estará sobre el escenario por una indisposición de última hora. El bloque inicial de cuatro canciones lo protagonizan solo los estadounidenses. Y cuando el primer tema empieza a caminar –una versión de “People Get Ready”– da la sensación de que esa ausencia se va a notar. Y así será. O igual el problema no será solo culpa de esa ausencia. Caen luego “Spirit In The Dark”, “Conference Table” y “I Shall Not Be Moved”. Suenan a fuego sin llama. Son más rescoldo que brasa. Calor para quien no quiere quemarse ni sudar. Son la barba de la Gran Esfinge de Guiza contemplada en el Museo Británico de Londres, con aire acondicionado. Había un latido coral en discos suyos recientes –“Spirit Of The Century” (2001), “Higher Ground” (2002) o el “There Will Be A Light” (2004) con Ben Harper– que se ha evaporado. Bueno, relativamente recientes; pero qué lo es en una formación que se creó hace más de ocho décadas.
Aparecen entonces en escena Amadou & Mariam y todos juntos, las dos formaciones, interpretan “Welcome To Mali” y “Bamako To Birmingham”. Sube la temperatura. Pasan cosas. Por algún motivo, la pareja africana transmite otro tipo de sinceridad y de estado de ánimo. También otra empatía. Arrastran más al resto y al respetable. Se quedan al mando del siguiente bloque de seis canciones (“Mon amour, ma chérie”, “Baara”, “Dogon”, “Mokou Mokou Blues”, “Sabali” y “Dimanche à Bamako”) y su letanía eléctrica, con la guitarra de Amadou avivando la hoguera, con menos almidón y más naturalidad, se sacude y nos sacude algo del bourgeois blues que se respira en la sala. Entre el público –teatro lleno, recordémoslo– cuento tres personas de raza negra. Hablamos de aquel blues al que aludía Lead Belly en su canción del mismo título de 1939, justo el año en que se fundaron The Blind Boys Of Alabama. ¿Alguien la recuerda? Cuánto ha llovido desde entonces. ¿Pero ha calado?
Llega entonces la versión de “Down In The Hole” que The Blind Boys Of Alabama hicieron para la serie “The Wire” (2002-2008). Alborozo. Parece que todo dios la conoce. En HBO estarán contentos. Y Tom Waits, también, supongo, porque la reacción del público ante el anuncio es de las más efusivas de la noche. La interpretación cumple con lo esperado, pero deja en el aire la misma pregunta (y respuesta) que nos llega con la próxima canción, “Two Cultures, One Beat”. Es la siguiente: que si este directo pretendía ofrecer un diálogo-fusión entre Bamako y Birmingham, parece que más que ante eso estamos en un concierto donde cada una de las partes muestra sus virtudes (en general, cortas de éxtasis), con la otra sumándose como actor secundario o ayudante de producción al show del prójimo. Y viceversa.
Desde aquí y hasta el final, estándares como “Amazing Grace” –encajada en un molde que podría haber sido el de “House Of Rising Sun”– y “If I Had A Hammer” a cargo de los estadounidenses y la aparición de los africanos en “I Can See” y “Willy Kataso” rematan una noche que se queda en agradable y no alcanza a ser sanadora. Que no se suelta el pelo y acaba dejando con hambre, que alimenta más el confort de la nostalgia dulzona en vez de pellizcarnos donde pica pero espabila. ∎