El Cinema Usera es un lugar al aire libre ubicado en lo alto de una de las zonas de población trabajadora de Madrid. Las películas que se proyectan durante el verano las empezó decidiendo una comunidad vecinal hasta que una empresa privada se hizo cargo. A pesar de esta transición, el enclave conserva un discreto hechizo, un páramo para escapar de la cotidianeidad del barrio y un espacio que atrae a Jerva, quien ha trasladado hasta aquí a Isidro “I-Ace” Acedo y Javi “Harto” Rodríguez para hablar de su reciente trabajo, de lo que ha significado para cada uno y de los frutos de la evidente camaradería existente entre ellos.
Los continuos cambios no han impedido que ANTIFAN también conserve un poder persuasivo que parte de la “asquerosa” etiqueta del género urbano hasta el trasfondo pop de muchos matices que hay en “La caída” (Sonido Muchacho, 2023): “Es un buen refrito de muchas cosas, no sé si se podía esperar o no, pero el cambio heavy fue del rap al post-punk. Creo que hay menos salto ahora”. Isidro ha sido uno de los ideólogos de toda esa mutación, que inició la huella indeleble de Agorazein en “Un daño” (Agorazein, 2017) y pasó por un disco con una sonoridad mucho más homogénea en “Puede ser una mala racha” (Sonido Muchacho, 2019).
“El hecho de que tenga más elaboración, también el tratamiento musical en general, parte de que no queríamos que fueran todas las canciones parecidas, como podía pasar en el otro disco. No queríamos que todo fuera triste y oscuro, eso para empezar. Y luego no queríamos que todo sonara igual”. Junto con Isidro, Javi se ha encargado de sonorizar esta nueva identidad, que combina las guitarras acústicas de “Retrocediendo” con otras “más heavies que tienen un punto de modernidad, que no usan distorsiones sino ‘bitcrushers’, una distorsión más digitaloide”, como las de “(No) sigas mis pies”. O que pasan del pop convencional a la pegada industrial en un disco que Isidro considera “de productores” pese a las reticencias de su vocalista.
Jerva, por su parte, ha culminado un proceso que ya había comenzado en su trabajo anterior. “Yo le he dado mi experiencia personal y creo que lo he hecho totalmente diferente. He pensado en melodías, en estructuras, me he saltado todas las partes fáciles que puede tener un rap de siempre”, explica. El autor de las letras se había enfrentado a un vacío inspiracional que ocupó con la novela “La caída” (1956), de Albert Camus: “Eso fue una casualidad. A mí me gusta leer, estaba un poco bloqueado, tenía ganas de contar cosas que no sabía qué eran, no me las había encontrado. Y empecé a leer ese libro y ya solo el nombre me gustó, todo tenía mucho que ver con la situación en la que estaba y lo que estaba pensando. Iba a ser solo para un tema. Y seguí leyendo, seguía habiendo frases que me motivaban a ir escribiendo”.
Y de ahí nacen canciones que tienen que ver con el desencanto, con el hastío de afrontar los días o la normalización de la muerte, como “Honestamente”, en la que Jerva desea “ojalá que me encuentren, inflado como un globo en el baño, que lleve por lo menos un año, que el vecino llame porque ha calado”. Pero la cuestión no es tan trascendente y arranca de una perspectiva existencialista del propio Camus que describe el cantante: “Asumir que esas cosas pasan en la vida y que te pueden encontrar inflado como un globo en el baño no es ni triste ni divertido. Es lo que es. También se basa un poco en la filosofía del absurdo. No hay nada tan importante; hay cosas que simplemente tienes que aceptar y a mí ese punto me parecía muy interesante”.
Entre la profundidad lírica y la heterogeneidad sonora, “La caída” no ha sido un disco fácil de gestar. Comenzó en los tiempos de la pandemia, cuando quedó compuesto gran parte del material y cuando el toque de queda les obligaba a permanecer en el estudio de Isidro durante toda la noche para luego salir “mirando por las esquinas para que no estuviera la policía”. Después surgió la cuestión de la selección de canciones, como recuerda el propio I-Ace: “Había una sensación de Jerva y mía de que teníamos como catorce temas y todavía faltaban temas y faltaban temas…. Y era una búsqueda ya de la nada, de algo de que ya no sabíamos ni qué cojones estábamos buscando. Y sí que llegó Javi una tarde y dijo: ‘A ver, vamos a ponerlos. Este sí, este no, este sí, este no, total diez, esto es un disco, ¿no? Venga chavales, buenas tardes’. La verdad es que resolvió el panel bastante bien”.
Y pendiente quedaba la voluntad de apartarse de la política del videoclip, que han esquivado con una sitcom de tres capítulos difundida en YouTube, “Bar Los Imbéciles” (2023). “Yo no sé de quién fue la idea original, pero está claro que fue una noche de tontería, de algún día que estuviéramos haciendo música que luego deriva en hacer el idiota. Empiezas a decir tonterías como que el videoclip está acabado, que es una puta mierda, que la dictadura del videoclip se tiene que acabar. Y todo ese discurso nos llevó a ‘¿por qué no hacemos una cosa que sea poner una cámara fija y que estén todos los temas?’. Iba a ser una pedrada de cuarenta minutos, continúa, con un par de cámaras puestas. Lo que pasa es que si diez minutos ya es difícil comértelo, pues cuarenta se habría convertido en algo totalmente imposible”, recuerda Javi.
Todo en ANTIFAN tiene una sensación de normalidad y espontaneidad que juega como uno de sus mayores atractivos. No hay ninguna pretenciosidad en la forma de afrontar su trabajo, son la antítesis de lo que Carolina Durante describe en “Famoso en tres calles”. La tarea de parir el disco “no ha sido trabajo, ha sido emborracharnos”, afirman, aunque no se diría tras unos resultados que son óptimos. Y pese a la intensidad en la elaboración, Jerva lo diferencia de su empleo habitual: “Parte de tu ocio lo inviertes en hacer esto; entonces se confunden un poco los límites. Lo considero como una cosa a la que le doy mucha importancia y que quiero hacer muy bien, pero no lo acabo de considerar en ese momento como mi trabajo”.
Una parte de esa concepción lúdica contempla el descarte de colaboradores con los que no tengan una relativa amistad. En este caso han participado Fabianni –como Isidro y Jerva, miembro de Agorazein– en la producción del tema que da nombre al álbum y Meji, la cantante de Menta, en “Volver a empezar”: “En ese tema yo sí que había planteado que la letra fuera un juego entre dos personas, yo lo veía como una pareja y me molaba que hubiera chico y chica, para que hubiera ese contrapunto de voz. La voz de Meji me parecía la más guay, es alguien un poco como yo, que no sé si canta bien o mal, pero que tiene mucha personalidad”, explica su compañero de dueto, que también ha estado secundado anteriormente en ANTIFAN por C. Tangana, Sticky M.A., VVV [Trippin’you] o el ecléctico artista gallego Abelo Valis.
Todos ellos han sido testigos de una evolución que por el momento alcanza un álbum mucho más destacable de lo que el trío parece asimilar. Se muestran reacios a aceptar que son algo más que un grupo de amigos que, además de hacer música, comparten anécdotas, se lanzan pullas y gastan bromas durante la conversación. “Puede parecer una pose, pero ANTIFAN tiene bastante componente de que sabemos que es una banda que está hecha para el disfrute. Pensamos lo justo en lo que es bueno para nosotros, hacemos cosas que no nos van bien como, por ejemplo, eso de no sacar ningún tema en mucho tiempo”, defiende Javi. La idea, como describe Jerva, es vivir el momento, pero dotándolo de sentido: “Yo pienso muchas veces en que no me dé vergüenza dentro de quince años lo que he hecho y también en aportar un cierto valor que no sé muy bien qué es, algo valioso para mí que quiero compartir con la gente”. ∎