A contracorriente de la euforia exhibicionista que hoy domina la plaza pública de las redes sociales. Foto: Val Palavecino
A contracorriente de la euforia exhibicionista que hoy domina la plaza pública de las redes sociales. Foto: Val Palavecino

Entrevista

Bronko Yotte, la rima vulnerable

Una mirada amable hacia su interior y otra sensible hacia el entorno dota a las composiciones del músico chileno de claroscuros tan cautivantes como atípicos. Es el canto y rapeo desde una vulnerabilidad asumida, comenta él, y que en el aplaudido “Fuero interno” (2020) se encauza entre pulsos y arreglos de excepcional finura.

“Ustedes, los raperos”; “tú, desde el hip hop”; “en tus discos, rapeas sobre…”. Van ya doce años desde su primer disco, y Bronko Yotte (1979, Santiago) se resigna a las interpelaciones imprecisas: una vez colgada, al menos en el medio musical chileno una chapa quedará para siempre. El músico opina empíricamente. Su disco de 2020, “Fuero interno” (Quemasucabeza), conserva la ligazón con el hip hop que este cantautor, productor y licenciado en Letras adoptó como primera formación musical, y que hasta hoy domina su técnica de composición: frente a pantallas, en colaboraciones colectivas y la asistencia digital del Ableton. Pero su disco más elogiado ha sido también el más melódico y cantado (“Las horas” y “Si bien” podrían incluso calificarse de baladas), con el juego constante del cruce entre voces rapeadas y entonadas (sobre todo, la suya y la de la talentosa filo-soulera Masquemusica), la coordinación de sampleos, scratches y un cuarteto de cuerdas, y versos más íntimos que sociales.

Si se insiste en presentar a Bronko Yotte como rapero, al menos cabe ubicarlo en el apartado de los más atípicos. “Se piensa siempre desde el género, y lo entiendo; el problema es que no puedo hacerme cargo de algo tan colectivo y diverso como es el hip hop en Chile”, comenta en videollamada, largado ya el verano sudamericano. “Cuando tomo distancia de la etiqueta de rapero no es porque la desprecie, al contrario: la respeto mucho como para identificar mi biografía con ella. Al rap lo constituye en todo el mundo la experiencia de barrio, de calle, de patota, y eso ha sucedido solo en momentos muy específicos de mi vida”.

“Cuando tomo distancia de la etiqueta de rapero no es porque la desprecie, al contrario: la respeto mucho como para identificar mi biografía con ella

La infancia de Bronko Yotte (el alias musical para Felipe Berríos) transcurrió muy lejos del centro de la ciudad de Santiago, en los espacios anchos y más bien solitarios del sector precordillerano de El Arrayán. Recuerda aficiones acorde: dibujo, viajes imaginarios, el gusto por las melodías del dúo quieto Carpenters; y que en parte de su tema “Van Damme / Grupo aparte” esboza una certera crónica generacional de los años 90. Más tarde iban a venir los estudios universitarios, dos períodos de residencia en Australia, los siete años de trabajo como profesor de colegio (a los que renunció, por la música). Y la paternidad.

“Su voz es estoica”, comentó un profesor de Letras cuando, como estudiante universitario, ganó un concurso de poesía. Cinco LPs y tres EPs después de tan peculiar elogio, en “Fuero interno” subsisten las pistas de una intimidad atribulada, consciente de una vulnerabilidad masculina asumida, como cuando en “Piola”, estupendo segundo single del disco, canta: Tanto si tengo enfrente mi propio Monte de los Olivos, / como si estoy delante del paredón, habrá un motivo. / Aunque a veces me da miedo: ahí me quedo”, para luego dejarle la voz a Gianluca, estrella local del trap: “He firmado un pacto conmigo mismo; / no hay más miedo, voy to’ ciego / la vida siempre es un limbo / volví a darme cuenta que es un juego / no me importa el algoritmo / voy a matar el ego /  […] Cuando dudo mucho tengo que apagarme”.

Bronko Yotte x Gianluca: “Piola”.

Es una opción personal en parte a contracorriente de la euforia exhibicionista que hoy domina la plaza pública de las redes sociales. Hay un orgullo al escribir, pero desde la conciencia de que soy falible. Con el tiempo he ido siendo más certero y más amable conmigo, liberándome de la presión competitiva”, comenta. “No hay problema con saberse vulnerable o incompleto. Lo veo como una forma de enseñar, sobre todo a otros hombres. Y es increíble lo que produce el encuentro con el público, porque creo que buscan esa sinceridad en mí”.

Si el hip hop afirma identidades desde la vehemencia de una retórica convencida de la propia valía, las canciones de Bronko Yotte, en cambio, no temen a que también se asomen dudas, incluso frente al oficio musical en sí. A cargo de una carrera que lo ha subido a los escenarios de grandes festivales (Primavera Sound, Lollapalooza Chile) y asociado en colaboraciones con figuras de la música chilena (Gepe, Cristóbal Briceño, Fakuta, Seo2, Catana, Gianluca, entre otros), el músico, de todos modos, esquiva la pose del ganador: “Mostrar un tipo de poesía de la vulnerabilidad va precisamente contra el exitismo de quien está en la música por las conquistas, que por supuesto también me interesan”, comenta sonriendo. “Estoy en esa tensión todo el tiempo. Hay mucha gente que incluso al oficio artístico se aproxima desde una mirada neoliberal, en el sentido de que la meta es el triunfo en la competencia. Yo no puedo hablar así”.

“No puedo hacerme cargo de algo tan colectivo y diverso como es el hip hop en Chile”. Foto: Val Palavecino
“No puedo hacerme cargo de algo tan colectivo y diverso como es el hip hop en Chile”. Foto: Val Palavecino

“Yo quise ser un chico malo y no me hallé / Yo quise ser un hombre bueno y me vicié”, son dos de los versos de “Galvano”, el tema que abre el disco. Y en “Abajo” aparece el juego de avance y retroceso de la popularidad:

Los likes me dan la idea de que
me doy color, me da el caché.
No hay más que esto que busqué,
pero hasta esto se me hace cliché.
Canto porque tengo que hacerlo,
y sin esto no soy un carajo”.

Más que por su minucioso armado sonoro, se entiende que sean este tipo de rimas pensantes las que hagan que Bronko Yotte defina “Fuero interno” como un disco exigente; un desafío por salirse de los cánones. Asegura que nunca antes trabajó tanto tiempo en un álbum, en momentos además tensionados por los debates y derivas que en Chile tomó el llamado estallido social de octubre de 2019.

Hay referencias a esto último en “La mano” y en “Cienfuegos” (encendido este con la valiosa voz de Catana), temas incómodos, de denuncia y hastío, enlazados con la marcadora experiencia chilena de los últimos veinte meses en calles y demandas. Más que aludir a sucesos puntuales, Bronko Yotte confía en una cantautoría consciente y “capaz de trascender el momento, que es lo que por ejemplo consiguió Víctor Jara”. Tomar de la canción popular las lecciones de una vocería particular y propositiva. Y acudir al hip hop por su capacidad de coordinar decisiones en colectivo. Un trabajo musical como de círculos concéntricos”, grafica Bronko Yotte, con él como conceptualizador principal y articulador de herramientas, a cargo de un volante con la dirección firme de despejar una voz autoral propia, por inclasificable que esta sea. ∎

Bronko Yotte, Catana: “Cienfuegos”.
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