Charlotte Adigéry y Bolis Pupul han protagonizado una de las revelaciones discográficas del presente curso, y no solo en la casilla de la electrónica, que es donde mejor encaja su “Topical Dancer”. El dúo de Gante charló con nosotros sobre su disco de bautizo antes de presentar sus atributos en directo, en el festival Primavera Weekender de Benidorm, el próximo 18 de noviembre.
Charlotte Adigéry & Bolis Pupul escapan del patrón imaginable para un dúo de electrónica. Provienen de un árbol genealógico de múltiples ramificaciones por el mapamundi y esgrimen amplitud idiomática. También los diferencia su lugar de residencia, la ciudad de Gante, y especialmente unas letras en torno a temáticas de plena vigencia; reflexiones en clave de denuncia que se antojan impropias dentro del discurso de la música electrónica diseñada para la pista de baile. Puede que esas excentricidades hayan ayudado a que la comunión entre ambos músicos se haya resuelto en una de las mejores muestras de su género en lo que llevamos de temporada.
“Topical Dancer” (Bounty & Banana-DEEWEE-Because-Virgin, 2022) irrumpió como una bendita anomalía el pasado marzo. En su interior, un dispensario de temáticas que han percibido y procesado en primera persona los dos implicados. Racismo, misoginia, colonialismo, corrección política, estereotipos raciales… Temáticas que conocen de primera mano como descendientes de familias de las colonias francesas de Martinica y Guadalupe, en el caso de Charlotte, y padres europeos y chinos en el de Bolis (su nombre real es Boris Zeebroek). Toda esa herencia la vuelcan en esos hilos de denuncia que atraviesan un álbum tamizado por un electropop listo para apoderarse de la espina dorsal. Una carcasa de electrónica sinuosa –con injerencias de spoken word, dance y disco– bajo la que se intuye la operativa de Soulwax, el dúo belga con el que hicieron buenas migas desde el primer apretón de manos y que los ayudaron a producir y lanzar su disco bajo la estampa de su sello: DEEWEE (en colaboración con Because Music).
Después de un primer plantón por urgencias personales de última hora –Charlotte lidia con la maternidad desde hace poco–, los dos convocados revelaron en un encuentro por Zoom los secretos de la frescura irresistible que domina su álbum debut y ofrecieron más argumentos sobre la conveniencia de considerarlos unas de las voces europeas más gratas en su campo de acción.
Empecemos por lo básico: ¿cómo os conocisteis y cuándo empezasteis a trabajar juntos?
Charlotte: Nos conocíamos de refilón porque Gante es un sitio muy pequeño y a mí me gustaba su música, pero no sabía mucho sobre él. Pero nos conocimos propiamente cuando Stephen y David Dewaele, de Soulwax, hicieron una banda sonora para el filme “Belgica” (2016), escrito y dirigido por Felix Van Groeningen. Decidieron hacer una banda sonora con grupos ficticios de distintos géneros. Y cada uno de estos grupos invitaba a otra gente a participar. Boris por aquel entonces era parte de una formación de grunge noventero, ¿quizá?... ¿o qué era?
Bolis: Sí, una banda de rock’n’roll, punk rock.
Charlotte: Y yo estaba con mi propio nombre, Charlotte. La experiencia en el estudio con Soulwax fue tan excitante y satisfactoria que nos dijeron que si queríamos grabar música con ellos seríamos bienvenidos. De hecho, me propusieron hacer un EP y les dije que sí. Pero luego en el estudio me sentí muy intimidada con todo ese talento que entraba y salía, y tuve un inmenso bloqueo como compositora. Ellos lo notaron, porque son muy buenos detectando esas sensaciones, y fue entonces cuando me preguntaron si quería hacer música con Boris. Yo acepté. No sabía mucho sobre él, pero instintivamente noté que era una buena elección. Y no lo lamento, estoy supercontenta de ese “sí”.
Vuestro álbum ha llamado la atención por la cantidad de temas “serios” que aborda, la mayoría de plena actualidad. En vuestras canciones habláis de racismo, misoginia, poscolonialismo, apropiación cultural. Podríamos decir que no son los típicos asuntos que uno espera escuchar en un disco de electrónica. Pero vuestro trabajo demuestra que se puede estar en la pista de baile, o disfrutando del disco en casa, y a la vez reflexionar o discutir sobre temas que nos rodean. Massive Attack tienen un acercamiento similar con su música, especialmente en sus directos. ¿Erais conscientes de esta combinación entre líricas concienciadas y beats pegajosos y frenéticos? ¿Qué objetivo teníais?
Charlotte: Creo que refleja muy bien quienes somos y la amistad que tenemos. Nos encanta reírnos y hacer reír al otro, pero también nos gusta estimular el cerebro del otro y hablar de asuntos que nos afectan. Todos estos temas que salen en el álbum son cosas que hemos hablado como amigos y que al final decíamos: “Oh, pues quizás podríamos hacer una canción sobre esto”. Y funcionamos un poco así. Pero no tener una intención inicial para hablar sobre determinado tema es lo que creo que hace que la aproximación sea más natural y apropiada. Y eso es básicamente el disco, las cosas que nos gusta hacer; nos gusta hacer música de baile, nos gusta reír y nos gusta plantear cuestiones que nos incumben a todos. Pero a la vez intentamos no ser moralizantes ni quedarnos atrapados en ideas fijas, ya que somos alérgicos al dogma.
Bolis: Y creo que el álbum es también el reflejo de nuestra evolución y los pasos que hemos dado como dúo. En el primer EP estábamos un poco desorientados, sin saber muy bien qué queríamos hacer a nivel musical. Todo surgió de forma muy espontánea. Visto con distancia, el primer EP salió como un trabajo muy observacional, escrito desde la perspectiva de alguien que escudriña su entorno. En el segundo EP la intención fue ir un poco más lejos sobre cómo podíamos evolucionar. Y con el álbum fuimos aún más allá, haciendo casi un disco conceptual.
También hay un fuerte componente irónico en las letras. ¿Fue esa medida un intento por tomar distancia de temas que os afectan u os han afectado o la intención era hacer la escucha algo más digerible al oyente?
Charlotte: Usamos la ironía en nuestras canciones, pero no es que no nos lo tomemos en serio. Quiero decir que somos muy responsables de lo que decimos, no es en plan: “No, es que lo decíamos en broma”. No. Pero sí que es verdad que nos gusta aplicar esa capa de suavidad. Como bien ha dicho Boris en otras entrevistas, es como añadir oxígeno a las conversaciones. Especialmente en estos tiempos de opiniones confrontadas en que parece que no puedes cambiar tu punto de vista o tu opinión y que todo se resume en tu visión contra la mía. El humor suaviza toda esa tensión e incluso a veces puede hacer que la gente se reconcilie.
Bolis: Estoy de acuerdo en que, en estos tiempos de polarización, el humor puede conseguir que la gente se entienda. Y creo que hoy en día hay una ausencia de la risa. Especialmente cuando tratas temas políticos. Lo aprecias en algunos políticos que se caracterizan por su falta absoluta de humor o de capacidad para reírse de sí mismos, como Putin o Trump. Y pienso que eso es superpeligroso. La falta de humor es peligrosa.
El disco mayoritariamente está cantado en inglés, pero también hay espacio para el francés. ¿Qué os lleva a decidir la lengua en la que cantáis?
Charlotte: Eso siempre supone una contradicción en mi cabeza. El inglés no es nuestro idioma materno y a veces al utilizarlo me siento un tanto hipócrita. No sé, es algo que aún no tenemos muy definido. El holandés es nuestro idioma natural, pero no es el más fácil para escribir. Solo unas pocas personas han tenido éxito cantando en holandés. Así que automáticamente escribimos en inglés, también por su capacidad para llegar a todo el planeta. Y también nos resulta fácil porque hemos crecido con el inglés a través de la cultura popular: MTV, los dibujos animados, toda la televisión siempre era con subtítulos, nunca doblada. Además, hacemos música pop y esta, por lo general, es en inglés. Usamos criollo y usamos francés. Y Boris también usa el mandarín en su música. Aunque esos idiomas no los dominemos, creo que reflejan otra parte de nosotros y de nuestra identidad.
Tenéis un proyecto paralelo, WWWater. ¿Sigue en activo o lo habéis aparcado?
Bolis: Por ahora no trabajamos en ese proyecto.
Charlotte: Las reglas eran distintas en WWWater, y es que es gratificante tener un proyecto con otras dinámicas. Hay, de hecho, una tercera persona, que es Steve Slingeneyer, pero tenemos que encontrar el tiempo y la calma para hacer algo con ese proyecto de nuevo.
Podríais explicar brevemente cómo trabajáis como dúo. ¿Quién está a cargo de las letras, los beats y demás?
Bolis: Nos gusta compartirlo todo. Creo que es una sensación liberadora no estar en una única posición u ocuparte de una sola función. Me encanta cuando me quedo un paso atrás y Charlotte toma el mando y, entonces, solo doy mi opinión al respecto. En otros momentos, me implico a tope; simplemente, cambiamos posiciones. Incluso con las letras compartimos mucho: muchas veces es Charlotte quien viene con una línea o una estrofa, pero antes charlamos, y después cada uno va aportando y añadiendo esto o lo otro. Es muy interactivo. No me gusta explicar demasiado lo que hace uno o hace el otro, porque realmente compartimos muchos procesos y roles.
Charlotte: Me pone de los nervios cada vez que leo en una entrevista que Bolis es el productor y yo soy la cantante. Lo odio.
Bolis: Sí, eso es algo que vemos constantemente. Creo que se ajusta a este patrón asumido erróneamente de que la mujer es la cantante y el hombre el productor o la mente pensante detrás del proyecto.
Charlotte: Deberías hacer una canción sobre eso.
Bolis: Claro… (se pone a cantar). “Soy el productor... or, or..” (risas).
Hablando de productores, ¿cómo de importante fue Soulwax en la concepción del sonido del álbum?
Bolis: Son muy importantes para nosotros. Como amigos, como mentores. Pero también por su forma de trabajar. Hubo canciones en las que no tuvieron que hacer nada y en otras, por el contrario, sí. Como, por ejemplo, añadir una batería o probar algo nuevo con otra canción. Fue un proceso con el que ambos aprendimos mucho. Me gusta compararlos con unos quiroprácticos, porque cuando estás atascado ellos saben qué botones tocar para que vuelvas a funcionar y ser creativo de nuevo. Son muy buenos productores y nos gusta trabajar con ellos. Creo que nos complementamos muy bien.
En el tema “It Hit Me” parece resonar el electroclash de Miss Kittin. ¿Qué influencias tuvisteis mientras hicisteis el álbum?
Charlotte: Es curioso lo de Miss Kittin porque nos la han mencionado en un par de ocasiones y yo no la conocía anteriormente. Así que la descubrí por gente que me decía: “Ah, me recuerda a Miss Kittin”. Y ahora creo que vamos a hacer un show juntos en...
Bolis: … en Londres…
Charlotte: Sí, estoy emocionada. Pero ¿tuvimos alguna referencia concreta?
Bolis: No. Fue algo que construimos desde cero.
Charlotte: Sí, y recuerdo que a veces salíamos con lo de “oh, esta canción necesita algo” y entonces escuchábamos algún tema por YouTube y pensábamos: “Ah, de verdad me gusta este ‘delay’ o el uso de ese sintetizador”. Recuerdo que mientras trabajamos en “Thank You” Boris estaba tratando de dominar el TB-303. Y Dave Dewaele vino al estudio y nos dijo: “Vale, me gusta mucho la secuenciación que habéis hecho, pero deberíamos cavar un poco más porque es una máquina difícil; vamos a hacerlo juntos”. Y luego dieron con una secuencia única y bonita. Y él además nos aconsejó escuchar “Don’t Take It”, de Armando, porque el uso del sintetizador es magnífico, es como la esencia de la acid music. Así que sí que escuchábamos otras canciones, pero no como base, sino cuando creíamos que nos faltaba algún ingrediente. Salíamos a buscarlo y a veces lo encontrábamos en un tema de reggae o de música caribeña, y eso me encantaba. ∎