Tim Hoey, Mitchell Scott, Dan Whitford y Ben Browning.
Tim Hoey, Mitchell Scott, Dan Whitford y Ben Browning.

En portada

Cut Copy

Recapitulando

Fotos: Jimmy Fontaine

23.09.2022

Carlos Gardel sostenía en “Volver” que “Veinte años no es nada”, aunque quizá sí lo sea: un torrente de recuerdos que almacenamos sin saber y que nos va definiendo de forma inconsciente. En “Volver”, el mítico tanguero también entonaba: “Pero el viajero que huye, tarde o temprano detiene su andar”. Así que hacemos un alto en el camino con Cut Copy –que celebran sus primeras dos décadas en activo– para hablar de su pasado, de su presente y de su futuro. También de su futuro inmediato, porque en noviembre van a tocar en España, concretamente en Barcelona (1), Valencia (2) y Madrid (3).

¿

Cómo sintetizar una trayectoria de veinte años? ¿Se puede, acaso? Algo así me planteo cuando me siento a charlar con Tim Hoey, guitarrista de Cut Copy, quien espera al otro lado de la pantalla. El grupo de Melbourne –sumen a Dan Whitford (voz, teclados y guitarra), Ben Browning (bajo) y Mitchell Scott (batería)–  podría vivir de rentas: ¿qué sería de nuestra primera juventud sin ellos?

“Lights & Music” siempre me recordará a mis primeros festivales. “Take Me Over” al momento en que descubrí “Tango In The Night” (1987), de Fleetwood Mac. “Need You Now” todavía me pone tontorrón y “Hearts On Fire” siempre tendrá reservado un huequecito en la alcoba de mis canciones favoritas. Podrían vivir de su pasado, sin duda, pero en lugar de eso publicaron “Freeze, Melt” (Cutters, 2020) en plena pandemia, un disco casi ambient en el que de algún modo se negaban a sí mismos y en el que demostraron estar dispuestos a seguir investigando toda la faceta compositiva de su música.

La pandemia pasó por encima, pero resistieron. Y respondieron como mejor saben: invocando una celebración. Después de veinte años, parecía un buen momento para festejar tan señalado cumpleaños. Así, echando la vista sobre su primer decenio como banda, recopilaron el EP “I Thought Of Numbers” (Modular, 2001) y sus primeros tres álbumes –“Bright Like Neon Love” (Modular, 2004), “In Ghost Colours” (Modular, 2008) y “Zonoscope” (Modular, 2011)– en la caja de vinilos “Collected Works 2001-2011” (Modular, 2022). Después, se prepararon para salir a la carretera, repensar el camino y detenerse en alguna gasolinera mental a revivir algo del frenesí que supone llevar un grupo a las grandes ligas. Para desempolvar secretos y anécdotas y para tratar de darle respuesta a esa pregunta tan cambiante como irresoluble: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

La pandemia opacó bastante vuestro último disco. ¿Cómo lo vivisteis entonces?

Fue un momento duro, como para todo el mundo. Obviamente, debatimos sobre si era conveniente sacarlo o no: nosotros ya teníamos una agenda con el disco previsto para salir, y se supone que íbamos a haber estado girando cuando empezaron los confinamientos, durante un año y medio. Al principio decidimos esperar a ver qué iba sucediendo, la gente tenía cosas más importantes en las que pensar… Luego sacamos una canción y vimos que la gente tenía ganas de algo nuevo que escuchar, así que decidimos sacar el disco, pensando en ese momento que no íbamos a poder girarlo durante un par de meses. Y el tiempo fue pasando y en parte lo dimos por perdido: hemos girado por Estados Unidos ahora. Al final han pasado dos años. Y es jodido, porque a día de hoy nos cuesta más hacer un disco, todos tenemos nuestras vidas y todos vivimos en países diferentes. Es muy difícil coincidir y ponerse a trabajar.

Es, irónicamente, un disco que parece ajustarse al mood pandémico. Más atmosférico, más para escuchar que para salir de fiesta. Todo lo contrario que vuestros anteriores trabajos. ¿Qué os inspiró para tomar esta dirección?

Sí, lo ha comentado mucha gente, y supongo que tiene mucho que ver con el hecho de que Dan se mudara a Copenhague y empezara a experimentar esa especie de aislamiento que luego se hizo generalizado con la pandemia, además del invierno danés. Yo me mudé a Nueva York y el hecho de estar tan separados también influyó. No teníamos todo el aparataje ni todos los medios de un estudio grande, más bien lo que cada uno tenía por casa, así que la idea era hacer algo con pocos elementos y menos tecnología de por medio.


“Nuestro primer concierto oficial fue teloneando a Liars en un viejo club de estriptis de Sídney. Entraba dentro de la programación del Livid Festival, que era uno de los festivales más grandes de Australia, y estaban por ahí Yeah Yeah Yeahs, Black Rebel Motorcycle Club y un montón de bandas impresionantes. Estábamos cagados, pensando que sonábamos fatal”

Tim Hoey



Con el mundo detenido y la gira pospuesta dos años, decidisteis lanzar “Collected Works 2001-2011”, que recopila la música de vuestra primera década como banda. Mucha gente coincidirá en que es vuestra etapa dorada. ¿No os daba miedo que pasara por encima de “Freeze, Melt”, que lo hiciera olvidable?

También tuvimos esa conversación. Además, nos pilló en el momento en que estábamos preparando la gira de “Freeze, Melt” y no queríamos desconcentrarnos mucho. Teníamos que ensayar los temas nuevos porque no los habíamos tocado nunca y queríamos estar enfocados en ese disco por completo, pero recuperando los temas viejos, volviendo al catálogo… La gente lleva mucho tiempo pidiéndonos los vinilos de aquella época porque muchos están descatalogados.

Especialmente “In Ghost Colours”, lo sé.

Sí, tío. Un colega me pasó una captura de alguien que lo vendía en eBay por una burrada de pasta. ¡Tenía que haberme quedado un par de copias para venderlas y forrarme! (risas). Por si acaso. El tema es que queríamos sacar algo nuevo y era imposible reunirse para componer algo; un EP, por ejemplo, para acompañar más de actualidad la gira. Así que de algún modo al final lo sentimos como el momento perfecto para echar la vista atrás y sacar esto. También por repasar nosotros mismos los primeros diez años de nuestra carrera, que fueron muy intensos. El sello nos pidió hacer algo en redes sociales para el décimo aniversario, pero somos unos negados, así que al final se quedó en nada. Y ahora nos hemos quitado esa espinita. Pero sí, hemos tenido que hacer un equilibrio muy delicado entre lo que fue esa gira por Estados Unidos, tocando material de “Freeze, Melt”, y vender la caja en los conciertos. Supongo que el equilibrio está en la naturaleza de lo que somos como grupo.

Por cierto, “Freeze, Melt” es vuestro primer disco completamente independiente, sin la distribución de un sello propiamente dicho o de una multinacional. ¿Por qué?

Creo que es porque siempre hemos estado en un sello. Incluso antes de montar la banda como tal, Dan ya había firmado por Modular Records con un contrato tocho, de cuatro discos, creo. Y ya habíamos tenido nuestras experiencias más independientes: algunas remezclas y compilaciones, como una de música francesa, o la “January Tape” (Cutters, 2016), que también hicimos por nuestra cuenta. Y nuestros proyectos en solitario también los hemos llevado solos, así que supongo que era el momento. Somos una banda grande, con experiencia y con mucha carretera. En los tiempos que corren, no hay mucho que pueda hacer un sello por nosotros que no podamos hacer nosotros mismos.

“Like Breaking Glass”, muestra de “Freeze, Melt” (2020).

Es buen momento, aprovechando la caja recopilatoria, para echar la vista atrás a vuestros primeros años. Me causa mucha curiosidad vuestra irrupción en plena sampledelia australiana, entre finales de los 90 y principios de los 2000. Incluso Robbie Chater, de The Avalanches, ayudó a Dan a producir el primer EP de Cut Copy. Modular Recordings se convirtió muy rápido en un sello con uno de los planteles más interesantes del mundo. Sé que aún no te habías unido a Cut Copy, pero me gustaría preguntarte por tu experiencia en esa época.

El día que conocí a Dan él estaba de vacaciones en mi ciudad, que es una pequeña ciudad costera, y acababa de firmar con Modular justo ese día. Me dio una cinta de maquetas de lo que luego terminaría siendo “I Thought Of Numbers”. Cuando salió el siete pulgadas de “1981” (Modular, 2001), que es el primer lanzamiento oficial de Cut Copy, no creo que mucha gente estuviera al tanto, pero yo ya era muy fan. Había un tío que tocaba la guitarra en aquella grabación que se llama Harry Howard, que es el hermano de Rowland S. Howard, de The Birthday Party, y que iba con Dan a una escuela de diseño gráfico en aquella época. A mí me flipaban The Birthday Party, o sea que para mí todo esto era un poco locura. Y por otro lado también era muy fan de The Avalanches: al ser de una ciudad pequeña tenía que conducir de arriba para abajo por toda la costa este para verlos tocar. Y cuando me mudé a Melbourne, quedaba con Dan y sus amigos para jugar al baloncesto los sábados en Carlton. El caso es que allí mucha gente tenía un equipo de baloncesto, incluidos The Avalanches, y me imagino que Dan fue detrás de Robbie, le dio un CD con las demos y así empezó. Se iban pasando los CDs de una semana a otra, cuando se veían, y entre tanto trabajaban con lo que el otro le había pasado. Y creo que la forma en la que se equilibra el espíritu de Dan y por tanto de Cut Copy, y el de Rob y The Avalanches, está muy bien representada en ese EP. Es un buen híbrido de lo que sería Cut Copy y lo que hacían The Avalanches, muy basado en el uso de samples. Sé que por entonces no formaba parte de la banda, pero incluso así siempre he estado por ahí, alrededor.

Se ha dicho muchas veces que prácticamente empezasteis a dominar vuestros instrumentos en la gira de “Bright Like Neon Love”. ¿Es más leyenda o es cierto?

¡Cierto, y ahora creo que he empeorado! (risas). Al final, cuando haces algo durante mucho tiempo, se automatiza. Y cuando no tienes ni idea de tocar un instrumento o de componer una canción, encuentras esa diversión del aprendizaje, de no tener nada que perder. Seguro que había más frescura en esos momentos, pero también creo que hemos ido creciendo en nuestra forma de componer con cada disco, y es gracioso porque cuando terminamos “Freeze, Melt” pensé que era el mayor paso hacia delante que habíamos dado como banda en más de cinco años, y sentí un cosquilleo. No sé qué haremos en el futuro, algo de guitarra clásica a lo mejor (risas).

Los (primeros) tiempos de “Bright Like Neon Love” (2004).

Ya tenéis un solo en plan shredder al final del disco…

¡Es cierto, el solo de teclado!

Ah, que es un teclado. Creía que era una guitarra.

No, es un Korg MS-20 que hicimos pasar por un Space Echo y alguna cosa más. Básicamente apagamos la pista y Dan dejó de escuchar, así que empezó simplemente a tocar mientras nosotros íbamos ajustando los efectos y luego se lo poníamos para ver qué tal sonaba. Empezó como una broma, nos gustó y al final lo usamos para terminar el disco. Creo que es la primera vez que hacemos algo así (risas).

Cuando entraste en Cut Copy, Dan ya tenía las canciones de “Bright Like Neon Love”, ¿verdad? ¿Cómo fue sucediendo todo para que el núcleo compositivo se abriera hacia los demás integrantes?

Ni siquiera Dan sabía, cuando empezó “Bright Like Neon Love”, que iba a montar una banda. Tenía algunas canciones: “Future”, “Time Stands Still” y no sé si “Saturdays” y “The Twilight”. Sabía que yo tocaba la guitarra, me las dio en un casete y me pidió si podía grabar las guitarras. Tenía una grabadora cuatro pistas, así que pude hacerlo en casa y quedó bastante bien. Empezamos con “Future”, le añadimos también bajo y al final Dan pensó que íbamos a necesitar una banda para defenderlo en directo. En esa época yo estaba viviendo con Mitchell, que además se había comprado una batería literalmente ese mes: prácticamente aprendió a tocar sobre la pista de “Future”. Todo empezó a fluir y en unos meses teníamos más temas, pillamos un estudio y lo que había empezado con Dan muy enfocado en el sample y en la programación electrónica al final se convirtió en algo que sonaba más como una banda en directo. Para nosotros eso terminaba ahí, ¿sabes? Dan se iba, de repente se fue a París a trabajar con Philippe Zdar, pero volvió y nos dijo: “Aquí está el disco en el que hemos estado trabajando… Tengo que hacer algunos conciertos, así que supongo que podéis darlos conmigo”. Nunca habíamos dado un concierto y de repente éramos una banda, hasta nos planteamos cambiarle el nombre. Y nuestro primer concierto oficial fue teloneando a Liars en un viejo club de estriptis de Sídney. Entraba dentro de la programación del Livid Festival, que era uno de los festivales más grandes de Australia, y estaban por ahí Yeah Yeah Yeahs, Black Rebel Motorcycle Club y un montón de bandas impresionantes. Estábamos cagados, pensando que sonábamos fatal. No sé, de ahí sacamos una banda.

Todo se vuelve loco…

¡Y acabamos en España! (risas).


“Toda la movida electrónica francesa fue fundamental. La verdad es que yo no había escuchado mucho house hasta unirme a Cut Copy, pero Dan empezó pinchando y obviamente tenía controlado a Thomas Bangalter, Daft Punk y todas las movidas del sello Roulé. También a Super Discount y a Cassius, cómo no. Yo había escuchado a Daft Punk, nunca otras muchas cosas de este rollo. Pero el disco con el que todos nos obsesionamos más en aquel momento fue el primero de Phoenix”

Tim Hoey



Quizá estos dos elementos, la sampledelia australiana que se convirtió en sello de la casa de Modular Recordings –luego incluso sacaron a Tame Impala, que también se ha dejado llevar por una forma actualizada de ese sonido en “Currents”– y el french touch de Philippe Zdar y Cassius –que en esa época cogía el testigo de Étienne de Crécy y Daft Punk y que cristalizó después en esa mezcla de indie y electrónica que marcaría la aparición de Phoenix o del sello Kitsuné– son vuestro caldo de cultivo. ¿Cómo se asimilan todas esas influencias, todos esos sonidos, en aquella época? ¿Cómo vivisteis eso, la aparición de Cassius, de la sampledelia, de Daft Punk?

Sin duda, toda la movida electrónica francesa fue fundamental. La verdad es que yo no había escuchado mucho house hasta unirme a Cut Copy, pero Dan empezó pinchando y obviamente tenía controlado a Thomas Bangalter, Daft Punk y todas las movidas del sello Roulé. También a Super Discount y a Cassius, cómo no. Yo había escuchado a Daft Punk, nunca otras muchas cosas de este rollo. Pero el disco con el que todos nos obsesionamos más en aquel momento fue el primero de Phoenix. En nuestras cabezas era el disco perfecto y para nosotros eran la banda más grande del mundo. Fuimos a verlos a un festival, si no recuerdo mal, y no había nadie. Para nosotros fue una locura. Se hicieron mucho más grandes después, pero ese disco nos dejó muy marcados y, leyendo los créditos, vimos el nombre de Philippe, indagamos en Cassius y nos dijimos: “Tenemos que conseguir a Philippe”. Lo bombardeamos a correos electrónicos y fue siempre superamable, hasta que aceptó trabajar con nosotros. Siempre me quedará la cosa de no haber estado en esas sesiones, pero fue increíble estar cerca de toda la escena Motorbass, conocer el estudio y al propio Philippe un año después, cuando vino a Australia. Me preguntó si me gustaba el disco que había hecho con nosotros y fue como: “Joder, ¿que si me gusta? ¡Me encanta!”. Era un tío superdivertido, además. Nos contó que le habíamos bombardeado el correo y que como no sabía borrarlos directamente se había borrado la cuenta (risas). Estuvimos como ocho meses detrás de él. Un loco excéntrico, pero también un ser humano maravilloso.

Tim Hoey, nuestro interlocutor, en primer plano.
Tim Hoey, nuestro interlocutor, en primer plano.


¿Cómo encontrasteis el balance entre lo orgánico y lo electrónico en vuestro sonido?

En cierto modo creo que es exactamente lo que hacemos, es parte de nuestro ADN como grupo. Yo vengo muy influido por esa tradición de las grandes bandas, ¿sabes? No sabía tocar el teclado ni programar sintes y Dan tampoco sabía tocar la guitarra y venía de un mundo totalmente electrónico. Como te he dicho antes, desde el momento en que escuchamos el potencial que tenían los temas cuando alcanzábamos esa energía de banda en directo, siempre lo perseguimos. Cuando hicimos “In Ghost Colours” estábamos buscando exactamente eso, capturar la energía que teníamos en directo.

Hablando precisamente de “In Ghost Colours”, después de “Bright Like Neon Love” llamasteis a la puerta de Tim Goldsworthy para producir este disco. Tim estaba muy vinculado a la explosión del movimiento dance-punk en Nueva York, trabajaba con bandas como LCD Soundsystem o The Rapture. ¿Llegasteis a él por eso, queríais sonar más alineados con ese movimiento? ¿Era ese sonido lo que estabais buscando?

Desde luego, sí. Eran bandas que combinaban perfectamente los fundamentos de la electrónica con el sonido de un grupo en directo. Liars lo hacían muy bien, siempre pensé que eran los mejores en eso en aquel momento. Ir a Nueva York y trabajar en Plantain Studio, tan cerca de todas aquellas bandas, parecía un poco un sueño en aquel entonces. James Murphy por aquellos tiempos no hacía muchas producciones más allá de LCD Soundsystem o algunas apuestas particulares de DFA Records, así que trabajar con Tim era lo más cerca que podíamos estar de ese sonido. Además de todo lo que había hecho por su cuenta con Mo’ Wax o con UNKLE (aventuras que compartió con James Lavelle, jefe de Mo’ Wax, aunque a día de hoy no está del todo clara la participación de Goldsworthy en el sello que fuera casa de DJ Shadow). El caso es que estábamos muy cerca de todos… James pasaba por el estudio, conocimos a los chicos de Holy Ghost! Creo que Alex (Frankel, mitad del dúo de synthpop de Brooklyn) nos trajo el sintetizador Prophet de Moby para que lo usáramos en el disco. Tim justo acababa de terminar el álbum de Hercules & Love Affair y recuerdo que pasamos mucho tiempo escuchándolo. Y nos enseñaba vídeos rarísimos de bandas experimentales rollo Throbbing Gristle, que yo no había visto en mi vida. También estuvimos en el programa de radio de Tim Sweeney (se refiere a ‘Beats In Space’), que escuchábamos todas las semanas. Para nosotros todo ese viaje fue increíble.


“‘Zonoscope’ fue un disco que bebe mucho por ejemplo de ‘Tango In The Night’, de Fleetwood Mac, o de la primera Madonna y de los discos de Kate Bush, que están muy basados en el Fairlight. Y además investigamos mucho con distintos ritmos y formas de percusión, que es algo que también estaba muy relacionado con el Fairlight en el pop tribal de los 80”

Tim Hoey



¿Fue también una manera de abriros camino comercial en Estados Unidos?

Estados Unidos es el país en el que más hemos girado, te diría que prácticamente la mitad de nuestra carrera la hemos hecho allí. Hemos hecho giras enormes allí y cada vez que dábamos un concierto en alguna ciudad y volvíamos después, notamos que había más gente viéndonos. Hemos ido creciendo de una manera muy orgánica allí. Creo que nos ayudó mucho una gira que hicimos en 2005 con Franz Ferdinand, en la que también iban TV On The Radio como teloneros. Eran conciertos de estadio, nosotros habíamos sacado “Bright Like Neon Love” y ya habíamos empezado a trabajar en “In Ghost Colours”: creo que esto nos ayudó a que ese disco tuviera ya de salida una gran acogida en Estados Unidos porque ya habíamos tejido una buena base. Y obviamente el hecho de que surgiera del entorno de DFA y con Tim produciendo hizo que quizá se pusiera más atención en él.

A día de hoy sigue siendo vuestro mayor éxito. Y prácticamente no hay concierto en el que no toquéis “Lights & Music” y acabéis con “Hearts On Fire”. ¿Cómo lo vivisteis en ese momento?

Recuerdo que el disco tardó mucho en salir. Cuando lo terminamos estábamos ya comprometidos con una gira bastante larga, tuvimos problemas con el sello, después hicimos los conciertos con Daft Punk en Australia… Creo que pasaron como cuatro o cinco meses desde que terminamos el álbum hasta que salió. Y al principio muchos medios locales de Australia se mostraron un poco escépticos con el disco. Pero es gracioso: supongo que el hecho de que fuera algo largo hizo que tardara en entrar y luego nos metimos en otra gira gigantesca para promocionarlo. Creo que estuvimos de gira dos años enteros. En algún punto llegó la crítica de ‘Pitchfork’, que creo que nos ayudó muchísimo, y de pronto estábamos tocando en Coachella. Más o menos cuando estábamos terminando la gira sí que empecé a notar que había crecido nuestra audiencia, que había mucha más gente en los conciertos, así que te diría que el éxito de “In Ghost Colours” se gestó de una forma muy progresiva.

“Hearts On Fire”, de “In Ghost Colours” (2008).

Con “Zonoscope” llegó la moderación, el punto intermedio. Es un disco en el que ponéis todo lo aprendido en una medida más justa. Quizá, el disco más Cut Copy de todos. Una especie de cima en vuestra carrera.

Después de haber trabajado con Philippe y con Tim nosotros lo que queríamos era nuestro propio estudio para poder poner en práctica todo lo que habíamos aprendido con ellos a lo largo de los años, mejorando nuestra forma de tocar y de componer gira a gira. Encontrar ese espacio en un viejo almacén de las afueras de la Melbourne industrial definitivamente fue clave para darle forma a lo que estábamos haciendo. También nos permitió ser más ambiciosos: unos años antes de eso no me hubiera imaginado que trabajaríamos con cantantes en el estudio y que llegaríamos a hacer una canción como “Need You Now”, con todo un coro para nosotros. También fue la gira que nos destrozó. Estuvimos tocando cada dos días durante doce meses por todo el mundo. La composición y la producción del disco fueron duras, el tour fue agotador porque decíamos a todo que sí y después de aquello no teníamos fuerzas para más. Es una putada porque quizá perdimos un poco la capacidad de disfrutar cuando estábamos en el mejor momento como banda: los conciertos llenísimos, la nominación a los Grammy… Pero necesitábamos un tiempo que hasta entonces nunca nos habíamos tomado. Dan es bastante más fuerte que yo en todos los sentidos y tiene una mejor constitución, pero yo estaba física y emocionalmente destruido. Así que los años siguientes fueron mucho más difíciles, tanto girar como ponerse a componer. Y volvemos a lo del equilibrio: fue una cuestión de reordenarlo todo y volver a encontrarlo. Aún hoy tenemos que seguir haciéndolo y tenemos más presente que antes la otra variable: la vida. Ya no se limita todo a tocar y a componer.

¿Cómo piensa en el futuro una banda con veinte años de trayectoria?

Es una buena pregunta, especialmente porque todo ha cambiado muchísimo: streaming, redes sociales… No creo que lo entendamos demasiado. Odiamos las redes, y son una herramienta buenísima para quien las quiera y las sepa utilizar, que seguramente sea gente más joven que nosotros. Y ahora, además, va todo demasiado rápido. Puedes hacer un disco y que ya esté olvidado en dos o tres semanas. Al principio “Freeze, Melt” iba a ser un EP de unas tres canciones, pero cuando lo pusimos todo en común empezaron a salir otras ideas interesantes y al final se terminó convirtiendo en un álbum. Pero la cantidad de tiempo que nos lleva llegar hasta ese punto creo que es imposible tenerla ahora. Estoy empezando a pensar que esperar dos o tres años para sacar tu siguiente disco es un poco como un suicidio creativo. Pero tampoco queremos sacar basura, y para eso se necesita tiempo. Es algo a lo que le damos muchas vueltas ahora, la forma en la que queremos componer, grabar y lanzar música. No creo que estemos interesados en sacar más cosas con mayor regularidad, así que iremos trabajando en canciones, pero no creo que con una idea de meternos a hacer un disco. No me quiero ni imaginar lo que debe ser ahora empezar con una banda… Creo que no tendría ni idea de por dónde empezar.


“España fue el primer sitio en el que tocamos fuera de nuestro país... Cuando nos propusieron esta gira yo estaba flipando, no me imaginaba que alguien conociera nuestra música y mucho menos quisiera vernos fuera de Australia. Internet no era lo que es ahora, quizá MySpace tuvo que ver. El caso es que siempre ha sido especial tocar en España”

Tim Hoey



Con una cuenta de TikTok.

Desde el sello en su momento nos lo sugirieron y es como: “¿Quién quiere ver a un señor mayor dando la chapa sobre lo que es o no es ‘cool’?”. Ya no tengo ni idea de lo que es cool y ni quiero ni puedo fingirlo. Y creo que le corresponde a las nuevas generaciones marcar esas tendencias.

Me genera mucha curiosidad una canción de la que no habéis hablado mucho: “Where I’m Going”. Parece coger esa energía psicodélica y el gusto por las armonías del pop de los 60 o primeros 70 que mostraron Tame Impala en “Innerspeaker”. ¿Era ese sonido algo que se sintiera en el aire en la Australia de entonces?

Fue la primera canción en la que trabajamos para “Zonoscope” y quizá sí capturaba ese sonido que se escuchaba en Australia, pero realmente fue una coincidencia. Sí que escuchamos “Innerspeaker”, obviamente, pero nunca hubo una intención explícita de parecerse a Tame Impala. Supongo que todos estábamos mucho en The Beach Boys y en la E.L.O. en aquel momento y la canción adoptó esa forma.

¿Por qué ese interés en “Zonoscope” por ese clasicismo pop y, por otro lado, por ese pop de inspiración africana que se puso de moda en los 80?

Una de las claves para “Zonoscope” fue que investigamos mucho con el sintetizador Fairlight. De hecho, prácticamente todos los sonidos de percusión del disco están construidos con el Fairlight. Sobre ello luego grabamos percusiones más orgánicas, que es algo que aprendimos de Tim. Yo creo que ahí tienes las dos claves: fue un disco que bebe mucho por ejemplo de “Tango In The Night”, de Fleetwood Mac, o de la primera Madonna y de los discos de Kate Bush, que están muy basados en el Fairlight. Y además investigamos mucho con distintos ritmos y formas de percusión, que es algo que también estaba muy relacionado con el Fairlight en el pop tribal de los 80. Fue increíble hacer ese disco porque en parte íbamos tras la canción pop perfecta pero nunca dejamos de probar cosas raras… “Need You Now” era más naíf, más inocente. “Sun God” llegó a durar 14 minutos en algún momento. O “Where I’m Going”, que es el ejemplo perfecto de una canción pop canónica pero rara, con su estructura muy directa pero luego con un break de órgano.

En pleno proceso de empezar a construir “Zonoscope”, tercer álbum de Cut Copy.

Un “Tusk” (1979) –otra vez Fleetwood Mac–, conceptualmente hablando.

Sinceramente creo que, si preguntaras a todas las bandas de aquella época por sus influencias de entonces, todas te dirían que “Tusk” fue una de ellas.

Siempre habéis sido un grupo que ha reconocido y explotado musicalmente sus influencias. ¿Nunca habéis tenido miedo de perder la personalidad? ¿O siempre habéis estado convencidos de que podíais darle a cualquier sonido vuestro enfoque personal?

Es un tema de honestidad, creo. Yo puedo querer sonar a algo que no sea yo, pero al final del día siempre terminas dándole tu punto, llevándolo al terreno en el que te encuentras más cómodo. Entonces llega un punto en el que la canción adquiere entidad propia y ya no puedes pensar tanto en lo que tú quieres, sino en lo que la canción necesita. Creo que, estando en una banda, lo que es realmente problemático es que todos los miembros tengan una idea totalmente diferente del disco que quieren hacer.

¿Os ha pasado mucho?

Claro, en parte pasa siempre. Al principio todo surge de esa diferencia, de encontrar un punto medio entre las formaciones y los gustos de cada uno, y luego sí se va haciendo más y más complicado. Por ejemplo, para “Freeze, Melt” no usamos baterías porque no podíamos usar baterías, así que lo complicado en ese caso es readaptar lo que sabes hacer y ponerte en parte al servicio de la banda, dejando el ego a un lado.

Creo que España es el quinto país en el que más conciertos habéis dado, por detrás de Estados Unidos, Australia, Canadá y Reino Unido, que son todos países anglófonos. ¿Qué crees que os ha hecho tener tanto impacto aquí?

España fue el primer sitio en el que tocamos fuera de nuestro país. En Barcelona, creo que en la sala Razzmatazz (de hecho, actuaron en julio de 2006 en el Summercase de Madrid y Barcelona). Cuando nos propusieron esta gira yo estaba flipando, no me imaginaba que alguien conociera nuestra música y mucho menos quisiera vernos fuera de Australia. Internet no era lo que es ahora, quizá MySpace tuvo que ver. El caso es que siempre ha sido especial tocar en España, venimos de tocar hace poco de allí (se refiere al Mallorca Live Festival del pasado junio) y siempre es muy guay. ∎

Etiquetas

Contenidos relacionados