Incendiario, Don L sitúa los temas de su álbum más reciente entre la realidad y la ficción. Lo que quiere es aumentar el alcance de su mensaje por medio del álbum “Roteiro pra Aïnouz Vol. 2” (Autoeditado, 2021), segunda entrega de la serie creativa que inició con “Roteiro pra Aïnouz III” (Autoeditado, 2017). Al contrario de las voces que fueron y siguen siendo silenciadas, Don L quiere ser visto y escuchado, dejar de esconderse.
Entre flow adictivo, coros y pistas de Auto-Tune, el cantautor nacido en 1981 en Brasilia y radicado en Natal realiza un vuelo sobre las ruinas de un país que afronta un capítulo sombrío de su historia. Así se permite fantasear con la victoria de las favelas, un logro que solo se podría alcanzar a través de la lucha colectiva y el establecimiento de la justicia social.
A veces cinematográfico –empezando por el título, que remite al galardonado cineasta brasileño Karim Aïnouz–, este “guion musical” no menciona directamente al Presidente de la República, Jair Bolsonaro, a quien el autor dirige críticas constantes. Su camino es proponer la visión de un universo de idealizaciones, pero sin dejar de tener los pies del suelo. Es algo similar a lo que ocurrió cuando publicó aquel primer episodio de la saga. “Mi trabajo es político y narra los acontecimientos con tanta sinceridad y horizontalidad que podemos aprender de los errores. Necesitamos tener una mirada crítica más rápida”, dice.
Don L, que se prepara para actuar el próximo noviembre en la primera edición del festival Primavera Sound São Paulo, habla en esta entrevista exclusiva para Rockdelux sobre su visión del mundo, sus ambiciosos planes y el deseo de devolver el arte brasileño al lugar destacado que le corresponde.
“Roteiro pra Aïnouz Vol. 2” es un viaje que transcurre a la inversa y busca resignificar el pasado para reconstruir el presente. ¿Qué has encontrado mientras recorres este camino?
Creo que estamos en una búsqueda constante y, entre tantas paradas, hemos ido imaginando el encuentro con una utopía. Quiero encontrar personas que tengan el mismo sueño, esta es la primera conquista afectiva y palpable para mí. Valoro realmente la oportunidad de poder conectarme con la gente que desea compartir las mismas luchas; esto es algo que me conmueve. Aún no sé qué voy a hacer en el futuro cuando me ponga a componer el “Vol. 1”, pero por ahora podemos proponer una indagación de los paradigmas que nos rodean y fomentan el pensamiento crítico. Mi trabajo siempre partirá de la premisa de que hay que cuestionar todo aquello que muchas veces parece inmutable, demasiado sólido.
La autobiografía es una característica del rap que muchas veces actúa para generar una gran y efectiva identificación con el oyente, aunque dicen por ahí que en Brasil hay mucha pasividad entre la gente. ¿Tomar posición y narrar cosas que ocurren en el presente de Brasil fue la manera que has encontrado para responder a los ataques a la cultura y a la sociedad?
Las personas que han tenido el privilegio de tener contacto con las historias reales de lucha en nuestro continente latinoamericano adquieren la misión de transmitirlas, de manera que los demás puedan entenderlas. Por aquí se suele decir que Brasil fracasó, cuando en realidad tenemos un proyecto de país que demuestra exactamente lo contrario. El neoliberalismo triunfó y trata de invertir la realidad en cada detalle para perpetuar sus conquistas. Como ciudadanos, crecimos escuchando que a nuestro alrededor hay armonía, justicia y democracia racial, pero esto jamás existió por completo. De hecho, me gustaría reiterar que Brasil es el país más racista del mundo, un lugar donde la desigualdad es brutal y los índices de violencia siguen extremadamente altos. Tenemos en la raíz de nuestra formación uno de los mayores genocidios ocurridos en la historia de la humanidad. Así que es necesario contar estas historias preservando la forma en que realmente sucedieron, pero sin ponerse en una posición de derrota, ya que no podemos dejar de hablar también de luchas y victorias. Además, me gustaría reiterar que líderes indígenas y campesinos han muerto cada semana, víctimas de la violencia política. El periodista Dom Phillips y el indígena Bruno Pereira fueron asesinados en la Amazonia y la realidad es que son crímenes recurrentes, que se revelan como el reflejo de un pueblo que está en batalla. Si no fuera así, no habría tantas muertes. Yo me comprometo a contar la historia tal como es, ya que grandes figuras dieron su vida para cambiar este país y tenemos que honrarlas todos los días.
En la canción “A todo vapor” dices: “Soy mucho más guerrillero que MC”. Esto viene a cuestionar directamente la fantasía capitalista que vive la industria musical, ya que planteas la utopía y la urgencia de una revolución artística. Al observar las circunstancias de la escena brasileña, ¿crees que es posible lograrlo?
Vivimos un momento muy complicado. El Estado está al servicio del capitalismo monopolista. Pocas y grandes empresas tienen el capital de inversión, por lo que dictan los rumbos de la cultura. Como artistas brasileños, tenemos que vivir estas contradicciones todo el tiempo, tenemos que trabajar con el arte y ofrecer nuestros puntos de vista, a la vez que trabajamos con estas empresas responsables de financiar los grandes festivales de música. La propuesta que hago de utopía y de cambio es mi manera de decir que este país necesita ser refundado en cada aspecto. Los pequeños cambios ya no son suficientes para Brasil, nunca lo fueron. Si antes tenían un efecto aceptable, ahora ya no son válidos. Nuestros problemas se vuelven cada vez más difíciles de tratar, más complejos, y el tiempo no puede esperar porque tenemos una vida en el presente. Hay hambre, hay negligencia, hay muertes, y esto se refleja en el arte. Necesitamos lograr un equilibrio dentro de este juego sádico y, como creador, siento que cada día necesito aprender algo e imaginar formas alternativas de afrontar esta experiencia. Reflexiono mucho y hago analogías de nuestros desafíos con los que viven desde hace décadas países como China y Vietnam. Sus gobiernos lidian con un mundo capitalista soberano, que está a su alrededor. Como artistas, tenemos que hacer algo similar: tratar de lidiar con este universo al mismo tiempo que construimos otro espacio, que es nuestro y libre de intervenciones.
Brasil vive bajo un gobierno de extrema derecha y la clase artística denuncia situaciones que les imponen una resistencia constante. ¿Qué ha hecho el rap por nuestro país?
El rap brasileño tiene un aporte imbatible y atemporal, que es denunciar el racismo tal como es. Esto es algo que nadie le puede quitar, que se ha construido durante generaciones. Múltiples personas son conscientes de la profundidad del racismo estructural a través del trabajo realizado por el hip hop, por el rap. Pero también tenemos varias otras cuestiones que se plantearon, varios deseos líricos. Este es un movimiento que te saca del fondo y te devuelve la autoestima, que creció teniendo un carácter motivacional muy importante. También revela un papel de entretenimiento y diversión, pues el rap se conecta de manera muy potente con la danza, con la musicalidad, con el cuerpo. Nosotros, desde el rap, estamos guiando la música brasileña por diferentes caminos y momentos. Si escuchas los trabajos más recientes de Caetano Veloso y Chico Buarque vas a ver que utilizaron referencias del género para construir sus canciones. También tenemos interesantes fusiones hechas con la samba, como hace Emicida. Esto simboliza un gran vuelco en lo que puede ser la Música Popular Brasileña.
Brasil siempre nos ha permitido vivir mezclas y cambios culturales estupendos. Es un hecho muy relevante que permite poder construir un nuevo panorama del arte libre, ¿no?
Absolutamente. Tenemos que mostrarle a la gente lo mediocre que ha sido nuestra realidad, aún más si sabemos que tenemos potencial. En términos políticos, sociales y económicos, todo ha sido muy difícil. Pero si logramos superar esta fase, creo que surgirá un momento cultural maravilloso. Hay un mar de posibilidades, no podemos cerrar nuestras cabezas. Como creador y como amante de la cultura, veo todo un universo que está a nuestra disposición.
Los dos álbumes que ya conocemos de la trilogía “Roteiro pra Aïnouz” traen una estética y elementos muy delicados, y esto, de hecho, provoca cierto contraste con la potencia de las letras. ¿Qué papel juegan el respiro y el silencio en tu creación artística?
Para mí, el silencio es una de las cosas más importantes a la hora de hacer música. Cuando escribo una canción me gusta hacer producciones más minimalistas, me ilusiona trabajar bien con el espacio, aunque igualmente respetando la grandeza de otras producciones complejas. Pero sobre todo en el “Vol. 2” quería someter mi flow a otra frecuencia de tiempo para que la gente pudiera hacer sus reflexiones con más calma. La tarea de producción fue bastante complicada en ese sentido, cuando me propuse dar unidad a la totalidad. Quería recorrer varios aspectos de lo que está en boga actualmente en la música popular, garantizar el alcance de mi mensaje y comprender lo que podría proponer en términos de discurso. Así que te puedo decir que logramos crear una atmósfera, un lugar en donde el silencio también puede comunicar. Esta es mi máxima invitación. Que nos sumerjamos en los mares llenos de preguntas. ∎