Dua Lipa, pedigrí albano-kosovar.
Dua Lipa, pedigrí albano-kosovar.

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Dua Lipa: ¡Viva la diva!

El panorama de las divas del pop comienza a parecerse al abarrotado camarote de los hermanos Marx. Surge una nueva cada mes. Pero hay algunas que han venido para quedarse. Y Dua Lipa es, sin duda, una de ellas. Es inútil enzarzarse en discusiones sobre si es la nueva Madonna o la Kylie millennial. La londinense tiene suficiente personalidad como para no necesitar comparaciones. Y su indisimulado pedigrí albano-kosovar no hace sino acrecentar su aura de periférica diva pop. Un pedigrí que, por otro lado, parece cotizar al alza: otras dos aspirantes al trono de reina del pop mundial exhiben su mismo origen geográfico, Ava Max y Rita Ora (aunque la segunda ya parece definitivamente lejos del trono). La primera es estadounidense de padres albaneses y la segunda nació en Pristina, capital de Kosovo, y desde Londres se ha labrado una carrera que incluye colaboraciones con Jay-Z, Drake o Charli XCX.

Al estallar la guerra de Bosnia, y tras sufrir el cerco de Sarajevo, los padres de Dua Lipa, albano-kosovares con raíces bosnias, emigraron a Londres, donde nacería la cantante en 1995. La herencia musical le viene de su padre, que fue cantante y guitarrista de Oda, grupo de rock kosovar en la onda de los Bijelo Dugme en los que inició su trayectoria Goran Bregovic. En 2008, tras la declaración de independencia de Kosovo, la familia se volvió a Pristina, donde Dua Lipa se encontró felizmente con sus raíces y su padre montó una empresa con la que llevó al país los primeros conciertos de rap norteamericano, y puso en marcha la fundación solidaria Sunny Hill, de la que Dua es patrona. Un rasgo este muy definitorio de su inquieta personalidad, ya que es furibunda detractora de Trump, Bolsonaro y el Brexit, embajadora de Unicef, convencida feminista, acérrima defensora de los derechos LGTBI y de los refugiados, así como de la causa palestina y del movimiento Black Lives Matter. Eso sí, también se ha ganado duras críticas por algún tweet en el que parecía apoyar la expansionista idea de la Gran Albania (y ya se sabe que por esos lares no se andan con chiquitas) y por ese célebre episodio tras la gala de los Grammy de 2020 en que ella, Lizzo y Rosalía arrojaron dólares a unas strippers de un club de Los Ángeles. Sus explicaciones no convencieron a las feministas.

Tres años después de su llegada a Pristina, se volvió sola a Londres, convencida de que en Kosovo no iba a poder desarrollar la carrera musical que ansiaba. Pero antes de su ascenso fulgurante le tocó hacer de camarera en un restaurante mexicano y realizar sus primeros pinitos como modelo. Ahora es imagen de Pepe Jeans y de Yves Saint Laurent. Sus inicios en la música, siendo todavía una adolescente, consistieron en subir a YouTube versiones que hacía de Alicia Keys o Christina Aguilera, artistas a las que admiraba, como también a Pink, Nelly Furtado y demás cantantes de ese mainstream pop que marcó el comienzo de su andadura. Ella misma lo explicaba así en una entrevista: “Cuando volví a Londres, sola, con 15 años, empecé a subir vídeos con versiones buscando el efecto Justin Bieber”. Algo que parece común a una gran parte de la generación Y y a toda la generación Z, aturdidas ante el poder de YouTube y TikTok. Pero su voz algo andrógina, agridulce (con un punto a lo Shakira), más bien grave, un poco nasal y tristona, también muy dúctil, pero sin esos tonos tan agudos y sobreactuados de las divas pop de su época, generó al principio rechazo entre los capos de las compañías. Hasta que finalmente, en 2015, editó su primer sencillo, “New Love”, una perla de pop un tanto acre y melancólica, que encaja muy bien con la etiqueta de dark pop que la propia Dua Lipa ha otorgado a su música.

Dua Lipa: “New Love”, primer single.

A ese primer single le siguieron otros cuatro, así como colaboraciones con Sean Paul y Martin Garrix, su primera aparición en el festival de Glastonbury o su actuación, ya como gran estrella, en un festival organizado por la fundación Sunny Hill en Pristina, donde fue recibida como una auténtica heroína local.

En 2017, además de telonear a Bruno Mars y Coldplay, se publicó “Dua Lipa”, su primer álbum, un artefacto apañadito que, eso sí, incluía “New Rules”, el primer gran hit de su trayectoria, un single extrañamente tardío que todavía sigue siendo la canción más reproducida de su carrera. Este disco será el pasaporte para obtener al año siguiente los Premios Brits a mejor solista femenina y mejor nuevo artista, y en 2019 el Grammy a artista revelación. Lo cual no está nada mal para una principiante que era acusada de ser un producto de mercado más. Como manifestaba ella misma, “para la gente un artista pop es siempre algo manufacturado, pero yo escribo mis propias canciones y soy quien toma las decisiones”. Y el año pasado soltó la bomba, “Future Nostalgia” (2020), su segundo álbum, un refulgente monumento de pop bailable, que la ha acabado de encumbrar y le ha valido el definitivo reconocimiento por parte de la crítica. Además, en 2020 ha conseguido el apoyo de dos de sus iconos más influyentes: Madonna, en el remix de “Levitating”, y Kylie Minogue, con quien ha grabado “Real Groove” (decisivo encuentro de las dos reinas actuales del neodisco) y que fue estrella invitada en su muy exitoso concierto en streaming “Studio 2054”, en el que también contó con Elton John o FKA twigs bailando. Un rutilante sueño cumplido para aquella chica de origen kosovar que ahora da gracias y afirma estar preocupada porque “probablemente las jóvenes generaciones de refugiados no van a tener la oportunidad que yo tuve gracias al hecho de que mis padres se mudaron a Londres. Yo nací aquí y pude vivir mi sueño a escala global”. ¡Y que lo digas, menudo carrerón! ∎

Mucho más que dos

“Dua Lipa”
(Warner, 2017)

Su carta de presentación no entusiasma, pero permitió pensar que esta chica de imagen camaleónica podía llegar a ser una estrella. Junto a caramelos pop como “Be The One”, píldoras de funky rap como “Blow Your Mind (Mwah)”, hits de house-pop (“New Rules”) y joyas que combinan disco y R&B como “Lost In Your Light” (dueto con Miguel), este primer e irregular álbum de Dua Lipa incluye también baladas anodinas y temas melódicos tirando a sosos (“No Goodbyes”, “Homesick”) que lastran el conjunto.

Al año siguiente se publicó “Complete Edition”, que recogía, además de los temas originales, un segundo disco con temas inéditos, uno en directo y sus colaboraciones con Martin Garrix, Silk City (Diplo y Mark Ronson), Calvin Harris, Sean Paul y las estrellas femeninas del K-pop Blackpink, que aportaron un mayor colorido a su debut.

“Future Nostalgia”
(Warner, 2020)

La confirmación definitiva de su talento. Un disco que, prácticamente, no tiene relleno. Lo que es algo muy difícil de encontrar hoy en día. Su reivindicación actualizada y desprejuiciada de la era disco da como resultado una obra maestra del pop bailable del siglo XXI: ecos de Madonna en el tema titular y en esa gema de dance pop que es “Levitating”, pelotazos eurodisco (“Don´t Start Now”), tributo a Olivia Newton-John, que no versión (“Physical”), guiños al p-funk (“Pretty Please”), house de nuevo cuño (“Hallucinate”), disco-pop etiqueta negra (“Break My Heart”) o esa sutil balada con efecto pizzicato sobre los momentos de acoso sexual que sintió de adolescente (“Boys Will Be Boys”) que cierra esta gran pieza de orfebrería sonora. Pura y pluscuamperfecta obra de arte pop.

The Blessed Madonna (antes The Black Madonna) se encargó de coordinar, también en 2020, “Club Future Nostalgia”, una compilación digital de remezclas e inéditos (igualmente en versión DJ mix) a cargo de Joe Goddard (Hot Chip), Yaeji, Kaytranada, Mark Ronson o Jacques Lu Cont. A destacar la odisea groovy de Moodymann para “Break My Heart”, el estilizado deep house de Mr. Fingers para “Hallucinate”, el reconfortante underground house de Masters At Work para “Pretty Please” y la excitante aportación de Missy Elliott (y de Madonna) a ese demoledor “Levitating” remezclado por The Blessed Madonna.

Y hoy se ha publicado “The Moonlight Edition”, otra vuelta de tuerca a “Future Nostalgia” que incluye su nuevo tema “We’re Good”, además de sus colaboraciones con Miley Cyrus (“Prisoner”), DaBaby (“Levitating”) y J Balvin, Bad Bunny y Tainy (“Un día (One Day)”). ∎

Los tesoros de Kosovo y Albania

Vaçe Zela.Vaçe Zela.
Bleona Qereti.Bleona Qereti.

Aunque la música de sus ancestros albano-kosovares ha dejado poca huella en las canciones de Dua Lipa, merece la pena pasar revista (aunque sea breve) a los sonidos de esa fecunda zona de los Balcanes. La búsqueda de tesoros musicales es inagotable: desde la voz nítida de Gonda Manakovska (la Fairuz o la Om Kalsoum kosovar) hasta la música tradicional saze, casi free jazz, del sur albanés del clarinetista Laver Bariu (fallecido en 2014), pasando por el folk teñido de tango y chanson de la adorada Vaçe Zela, ya fallecida, el precioso pop melódico mediterráneo de ecos eurovisivos de Eli Fara o Rona Nishliu (representante de Albania en Eurovisión 2012), las seductoras melodías de Vlashent Sata (un cantautor indie a lo Vinicio Capossela) o el rock insurgente de la también eurovisiva Aurela Gaçe, que reside en Nueva York. Y, por supuesto, el kosovar Meda, las exuberantes Pandora, Mimoza Shkodra, Irini Qirjako y todos los demás ídolos de la tallava, variante albanesa del turbofolk, ese excitante y jubiloso conglomerado de música tradicional gitana, eurobeat, pop eurovisivo, rap, techno y melismas orientales que constituye la réplica balcánica del rai argelino y que está auspiciada por las distintas mafias de los países de la zona.

Y si se explora el panorama más actual, se podrá degustar también la música urbana de raperos como Ghetto Geazy y Capital T (los J Balvin y Bad Bunny albaneses), que han virado al trap y el reguetón (¡¡¡sí, sí!!!), la escena electrónica de Pristina (el Berlín de los Balcanes, onda fría y EBM) con sitios como el Zone Club, raves abundantes (al menos antes del coronavirus) y colectivos como Vakuum y Servis. También, por supuesto, el brillante pop de Bleona Qereti, claro precedente del triunvirato que forman Dua Lipa, Rita Ora y Ava Max al ser la primera artista que fue definida como la Madonna albanesa (aunque sería más justo decir la Lady Gaga, por sus excesos indumentarios), quien desde la bella Körçe (sur de Albania) llegó en 2009 a Nueva York, donde ha sido producida por Timbaland o Rodney Jerkins. Vaya, una auténtica pionera de este inopinado, refrescante y estimulante ejército sónico albano. ∎

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