Hip hop con compromiso. Foto: Gabriel Klein
Hip hop con compromiso. Foto: Gabriel Klein

Entrevista

FBC, el rap y las periferias que laten

“BAILE” es el fruto de la asociación entre el cantante FBC y el productor VHOOR. Repleto de sonidos característicos de los 90, el álbum busca en el hip hop y en el funk los referentes para construir una narrativa que no solo actualice tales géneros, sino que los resignifique. Hace bailar a los oyentes, pero también pavimenta el camino hacia la denuncia. Hoy, 4 de noviembre, FBC actuará en Primavera Sound São Paulo, dentro de la programación de Primavera Na Cidade.

En Brasil, los “bailes” rockean en las afueras de las metrópolis y son la cuna de una efervescente escena musical. Ritmos, estéticas y discursos se entrecruzan, haciendo que la música popular se revele aún más grande de lo que ya parece. Muchas veces esta potencia cotidiana proyecta a las alturas del estrellato a artistas marginales. Si bien los estados de São Paulo y Río de Janeiro se han apoderado de la industria musical y, por tanto, del mérito de ser los “lugares donde todo puede suceder”, su vecino Minas Gerais fue casa e inspiración para el rapero FBC, autor de “BAILE” (Autoeditado-A União da Força e da Fé, 2021).

Fabrício Soares Teixeira –ese es el nombre de FBC– tiene 32 años y creció en la región metropolitana de Belo Horizonte. Fue allí, en la misma tierra donde se consagraron estrellas internacionales como Milton Nascimento, Pato Fu y Sepultura, donde el joven Soares descubrió las premisas mágicas del arte. Tocaba la batería en la iglesia, pero el ritmo y la fuerza del hip hop –género al que se acercó asistiendo a los rimaderos locales– le abrieron las puertas de un universo singular.

La inspiración de éxitos recientes como “Se tá solteira” viene de esa misma época. Provocativa, esta canción es ahora obligatoria en tu lista de reproducción si quieres saber qué se escucha en las fiestas de Brasil. Fruto de su asociación con la también cantante Mac Júlia y el productor VHOOR, se convirtió en un éxito instantáneo nada más llegar a plataformas como TikTok. Este movimiento, según reflexiona el propio FBC, tiene algo de revolucionario frente al reto de sobrevivir en una industria que apenas ilumina a los creadores de las regiones alejadas de los centros de poder.

“Lo que voy a decir puede sonar algo cursi, pero cuando VHOOR y yo lanzamos este tema no pensamos que sería un éxito”, dice el cantante, al teléfono. “Lo hicimos solo porque nos gustaba, y al final ha sido un rescate del sonido que crecimos escuchando en la zona norte de Belo Horizonte. Yo soy así: hago música porque me gusta, no porque me fije en algo que esté de moda, aunque volvimos a poner de moda el Miami bass; de hecho, me parece que cada 20 años los compositores parecen revivir lo que se hizo en el pasado. Pero es posible experimentar y gozar de las coincidencias”.

FBC: el pálpito de Belo Horizonte. Foto: Gabriel Klein
FBC: el pálpito de Belo Horizonte. Foto: Gabriel Klein

Lejos de ser una obra melancólica, “BAILE” es ante todo un disco para la pista, un retrato de esa urgencia periférica marcada por denuncias, romance y passinho (baile que conjuga elementos del breakdance, el funk y ritmos tradicionales brasileños), entre otros aspectos. En esta entrevista, FBC explica sus decisiones creativas y dice defender la idea de que el artista necesita llegar cada vez más donde está la cultura popular. Además de hablar sobre sus orígenes, el cantautor comparte su visión sobre los caminos recorridos por la juventud periférica brasileña y las razones por las que ahora desea ver a todos reunidos en su gran pista de baile pospandemia.

“BAILE” es un álbum que te llevó a lugares inimaginables, y además te dio proyección internacional al revitalizar el hip hop hecho en Brasil. ¿Qué representa para ti?

Además del acceso y relieve que obtuve con el disco en eventos y premios, lo más importante cuando pensé en armar estas canciones era que, al final, me pudieran llevar a tocar en la calle, tanto en el cerro como en algún barrio céntrico. Quería que la gente lo disfrutara, que bailara… Pero creo que lo mejor de escuchar este álbum es que puedes visualizar la comunidad que describo. Un personaje puede haber sido inspirado por varias personas, o solo por una. Iba incluyendo características personales de gente con las cuales convivía en el pasado o me las imaginaba al crear. Quería llevar mi barrio al mundo, quería que el mundo supiera que hay una favela llamada Cabana do Pai Tomás, que es donde vivo, y que hay una avenida llamada Rua da Lama. Siento que he documentado un período de nuestra historia.

“Nuestra ciudad vio nacer el Clube da Esquina, liderado por Milton Nascimento y Lô Borges. Hubo también una escena death metal en la que sobresalieron grupos como Sepultura. La cultura y la rebeldía palpitaron en todo momento”

El álbum también ofrece una mirada renovada sobre la vida cotidiana, pero a través de los ojos de la favela. Con tantos estereotipos en torno a los extrarradios latinoamericanos, ¿qué crees que es esencial que la gente sepa a ese respecto y en este momento?

Me parece que debemos mirar cada comunidad y cada territorio como un espacio único, poblado por personas únicas. Lo que hacemos por medio del arte es poner fechas en los acontecimientos y exponer lo mejor de nuestras comunidades, es decir, todo lo que tiene una favela sin depender del violento cliché de la meritocracia. Por ahí dicen: “Si lo hiciste, luchaste por eso, te lo merecías”... Tengo muy claro que las cosas no son así, nuestra suerte puede ser diferente si comparamos mi experiencia con la tuya, y así sucesivamente si hablamos de otras personas. Estoy convencido de que todavía hay mucho que sacar de la periferia, mucho que decir de las favelas más allá de esa carga negativa. Cuando quise contar historias de distintos personajes en mi álbum, imaginé distintas posibilidades de humanización para que la gente viera sus experiencias bajo una óptica más allá del hipotético sufrimiento de las personas de las favelas. Quise preguntar sutilmente: “¿Por qué esta persona actúa así?”. Todos somos complejos y vivimos en universos paralelos. Siento que estoy tratando de construir una comunidad y la conciencia de que, de hecho, esto es lo que sucede a nuestro alrededor. Pero también amamos, lloramos, cometemos errores, aprendemos, nos caemos, nos levantamos.

Hay una gran efervescencia en el arte callejero de Belo Horizonte. Tenemos rimaderos, concursos de slam y la popularidad del passinho, un estilo de baile ya tradicional entre los jóvenes. En ese sentido, ¿qué papel juega el arte en la formación de la juventud periférica?

Me acuerdo que cuando comenzaron los duelos de MCs, alrededor del año 2007, estaba desarrollándose en Brasil todo un movimiento de ocupación de espacios públicos. Me parece que toda la historia de la música de Belo Horizonte entronca con un tono politizado en cuanto a temas y sonidos. Pero lo que más me atrajo del hip hop fue la lucha, la existencia de un compromiso social. En ese momento yo participaba en consejos estudiantiles, lo que impulsó mis percepciones del mundo. Esos duelos de rap sucedían en la calle, así que era como si estuviéramos haciendo una protesta, demostrando que en ese lugar también podía haber vida, arte y cultura. Si uno miraba alrededor podía ver a la multitud organizándose, incluso ocupando lugares abandonados por el gobierno. Yo era un pibe de 16 años que no entendía nada, pero fui integrándome en los duelos hasta que me llené de consciencia y respeto a las luchas sociales. Ahí conocí el movimiento feminista, comencé a entender mejor qué buscaban los aliados de la lucha antirracista y la lucha de aquellos que trataban de promover la cultura frente a un ayuntamiento que no hacía nada por nosotros. Nuestra generación emergió con la idea de acercarse al arte para ser revolucionaria. Por eso pienso que no importa si vas o no a cambiar el mundo, el hecho es que estamos listos para hacer microrrevoluciones. En mi opinión, las calles de Belo Horizonte huelen a lucha, rebelión, inquietud, cuestionamiento sobre todo. Por eso estos movimientos que nacen ahí son importantes para la juventud.

Baile y denuncia: fórmula ganadora. Foto: Gabriel Klein
Baile y denuncia: fórmula ganadora. Foto: Gabriel Klein

¿Qué aspectos pueden diferenciar el rap y el funk de Minas Gerais si los comparamos con lo que se escucha en otras partes del país?

Creo que es fundamental diferenciar el acento, el respeto y el tono politizado. Si observas bien, la mayoría de los MCs de Belo Horizonte que se abren paso son personas que tienen entre los objetivos de sus producciones abordar temas relacionados con política, ciudadanía y comunidad. Nuestra ciudad vio nacer el Clube da Esquina, liderado por Milton Nascimento y Lô Borges. Hubo también una escena death metal en la que sobresalieron grupos como Sepultura. La cultura y la rebeldía palpitaron en todo momento. Me encanta el hecho de que la gente esté dispuesta a escuchar nuestros sonidos y mensajes, abandonando sus oídos perezosos. Durante muchos años, la gente de Río y São Paulo solo consumió la música que tenía su acento o la música que estaba en el hype. Aún es así en muchos casos. Durante mucho tiempo la gente vio a Minas Gerais como una fotocopia chapucera de Río y São Paulo. Pero siempre hemos tenido nuestra propia cultura e identidad. Los mineros tienen una forma de hablar que dice mucho.

Una gran parte de los artistas independientes utiliza las redes sociales para impulsar sus trabajos, mientras la gente intensifica sus críticas a herramientas como TikTok, cada vez más inserta y determinante en el proceso creativo. ¿Esto ha sido un problema para ti en algún momento?

La verdad es que no, no lo es. Lo que más me preocupa y llama mi atención es la música. Cuando encontramos la fórmula perfecta para crear “Se tá solteira” yo no creía que se convertiría en tendencia, llegando tan alto en las listas. Pensé que el sencillo era oscuro, pero, bueno, las cosas suceden y eso ya está hecho. Hoy tengo la certidumbre de que ya no quiero hacer música con TikTok en mente. De hecho, gané dinero. ¿Si es suficiente? No sé. Pero siento que finalmente obtuve la libertad para seguir haciendo lo que quiero. Ya tengo listo un nuevo disco, inspirado en la dance music, en el house y en el hip hop. Es un proyecto en el que vengo pensando y trabajando minuciosamente desde junio de 2020, junto a amigos. Lo más importante para mí es que en mi arte busco hacer cosas que ya no puedo encontrar en otros lugares. Cuando me canso, decido cambiar todo y hacer otras cosas. Para mí es algo natural.

“¿Cuánto tenemos de culpa las comunidades por mantener esta situación y cuánto fallamos por no organizarnos socialmente para mejorar nuestras calles y evitar que sigan pasando tantas cosas terribles?”

La violencia policial es un tema muy común en los periódicos de Brasil y conduce la narrativa de “Polícia covarde”. En esta canción denuncias lo que sucede en los barrios, pero también está la intención de cuestionar este estado democrático que, en realidad, tiene muchas fallas.

Sí, principalmente porque “BAILE” es también un disco de denuncia. En él canto muchas veces sobre corrupción, pero la gente no entiende que somos nosotros los que alimentamos esos actos que tanto criticamos. Es nuestro derecho ocuparnos y dejar de ser parte de guerras que solo interesan a los que tienen el poder. Queremos llevar algo útil a la comunidad, a la sociedad. Desafortunadamente, así es como funciona. Cuando se trata de la periferia, la policía siempre será un personaje presente y secundario. Me gustaría que la gente empezara a cuestionar esto, es decir: ¿cuánto tenemos de culpa las comunidades por mantener esta situación y cuánto fallamos por no organizarnos socialmente para mejorar nuestras calles y evitar que sigan pasando tantas cosas terribles?

En “Delírios”, uno de los temas más nostálgicos de “BAILE”, describes un intenso coqueteo. Entre líneas, creo que esta letra alimenta otras interpretaciones, porque también habla de sueños y atrevimientos, dos aspectos recurrentes si analizas todo el proyecto. ¿Qué delirios alimentas en el presente?

Mi delirio actual es aprender a tocar un instrumento y dominarlo, ser un maestro (risas). Después de terminar la composición de mi nuevo disco he estado tomando clases de piano dos veces por semana, tarea a la cual sigo dedicado desde febrero. Siento que los instrumentos me hacen sentir vivo a partir de un tipo de experiencia singular, que nos permite subir y bajar la intensidad de los sonidos y también despertar sensaciones distintas en la gente con mucha más organicidad. O sea, es una perspectiva de creación distinta a la que se puede tener con lo electrónico, para mí algo limitante en este sentido. Quiero dominarlo antes de tener 50 años; ¡si puedo lograrlo sería fantástico! Empecé en la música como batería, así que fui instrumentista antes de querer cantar o hacer cualquier otra cosa. Ahora, de gira, siento que un bajo, una batería y un teclado, junto a la camioneta pick-up en donde proyectamos el sonido… Esa combinación nos permitiría hacer locuras. ∎

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