Cinco, y con las cosas claras. Foto: Filmawi
Cinco, y con las cosas claras. Foto: Filmawi

Entrevista

Irlanda en los corazones de Fontaines D.C.

Irrumpieron en 2019 con “Dogrel”, un álbum escrito en su Dublín natal. Su continuación, “A Hero’s Death”, fue compuesto en la gira que siguió a la publicación de aquel debut. “Skinty Fia” –su nuevo álbum, que se publica mañana– toma forma en Londres, marcando decididamente el tono de un trabajo que indaga en sus raíces irlandesas.

Ante la perspectiva de dejar atrás tu hogar, se suelen dar dos circunstancias. Es habitual sentir cierta desconexión y pérdida. También es algo que se da en la dirección contraria, cuando al partir se acentúa el sentimiento de pertenencia. “Skinty Fia” (Partisan-[PIAS] Ibero América, 2022), como esta charla, no se puede desligar de su contexto. Los integrantes de Fontaines D.C. –el cantante Grian Chatten, los guitarristas Carlos O’Connell y Conor Curley, el bajista Conor Deegan y el batería Tom Coll– son desde hace un tiempo cinco irlandeses residentes en el Reino Unido. Carlos O’Connell, interlocutor de Rockdelux en esta entrevista, vivió en nuestro país hasta los 18 años. De padre madrileño y madre irlandesa, conoce bien todas las implicaciones sociopolíticas del triángulo que forman Irlanda, Reino Unido y España.

Si hablamos del contexto, claro, hay que hacer referencia al tiempo en el que fue concebido “Skinty Fia”. Un tercer álbum escrito a renglón seguido de “A Hero’s Death” (Partisan, 2020), cuando todavía estábamos sumidos en la incertidumbre pandémica. “Uno de los retos era seguir con esto”, afirma O’Connell. Matiza, eso sí, que no fue difícil para ellos. Parecen haberse involucrado más que en anteriores ocasiones. “Tener todo ese poder sobre lo que ponemos ahí fuera da bastante satisfacción”, sentencia.

En vuestra propuesta siempre ha tenido mucho peso la tradición irlandesa. En su momento, para las portadas recurríais a ilustraciones de cuentos tradicionales irlandeses o, en el caso de “A Hero’s Death”, a la escultura de Cúchulainn (héroe de la mitología irlandesa, la escultura conmemora el Alzamiento de Pascua de 1916). En “Skinty Fia” la tradición irlandesa sigue presente desde el mismo título y la portada. ¿Nos puedes explicar brevemente esa simbología?

“Skinty Fia” es una expresión supercoloquial de una forma del idioma irlandés un poco rural. Seguramente, la manera en que se usa es bastante distinta según las zonas. Básicamente, un par de palabras que Tom, nuestro batería, nos contaba que utilizaban su abuelo o abuela, uno de los dos; nos explicó la historia de esta expresión, que decía cada vez que se daba un golpe en el dedo del pie con la pata de la mesa. Es algo así como un “me cago en todo”, pero la traducción literal del dicho es “la maldición de los ciervos”. No es solo que el sonido de las dos palabras nos encantara, es que también transmitía la idea de algo grande y clásico: “la maldición de los ciervos”, en un par de palabras… Y todo para decir algo muy coloquial. Tiene ese poder. Era algo que no habíamos oído nunca y que nos pareció bastante interesante. Además, nos daba la oportunidad de utilizar el idioma y denunciar esa concepción del irlandés siendo robado por el Reino Unido.

Reivindicación de Irlanda. Foto: Filmawi
Reivindicación de Irlanda. Foto: Filmawi

¿Por qué es importante para vosotros que vuestro imaginario siga ligado a la tradición irlandesa?

Es importante el mantener un sentido de identidad. Creo que es algo importante para todo el mundo, es parte del ser humano. Ese sentido de identidad ha ido cambiando con los años y la manera en que lo miramos también. Supongo que cada disco ha tenido una representación distinta de esa identidad en contextos diferentes. Lo que ha pasado es que ahora estamos viviendo todos en el Reino Unido y de repente todo lo relativo a la identidad irlandesa se ve desde un punto de vista distinto. En gran parte por la ignorancia, que es bastante común en el Reino Unido sobre la historia y lo que hicieron en Irlanda. Es importante mantenerlo, lo es para nosotros como personas. ¿Por qué no íbamos a hablar sobre ello en nuestra música?

Siento que, pese a la proximidad geográfica, la cultura irlandesa es una gran desconocida para los españoles. ¿Cómo lo percibes tú, que has tenido un pie en España y otro en Irlanda?

Creo que sí lo es y que no lo es. Sí lo es de la misma manera en la que creo que España lo es para los irlandeses. Nos quedamos en la superficie que vemos de la cultura de un país. De alguna manera, esos clichés se convierten en todo lo que conocemos de una cultura. Entre España e Irlanda seguramente haya mucho que no se conoce, pero, si te digo la verdad, yo creo que el conocimiento es mayor que el que tienen los británicos sobre Irlanda. No me refiero a todo el mundo en el Reino Unido, obviamente no, pero el hecho de que te encuentres con este tipo de narrativas es bastante chocante. Mucha gente todavía piensa que Irlanda es parte del Reino Unido.

“Ahora estamos viviendo todos en el Reino Unido y de repente todo lo relativo a la identidad irlandesa se ve desde un punto de vista distinto. En gran parte por la ignorancia, que es bastante común en el Reino Unido sobre la historia y lo que hicieron en Irlanda. Es importante mantenerlo, lo es para nosotros como personas”

Carlos O’Connell

En estos últimos años he disfrutado mucho con discos que hablaban de Dublín. Al margen de “Dogrel”, por supuesto, está el debut homónimo de For Those I Love o “Town’s Dead” (2021) de Kojaque. ¿Qué está pasando en Dublín para que tantos artistas sientan la necesidad de salir a explicarlo en un álbum?

Se está perdiendo algo. El disco de Kojaque, por ejemplo, es “La ciudad está muerta”. Luego, en la canción, sí que dice “la ciudad no está muerta, solo está dormida”. Ese sentido de identidad del que hablábamos es muy potente en Irlanda. Me resulta parecido al que en España hay en Andalucía, cuya identidad es bastante poderosa. Ese sentido de identidad es muy potente en Irlanda porque históricamente ha tenido que luchar para sobrevivir. Y ha tenido que luchar en sitios pequeños, como la familia. La gente se está dando cuenta de que se está perdiendo esa identidad que tanto queremos y la manera en que se expresa. Se está perdiendo en el sentido de que la ciudad está cambiando muchísimo y tiene muchísimos problemas, como, por ejemplo, la vivienda. Es imposible alquilar en Dublín. A todo el mundo se le está empujando a irse fuera. Todos los sitios en los que antes había conciertos o donde la gente se conocía están desapareciendo porque Irlanda se ha vuelto un país supermegacapitalista. Tiene un montón de empresas enormes que pagan muy pocos impuestos para traer dinero al país. Pero eso tiene una consecuencia enorme en su gente, en lo que son y en cómo se expresan. Ha habido una generación de gente joven que ha intentado expresar eso en su música.

Cuando componéis una canción, ¿conocéis previamente el significado de la letra o componéis primero y después se encarga Grian de lo suyo?

Cambia mucho, la verdad. Hay canciones que Grian trae, con sus acordes, y ya está. Hay otras canciones que las trae otra persona que ya tiene la idea de la letra, y luego hay otras que se escriben solas. Esas, normalmente, si estamos todos en el local, se empiezan a escribir y Grian está “bla bla bla” sin decir mucho. Igual sale una palabra, la coge y tira de ahí. Pero no suele haber un significado en particular sobre el que queramos escribir.

La primera canción de este disco, que se llama “In ár gCroíthe go deo” (en irlandés significa “en nuestros corazones para siempre”), es sobre una historia que ocurrió aquí en Inglaterra, en Coventry. Una familia quería poner esa frase en la tumba de la madre que se murió y no les dejaron porque decían que escribir algo en irlandés que no tuviera una traducción al inglés incitaba al terrorismo. Básicamente, es mantener una postura hacia un país al que ya han colonizado intentando destruir un idioma, que al final es la única manera de resistencia que tenían. Si no entiendes lo que hablan entre ellos, tienes mucho menos poder. Esa canción, por ejemplo, sí fue totalmente inspirada por esos hechos.

Conor Deegan, Tom Coll, Carlos O'Connell, Grian Chatten y Conor Curley: echando raíces. Foto: Filmawi
Conor Deegan, Tom Coll, Carlos O'Connell, Grian Chatten y Conor Curley: echando raíces. Foto: Filmawi

Quería preguntarte por la relación que habéis forjado con vuestro productor Dan Carey, con el que ya lleváis tres discos. Esta vez no habéis grabado en su estudio londinense. ¿De qué manera ha evolucionado esa relación a lo largo del tiempo?

Nosotros hemos aprendido mucho. Cuando grabamos el primer disco no teníamos ni idea. Ahora conocemos el estudio, sabemos cómo funciona y todo lo que hay que hacer. Tener esa experiencia nos ayuda a trabajar con Dan con mucho más detalle. Él tiene un rol que es casi el de un miembro más. Está con nosotros cuando grabamos, no está en la sala de control. Siempre está ahí, sentado con sus pedales de efectos y manipulando el sonido en directo. Una grabación con mucha pasión y excitación; y es que Dan siempre se emociona mucho con las canciones. Tiene un montón de energía y te la transmite.

Esta vez grabamos en un estudio residencial fuera de Londres. Pasamos dos semanas en el campo, todos. Fue una pasada. Dan es un tío al que quiero un montón y es como parte de mi familia, igual que el resto de la banda. Me encanta trabajar con él. Ayer estuvimos con él, con un productor que se llama Kwes y con un rapero de aquí, slowthai. No es para nada, es por hacer algo, un experimento. Estuvimos todos en el estudio pasando el día. Esa es la relación que tenemos y mola un montón.

“Hay una tendencia a no aceptar otra forma de ver el mundo a no ser que sea exactamente igual que la tuya. Exactamente igual, sin ninguna clase de matiz. Imagínate la cantidad de detalles en los que puedes pensar de manera distinta a otra persona según sea tu vida”

Carlos O’Connell

La última vez que charlamos, allá por julio de 2020, estaba el tema calentito con todo lo que rodeaba al movimiento Black Lives Matter. En aquel momento, se hizo muchísima presión para que los artistas se posicionaran. Con un poco más de perspectiva y calma, ¿cómo vives tú esto de que las bandas tengan que pronunciarse constantemente?

A mí la idea de presionar a cualquier figura pública para tener una postura sobre algún problema social en el momento no me importa tanto. Lo que sí me molesta mucho, y esto no va directamente conmigo, hablo de esta tendencia, es que haya presión para tener exactamente la misma postura acerca de algo. Hay una tendencia a no aceptar otra forma de ver el mundo a no ser que sea exactamente igual que la tuya. Exactamente igual, sin ninguna clase de matiz. Imagínate la cantidad de detalles en los que puedes pensar de manera distinta a otra persona según sea tu vida. Debería existir esa conversación. Eso me molesta mucho y es algo que se ve más y más y más.

Da un poco de miedo porque es totalmente darle la vuelta a todo; la izquierda se va tan a la izquierda que se vuelve derecha, y la derecha, izquierda. Por ejemplo, la derecha es la que más en contra ha estado de vacunas y mascarillas. Hace dos años, esa postura hubiera sido más propia de la izquierda, que se revela en contra de lo que impone el gobierno, que de alguna manera ataca nuestras libertades. Pero no, ahora es de la derecha porque la postura de la izquierda es hacer lo que sea para salvar a la gente. No estoy diciendo que sea mi postura, simplemente estoy usando ese ejemplo tan pequeño. Me parece que es algo que no nos hace progresar.

Al final, lo más importante es que se dé esa conversación, que no existe ahora mismo. Cada vez menos, la verdad. Y cada vez se da menos en documentales, por ejemplo. Todo el mundo está viendo los mismos documentales. Toda esa idea de que tenemos internet y tenemos la capacidad de ver lo que queramos es mentira. Al final se nos da a todos lo mismo. Nos lo ponen ahí delante haciéndonos pensar que es totalmente específico para nosotros y todo sigue una línea exactamente igual. Y piensas en Netflix, por ejemplo, que tiene todos los documentales y te hace pensar que de alguna manera es anticapitalista, pero realmente es una máquina capitalista gigante de hacer dinero. Esa máquina lo único que hace es ver dónde hay una postura que está en contra del sistema para usarla y ganar dinero con ella haciéndoles pensar que están luchando, pero, al final, lo único que están haciendo es ser parte de su maquinaria. Las corporaciones lo único que quieren es dinero, pero que la gente no tenga la capacidad de debatir porque están controlados por todos estos poderes me parece muy triste y me da bastante miedo. ∎

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