Los zapatos de charol de Alex Kapranos. Foto: Marina Tomàs
Los zapatos de charol de Alex Kapranos. Foto: Marina Tomàs

Concierto

Franz Ferdinand: Me-las-sé-todas Festival

Franz Ferdinand recaló anoche en el Sant Jordi Club Barcelona para presentar “Hits To The Head”, su nuevo recopilatorio de grandes éxitos. Sabios y complacientes, eso fue precisamente lo que entregaron: hora y media de hit tras hit, cero paja. Un subidón siempre ascendente que no levantó el pie del acelerador en ningún momento y que postuló a la banda escocesa como (posible) cabeza de cartel del (hipotético) Me-las-sé-todas Festival. Hoy actúan en Madrid y mañana en Bilbao.

Hace algunos años, una amiga y yo hacíamos la broma de que íbamos a crear un festival en el que los grupos del cartel solo pudieran tocar sus hits. Todo temazos, cero paja. En el Me-las-sé-todas Festival (porque así se llamaría el evento), cada banda obtendría un tiempo variable sobre el escenario: aquellos que tuvieran solo dos hits, tocarían dos hits. Y si tenían diez, pues tocarían diez. ¿Y si eran Franz Ferdinand? Vamos a verlo a continuación.

Porque ayer martes, 25 de octubre, la banda escocesa aterrizó en el Sant Jordi Club de Barcelona sin nuevo disco a la vista y con la única excusa bajo el brazo de “Hits To The Head” (2022), su flamante recopilatorio de grandes éxitos. Aquí, sin embargo, entra otro de los grandes dilemas del Me-las-sé-todas Festival: ¿qué consideramos realmente un hit? Porque está claro que, muchas veces, los músicos y su público difieren a la hora de apuntar qué temas son killers y cuáles no.

Por suerte, Franz Ferdinand tiene bien claro qué quiere su público, y su nueva gira lo sirve en bandeja de plata. Empezando por los teloneros: unos Medicine Cabinet que te dicen que son una banda de 2010 y te lo crees sin rechistar. Muchos piensan (¿pensamos?) que un telonero debe mirar siempre hacia el futuro, pero los de Alex Kapranos prefirieron que incluso sus invitados fueran una concesión a la nostalgia, al pop-rock indie de corte brit que triunfó a principios de siglo. Dispuestas a habitar el espacio entre Yeah Yeah Yeahs y Yumi Zouma, pero con acento escocés, sus canciones sonaron ligeramente desfasadas aunque siempre efectivas, teniendo en cuenta lo que iba a venir a continuación.

Y lo que vino a continuación, además de una selección musical que ofreció al público la oportunidad de corear el “Porque te vas” que José Luis Perales escribió para Jeanette, fue un telón blanco semitraslúcido sobre el que se proyecta una miríada de sombras –muy a lo Sigur Rós de hace un par de décadas– mientras va creciendo el estruendo de guitarras… Hasta que suenan los primeros acordes de “The Dark Of The Matineé”, cae la tela y queda al descubierto el grupo, mientras el público se embarca en la primera de muchas olas, tanto física como emocionalmente.

Salto al éxito. Foto: Marina Tomàs
Salto al éxito. Foto: Marina Tomàs

El escenario está vestido a la manera de Franz Ferdinand, con ese imaginario minimalista de formas planas y colores puros que siempre ha remitido a la estética propagandística desde el pop. Cada miembro de la banda tiene su espacio y, a su vez, ese espacio está coronado por su nombre en letras flotantes sobre algún elemento del escenario: Alex en el medio a la guitarra a y la voz, Audrey Tait a la batería, Julian Corrie a los teclados, Bob Hardy al bajo y Dino Bardot a la guitarra. Varias líneas verticales de iluminación LED –una a ras de escenario, dos sobre las cabezas de los músicos– refuerzan la estética de geometrías puras que también está presente en la portada de “Hits To The Head”, que ocupa la parte trasera del escenario.

Si me detengo tanto en describir la escenografía es para reforzar la idea de que, hasta en su detalle más ínfimo, el concierto de Franz Ferdinand está diseñado para abrazar al fan por vía de la familiaridad, sentimiento que, no vamos a negarlo, es la base de la melancolía. El repertorio también está programado con el mismo fin: “No You Girl”, “Walk Away”, “Do You Want To”, “Right Action”, “Evil Eye”, “Always Ascending” (siempre he pensado que esta canción debería ser un hit mayor del que es, y la reacción templada del público de anoche así lo confirmó, tristemente), “Michael”…

Como grand finale, la terna formada por “Take Me Out”, “Ulysses” y “Outsiders”, coronada con los cinco miembros de la banda marcándose una fiesta de percusión. En el cierre, un bis un poco más raruno pero elocuente, formado por otra terna: “Darts Of Pleasure”, “Billy Goodbye” y la apoteosis final con “This Fire”, donde Kapranos pidió al público que se sentara en el suelo mientras Bob Hardy alargaba la canción a base de loops de bajo, antes de levantar al Sant Jordi Club en pleno para un delicioso y sudoroso esprint final.

Kapranos y Bob Hardy, desde el principio en Franz Ferdinand. Foto: Marina Tomàs
Kapranos y Bob Hardy, desde el principio en Franz Ferdinand. Foto: Marina Tomàs

Vista así, sintetizada en su máxima potencia, era imposible no acabar detectando las costuras de “la fórmula Franz Ferdinand”. En lo concerniente a la estética, de nuevo queda clara su apuesta por la familiaridad: lejos de la extravagancia de otras bandas, Kapranos y compañía visten como cualquier otro millennial cuarentón que conserva algún ramalazo de una juventud aventurera –la camisa con estampado de calaveras de Alex– proclive a las combinaciones imposibles: ¿eran los del cantante los zapatos de charol más feos de la historia? Hace 15 años Franz Ferdinand vestían como tus amigos más guays. Hoy visten como un padre que va de guay y que todavía es guay, pero ya no tanto. ¿Qué quieres que te diga? ¿Cómo no voy a sentirme reflejado en todo lo dicho?

En lo tocante a la parte musical de “la fórmula Franz Ferdinand”, sus composiciones te jalean irremediablemente porque no dejan espacio para el aburrimiento: siempre son como varias canciones dentro de una misma canción, con cambios abruptos y mutaciones sorprendentes. Y lo que es más importante: a la banda no se le caen los anillos a la hora de perseguir al dragón de los sonidos pegadizos y coreables, ya sea una línea de theremín a lo creepy psych en “Evil Eye” o el imaginario sonoro del spaghetti wéstern, omnipresente en muchos de sus temas. Lo suyo es la falta de pretensiones absoluta en la búsqueda del lo-lo-ló definitivo. Y una mansalva de gloriosos lo-lo-lós fue lo que los escoceses arrancaron del público a su paso por Barcelona.

Porque una cosa está clara: si al final organizamos el Me-las-sé-todas Festival, Franz Ferdinand son claros aspirantes a cabezas de cartel. Ya lo he dicho más arriba: habría grupos que solo tocarían un par de canciones, pero ¿qué otras bandas conoces que puedan marcarse un non stop de hora y media en el que el ritmo no decae absolutamente nunca, en el que la intensidad siempre va a más, always ascending, y en el que ni una de las canciones puede considerarse relleno? ∎

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