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Franco Battiato: listado emocional

Franco Battiato (1945-2021) era un romántico. El italiano se inmortalizó a los 76 años, apurando la existencia con su alma privilegiada y caleidoscópica. Aquí, una muestra en 10 canciones.

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Como siempre decimos en estos casos, resumir la carrera de un artista tan veterano y proteico en solo diez canciones es tarea complicada y, al mismo tiempo, nada más fácil. La experiencia dice que es mejor no forzar la marcha y dejarse llevar por el sentimiento que, en estos momentos, tres días después de su muerte, es demoledor, abisal. No podemos decir otra cosa. Para Franco Battiato ya no habrá más Vivaldis, ni uvas pasas, ni banderas blancas. El enigma de la vida y el arte se reencarnaron en este siciliano a contrapelo. Pitagórico, barroco, vegano, orientalista, cinéfilo, pintor, compositor de óperas, acólito dodecafónico, umbilicalmente unido a su madre. O sea, un mito entre la realidad y la ficción, como Lucio Battisti, solo que dos años menor y mucho más longevo, con quien compartía raíz antroponímica y la ambición de triunfar desde la plataforma milanesa, ciudad a la que pronto se mudaron. Me colgarán de una lampione por dejar fuera himnos como “La cura”, “L’era del cinghiale bianco”, “Cuccurucucù”, “Radio Varsavia”, “E ti vengo a cercare”, “Summer On A Solitary Beach”, “Una cellula”, “Prospettiva Nevski”, “Up Patriot To Arms”o “Il treni de Tozeur”. Al menos se las brindo como alternativa. El que sigue es un listado emocional. No podría ser de otra forma.

10

Povera patria > 1991

Las trascendentales aspiraciones políticas de Battiato se intuían de sobra en su compromiso humanista y en un inteligente distanciamiento de posicionamientos abiertamente ideológicos o institucionales. Aun así, aceptó participar quijotescamente en el ruedo público, para acabar cesado en 2013, a los cinco meses de su nombramiento como consejero no remunerado de turismo en la región de Sicilia, a consecuencia de su incorrección política. “Come un cammello in una grondaia” y “Povera patria” venían avisando, con su crítica pesimista y lacerante hacia los poderes administrativos y fácticos de una tierra anclada en la Cosa Nostra, el populismo, los microcomportamientos chuscos y el sofisma táctico.De “Come un cammello in una grondaia” (EMI, 1991).

09

La stagione dell’amore > 1983

Las visiones distópicas recorrían con sus oscuras corrientes subterráneas los álbumes del ángel torturado que era Franco Battiato, y un título como “Orizzonti perduti” no supone precisamente su rehabilitación. “La stagione dell’amore” comienza muy a lo Leonard Cohen, con una simple línea melódica accionada por un sintetizador de saldo. Esto le sirve para hablar de las ocasiones perdidas y de su aprendizaje, con la esperanza naturalista de que el amor retornará como las estaciones. El romanticismo y la fatalidad existencial marcarán el pulso creativo de un autor que alcanzará la madurez equilibrando sus tendencias avant-garde, clasicistas y folclóricas. De “Orizzonti perduti” (EMI, 1983).

08

La convenzione > 1972

Antes de vender millones de copias y de alcanzar el merecido éxito internacional, Battiato ya era un producto cultural evolucionado con etapas dialécticamente superadas que partían de la guitarra que le compraron sus padres a los tres años, pasando por el festival de San Remo de 1965 en su avatar pop circunstancial y el premio Stockhausen en 1977. No es la época más asequible del siciliano, pero el single prog rock “La convenzione” sirve como punta de lanza de todo lo que vendría después, gracias a su indiscutible gancho melódico y unas letras inspiradas en la ciencia ficción. Del single “La convenzione” / “Paranoia” (Bla Bla, 1972).

07

Voglio vederti danzare > 1982

El synthpop étnico de “Voglio vederti danzare” eleva la moda de la fusión world music –staccato clásico, vals vienés, zíngaros, chamanes, Radio Tirana, hipnosis techno– a unos niveles verdaderamente estratosféricos. La consagración en España de cualquier artista pop, especialmente para uno italiano, se podía medir de dos formas: con la no siempre afortunada traducción de sus letras al castellano y con una parodia de Martes y Trece en TVE. Battiato sobrevivió dignamente, a pesar de su cómico alter ego, gracias a la reconvertida pero incontestable efectividad de sus canciones y a la profunda hendidura del trasfondo –como diría el esteta Nicolaï Hartmann– que abría al oyente. De “L’arca de Noè” (EMI, 1982).

06

Pasacalle > 2013

“¡Ah! Qué gran engaño, pensar que los años jamás se terminan / Es breve la dicha, los sanos y enfermos, bravos e indefensos / Es sueño la vida que luce tan linda”. Hablamos de una canción de “Ábrete Sesamo” que resume lo mejor del último Battiato. Es la lectura libre de una pieza del maestro de capilla y compositor Stefano Landi, nacido en las postrimerías del Cinquecento, con letras compartidas con el filósofo nietzscheano, letrista habitual de Battiato, Manlio Sgalambro, adaptadas al castellano por J y Manu Ferrón, de Grupo de Expertos Solynieve. La dicha y el sueño fueron breves, pero, eso sí, intensos gracias al gran enigma del arte. De “Ábrete Sésamo” (Universal-Mercury, 2013).

05

Caffé de la Paix > 1993

Factores como una sensibilidad de fábrica, el misterioso atractivo de lo étnico o su probada capacidad para la elaboración de textos de gran complejidad literaria y referencial, con intereses tan densos y anticomerciales como el ecumenismo, mantenían a salvo a Battiato de las tibias acusaciones de ingenuidad que recibía. Su catálogo está plagado de este tipo de canciones y la rotunda “Caffé de la Paix” representa, esta vez sin reservas metafísicas, esa facilidad para llevarse el gato al agua con temáticas filosóficas en un contexto pop. El guitarrista Jakko M. Jakszyk amplifica su dimensión irresistible. De “Caffé de la Paix” (EMI, 1993).

04

L’animale > 1985

“Mondi lontanissimi” supuso para Battiato un álbum de transición que contiene maravillas como “Il re del mondo”, el éxito eurovisivo “I treni di Tozeur”, que cantó en el certamen de 1984 junto a Alice, alcanzando el quinto lugar, o “L’animale”, una composición sobre las pulsiones humanas y su precariedad. Battiato mostraba esa lucha interior que tanto acecha a los católicos prácticamente desde la cuna. La diferencia con el resto de almas dolientes es que sabía sublimar esos sentimientos devastadores con una canción de amor profunda y arrebatada, originalmente escrita para Giuni Russo. De “Mondi lontanissimi” (EMI, 1985).

03

Nomadi > 1988

La melancolía, elemento estético que traspasa de manera constante las canciones de este artista íntimo, se muestra especialmente intensa en este nuevo éxito mundial. El tema culmina con un solo de guitarra eléctrica que rememora en un entorno musical diferente el rock progresivo transalpino, tan conectado al Battiato de los años 70. Letras como Caminante que vas buscando la paz en el crepúsculo, la encontrarás al final de tu camino” transmiten una desesperanza casi wagneriana para el héroe de un viaje tan repleto de extrañezas como el del ser humano. La canción es, por descontado, preciosa. De “Fisiognomica” (EMI, 1988).

02

Bandiera bianca > 1981

“Soy contrario a toda forma que no llegue a transformarse en contenido, en comunicación, y que, por tanto, tampoco sea musical. Es mejor una música tradicional que al menos transmita códigos del vivir de la gente”. Estas palabras se las dedicó Battiato a la vanguardia culta contemporánea en el programa de TVE “La estación de Perpiñán” de Paloma Chamorro. “Bandiera bianca” sintetiza los posicionamientos éticos y estéticos de un músico que supo abrazar la experimentación en formas y arreglos con el poder inmenso de una perfecta canción pop. De “La voce del padrone” (EMI, 1981).

01

Centro di gravità permanente > 1981

Imposible no ponerse a bailar con el pulso Hi-NRG y las técnicas derviches –también se dice que se inspiró en las teorías místicas de Gurdjieff–, especializadas en encontrar con sus danzas mortuorias ese centro gravitacional. Como buen filosofeta rural, Battiato gastaba un sentido del humor desintoxicante que se reflejaba en sus letras. Sufismo, new wave, una vieja de Madrid y capitanes valerosos poblaban el sincretismo culto y oculto de un músico que empleaba su don divino en condimentar lo sencillo con especias que funcionaban a dos niveles: el balanceo sensitivo primario y contenidos que suscitaban un esfuerzo intelectual también altamente compensatorio. De “La voce del padrone” (EMI, 1981).


José Manuel Caturla escoge para Rockdelux 10 joyas del ilustre siciliano: selección emocional (con alternativas). ∎

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