Institución brasileña.
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Entrevista

Gilberto Gil, la música de la experiencia

Podemos considerarlo un maestro. Es uno de los protagonistas del tropicalismo, renovador de la Música Popular Brasileña, compañero de aventuras de Caetano Veloso, de Gal Costa, de Rita Lee o de Milton Nascimento, entre tantos otros. Visita nuestro país dentro de su gira europea “Aquele Abraço Tour” y actuará junto a su familia este sábado 29 de julio en el Teatro Real de Madrid, en el Universal Music Festival. Y el próximo otoño tocará en Barcelona, el 28 de octubre en el Auditori del Fòrum.

Hablar con Gilberto Gil (Salvador de Bahía, 1942) es hacerlo con un protagonista principal de la música brasileña, con uno de sus referentes en el mundo. Un ejemplo de renovación. Alguien que formó en las filas del movimiento tropicália, que tuvo que exiliarse en Londres con Caetano Veloso entre 1969 y 1972 y que ha desarrollado una carrera musical original, contribuyendo a popularizar el reggae en Brasil con su disco “Realce” (Elektra, 1979).

Su música posee un sentimiento de libertad desde “Aquele abraço” (su primer gran éxito de 1969), la versión de “Touche pas à mon pôte” del francés Alain Bashung que incluyó en “Dia dorim noite neon” (Warner, 1985) o el álbum “Tropicália 2” (Philips, 1993) que compuso junto a Caetano Veloso. Fue Secretario de Cultura en Bahía en 1987, luego concejal con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño hasta 1992 y después se afilió al Partido Verde. Más tarde ejerció como Ministro de Cultura en el gabinete de Lula da Silva entre 2003 y 2008.

El año pasado se estrenó “La familia Gil” (Rebeca Diniz, Andrucha Waddington y Pedro Waddington, 2022-2023), serie documental de Prime Video. Fruto de ella es la gira y el álbum en directo del mismo nombre, grabado junto a miembros de toda su familia. Este verano viaja por Europa con el tour “Aquele abraço”, que mañana recala en el Teatro Real de Madrid, dentro de la programación del Universal Music Festival.

“La familia Gil”, serie documental con todo el clan Gil.

Le preguntamos por qué incluye –en el disco y en su presente repertorio– aquella versión de Alain Bashung y el porqué de la conexión franco-brasileña, que viene desde que João Gilberto versiona “Que reste-t-il de nos amours?”, de Charles Trenet, o de cuando Caetano Veloso reinterpretó “Dans mon île”, de Henri Salvador: “Es histórica esa relación entre Francia y la música de Brasil, de la bossa nova, con los trabajos de Vinícius de Moraes y la película ‘Orfeo negro’, de 1959, que contribuyó de manera destacada en las relaciones entre Brasil y Francia. Y esto ha seguido con nuestra generación. Caetano Veloso y yo, y tantos otros artistas, nos hemos dedicado a cultivar esa relación con la cultura francesa, y se sigue desarrollando en el tiempo. En el caso específico de ‘Touche pas a mon pôte’, fue cuando Harlem Désir estaba en el movimiento SOS Racismo para actualizar la lucha contra el racismo en Francia y en otras partes de Europa, y me invitó a hacer una presentación con el movimiento. Escribí la canción en aquel momento, en 1985, explica por videoconferencia. Si la recupera ahora es porque considera que sigue siendo necesario combatir el racismo.

“Mi hija Maria, que se encarga de preparar la gira, pensaba que esta sería la última. Y, bueno, yo también, porque pienso que ya llega el momento de estar más en casa, de estar más tranquilo. Pero la dinámica de la vida tiene sus propios caprichos. Y espero poder continuar un poco más hasta que la vida decida que ya está todo hecho”

En esta gira cuenta con su familia y tiene sabor de despedida, pero también de celebración de la vida y de la música. ¿Qué quería recoger con ella?: “Continuar con el trabajo de educación de los hijos y de la familia, porque es un trabajo que no se termina, nunca termina. Y desde que ellos se dedican a la música y tienen una estima por la música es bueno poder contribuir para que hagan de ella un medio, un medio de expresión, un medio de vida. Además, está la satisfacción de continuar en contacto con el público, el contacto con la gente, las distintas gentes de varios lugares del mundo. Y aprovechar un poco de la situación de conocimiento mutuo que existe hoy en día entre el artista y el público. Mi hija Maria, que se encarga de preparar la gira, pensaba que esta sería la última. Y, bueno, yo también, porque pienso que ya llega el momento de estar más en casa, de estar más tranquilo. Pero la dinámica de la vida tiene sus propios caprichos. Y espero poder continuar un poco más hasta que la vida decida que ya está todo hecho”, subraya con cierta vehemencia.

Son recientes las pérdidas de grandes figuras de la música brasileña como Gal Costa, Astrud Gilberto o Rita Lee. Sobre Lee, a la que versiona en esta gira interpretando “Ovelha negra”, comenta: “Es una gran pérdida porque era una mujer talentosa como nadie, haciendo cualquier cosa. Rita era esencial, formaba parte de un grupo muy importante, Os Mutantes. Tenía mucho talento y una bella personalidad. Era una figura con mucho carácter y mucho humor, muy graciosa. Ha pasado a la posteridad como una artista de una importancia extraordinaria para la música de Brasil. Tuve la oportunidad, y la felicidad, de hacerle compañía, de estar con ella y de contar con muchos momentos de contribución mutua, algo muy importante. Y tengo mucha saudade”.

Gilberto & Rita Lee (Os Mutantes).
Gilberto & Rita Lee (Os Mutantes).

También analiza con perspectiva la propuesta del tropicalismo, si era necesaria en aquel momento: “Era algo contracultural porque en ese momento necesitábamos una contestación a la forma en que se comprendía la cuestión del poder, la cuestión del Estado, la relación entre la sociedad y el Estado, porque había una dictadura, un régimen de excepción en Brasil. Ese sentimiento revolucionario se batía, chocaba con la corriente conservadora de la comprensión de la vida”, explica.

Para Gil, la figura de Bob Marley tuvo una importancia capital en su música por cómo lo trae a la brasilidade, cómo le da esa vuelta y lo integra en la corriente musical de su país: “Marley, como tantos otros, formaba parte de un movimiento progresivo hacia la presencia del hombre negro, de la humanidad negra, que ha hecho una contribución muy fuerte a la cultura en varios sectores pero especialmente en la música global. Desde las contribuciones americanas –norteamericanas, centroamericanas y sudamericanas– a la salsa, la música del Caribe, etc. Y Jamaica, con Marley y el reggae, es parte de este movimiento. Además asociándose, sumándose a presencias africanas como Fela Kuti y King Sunny Adé y tantos otros que han hecho aportaciones muy importantes para esta mezcla mundial de música que tiene la raíz negra muy presente. Por supuesto Marley con un refinamiento y una forma muy dulce, muy tranquila, de tomar el ritmo y la música, la armonía. El reggae quedó como un género musical mundial muy importante y no se podía ignorar en Brasil. Quise hacer del reggae un ritmo y un género también brasileño, con todo lo que se podía hacer con él. Los cambios que han posibilitado la llegada de estas nuevas formas de comprensión de la rítmica mundial son algo real y concreto”.

Gilberto Gil en sesión de fotos para el álbum “Kaya N’Gan Daya” en 2001. Foto: Priscila Casaes Franco
Gilberto Gil en sesión de fotos para el álbum “Kaya N’Gan Daya” en 2001. Foto: Priscila Casaes Franco

También hay dos hechos que marcaron su vida. Uno fue el exilio en Londres, desde mediados de 1969 hasta principios de 1972. “Caetano y yo tuvimos que venir a Europa y decidimos quedarnos en Londres e intentar formar parte del movimiento general de música nueva, de la nueva cultura que sucedía allí. Y tuvimos todos los contactos con el rock, con los Beatles, con los Rolling Stones y con todo eso. Esto nos permitió hacer una mezcla con los elementos brasileños, que fue fundamental, que fue muy importante para la secuencia de nuestra vida artística hasta hoy, hasta la actualidad. El exilio tuvo este efecto positivo. Por lo menos tuvo esa influencia”, nos explica extrayendo lo bueno de aquella experiencia.

Por otra parte, Gil fue gestor cultural y Ministro de Cultura, algo que supone un desafío y enorme responsabilidad. “Sí”, concede, antes de matizar: “Pero también es una forma de entretenerte con la vida, con las cosas que la vida posibilita. Contribuir en las relaciones entre el Estado, el gobierno central de Brasil y la sociedad. Estuve con el presidente Lula en un momento en que llegaba la cultura cibernética, los ordenadores, los computadores, las redes sociales e internet se generalizaba. Ahora ya se sabe que todo eso es la vida planetaria. Entonces fue muy interesante tener la posibilidad de jugar con los instrumentos provistos por la actualidad cibernética”, afirma.

“El tropicalismo era algo contracultural porque en ese momento necesitábamos una contestación a la forma en que se comprendía la cuestión del poder, la relación entre la sociedad y el Estado, porque había una dictadura. Ese sentimiento revolucionario se batía, chocaba con la corriente conservadora de la comprensión de la vida”

Un compañero y amigo que siempre ha estado ahí es Caetano Veloso. Desde el tropicalismo con el álbum “Doces bárbaros” (Philips, 1976), junto a Gal Costa y Maria Bethânia; en “Temporada de verão (Ao vivo na Bahia)” (Philips, 1974), también con Gal Costa; en el disco “Brasil” (WEA, 1981), con participación de João Gilberto y Maria Bethânia; o en el antes citado “Tropicália 2”, además del directo “Dos amigos, un siglo de música” (Sony, 2016). Caetano siempre ha sido un compañero que también se ha unido a él en las luchas sociales. ¿Inseparables, quizá?: “Sí, es un hermano de crucial importancia para mi propio desarrollo, para mi propia comprensión sobre lo que hacer, lo que pensar, lo que decir, comprender la contribución que se puede dar a la vida cultural. Caetano me ha enseñado mucho sobre el cine, sobre la cultura cinematográfica y todo lo cultural. Sobre lo musical también, la literatura y la poesía… Ha sido clave, ha sido muy decisivo para mi propio desarrollo”. Para terminar, comento la necesidad que tenemos de música, baile, expresión y mezcla antes de preguntarle qué cree él que necesita el mundo: “¡Una buena toxicidad en el sentido positivo!”. Así es Gilberto Gil, cercanía y mucha luminosidad. ∎

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