De camino a La (2) de Apolo me pregunto cómo va a ser la traslación al directo de una propuesta discográfica tan poco orgánica como la de Ibeyi, pero a los pocos minutos las dudas se van despejando. No solo han sabido conjugar la tradición afrocubana con la modernidad bien entendida, el español de su linaje familiar paterno con el inglés de la globalización, la efervescencia afrolatina con la electrónica downtempo, sino que se las han apañado para armar un show perfectamente estudiado pero gratamente sorprendente, donde hay espacio para la espontaneidad y para la furia, el humor y la sensualidad.
Es cierto que una parte significativa de lo que sonó en su directo eran bases pregrabadas, pero las hermanas Lisa-Kaindé y Naomi Díaz supieron mantener la tensión escénica con un fascinante juego vocal y una expresividad que rozó lo teatral sin perder la naturalidad, apoyadas por dos músicos que manejaron –con destreza y cuando fue necesario– la batería, el bajo o los teclados. Además, Lisa-Kaindé tocó el piano eléctrico en los momentos más estáticos de la velada, y Naomi percutió el cajón confeccionado “por la misma persona que hizo el de nuestro papá” (el famoso percusionista cubano Miguel “Angá” Díaz).
Eso sí, los featurings del disco fueron (mal) resueltos con grabaciones de Jorja Smith en “Lavender And Red Roses” o Pa Salieu en “Made Of Gold”, tema que abrió la velada y en el que el rapero gambiano-británico fue proyectado en la pantalla de vídeo que ocupaba el fondo del escenario.
Pero nada más se puede reprochar a un espectáculo perfectamente calibrado para sorprendernos continuamente con fuertes contrastes y emociones a flor de piel, y donde una sofisticada puesta en escena jugó en todo momento a su favor, ejerciendo de microcosmos en el que las idas y venidas de las hermanas cobraron todo su sentido y pertinencia. Sus voces, entrelazadas en un coro de resonancias casi litúrgicas, le dieron cohesión y luminosidad a todo lo que sucedió sobre el escenario frente a un público cómplice que abarrotaba la sala.
Las canciones provenientes de sus discos anteriores tuvieron una gran importancia a la hora de trenzar un repertorio que va ganando enteros con el paso del tiempo: “Ghosts” –rotunda y emocionante–, “Deathless” –una frenética celebración de la inmortalidad–, la cristalina “Waves” –quizá el momento más mágico de la noche– o “River”, una de sus canciones más exitosas, que, como el río de la vida al que hace alusión, nos fue llevando hacia la desembocadura, el final de la velada.
En cuanto a las piezas del disco que presentaban (“Spell 31”), además de las ya mencionadas, también interpretaron “Foreign Country”, “Tears Are Our Medicine” –que utilizaron para acabar en tono acústico– o “Rise Above”, que cruzaron con un fragmento incendiario de su reciente colaboración con Residente, “This Is Not America”. Y, cómo no, “Sister 2 Sister” ocupó un momento central de su actuación. Lisa-Kaindé explicó que este último disco tiene el carácter de una sanación, en cuyo proceso entendieron que debían celebrar el hecho de “ser gemelas, ser hermanas, haber nacido juntas”. Y fue realmente mágico verlas bailar abrazadas, cantándole al amor que sienten la una por la otra, el amor entre hermanas.
A pesar de tratarse de un show con un alto grado de preproducción, la autenticidad afloró a cada paso y cada nota. Con esta actuación, dedicada a su compatriota recientemente fallecido, Pablo Milanés –precedida por la de los belgas YellowStraps, que están viviendo un año de clara efervescencia y abrieron la velada con un entremés de neosoul delicado y sofisticado–, Ibeyi deja claro que la suya es una propuesta de gran alcance más allá de los cómodos confines del estudio de grabación. Supo a poco, queremos más. ∎