Ivorian Doll tomó el trono del drill a la fuerza, a golpe de lanzamiento. Lo que sí heredó de su padre fueron fe y espiritualidad. Nacida en Düsseldorf hace 23 años, la estrella que hoy conocemos durante un tiempo fue, simplemente, “la hija rebelde del párroco”. De ascendencia costamarfileña, como orgullosamente indica su nombre artístico, creció desde una pronta edad en Londres. Ahí se educó en una escuela solo para mujeres, donde forjó una personalidad arrolladora que pronto trasladaría de la calle a la red. YouTube fue la plataforma en la que tuvo sus primeros escarceos con la fama. Todo empezó con apariciones en canales de cotilleos; vídeos en los que chicas cuentan con desparpajo historias de infidelidades, escándalos y sexting. En una de estas, decidió abordar un enfrentamiento con otra celebrity publicando una canción. Así vio la luz “The Situation”, un tema en el que junto a la también youtuber Abigail Asante cargaba contra Miss RFabulous, archienemiga con la que hasta entonces mantenía una estrecha relación. Cruce de acusaciones, horas de directos en Snapchat y mucho comentario generado en redes sociales: una trama digna de la factoría Mediaset.
Era 2019. A “The Situation” le siguieron un par de singles más junto a Abigail. “Spare Me” y “No Bae”, de acabado desigual por la abismal diferencia entre la aportación de una y otra, permitían, no obstante, intuir el enorme potencial que guardaba Ivorian Doll. Era cuestión de tiempo que emprendiera su andadura en solitario. No tardó mucho en llegar “Queen Of Drill”, un lanzamiento cuya relevancia trasciende los tres minutos clavados que dura la canción. Así empezó su reinado, un tiempo en el que quedó demostrado que el drill también puede ser sexy, desenfadado y de color rosa chicle. Esto choca frontalmente con la estética dominante, intimidatoria y con mucho pasamontañas. Conquistó, por tanto, un terreno copado exclusivamente por hombres, ampliando los márgenes discursivos de un género que ya no era todo oscuridad y violencia.
Donde más claro se ve todo eso es en “Rumours”, el sencillo que la puso en boca de todos en abril del año pasado. Sobre un beat que drillea que da gusto, la escuchamos repartir dando carpetazo a todos los rumores sobre su vida sexual propagados en canales de YouTube. Desde entonces, Ivorian Doll ha ido midiendo bien cada paso que da, haciendo equilibrios entre aprovechar el tirón que dan millones de visitas y manejar el timing en mitad de una pandemia. “Body Bag” fue lo que siguió a su gran explosión, confirmando las buenas sensaciones mostradas en una canción que incluye referencia en su portada a Nicki Minaj. Ya a finales de 2020 lanzaba “Clout”, ahondando en temáticas que aparecieron tanto en “Rumours” como en “Queen Of Drill”, afianzando un discurso con capacidad para convocar a varios públicos. Entre medias llegó su colaboración con Headie One, incluida en un álbum por el que desfilan nombres de la talla de Drake, Future, Stormzy o Skepta. “F U Pay Me”, con producción de Kenny Beats, fue la confirmación de que Ivorian Doll estaba aquí para hacer saltar la banca.
Lejos de apoltronarse, Vanessa Mahi ultima el lanzamiento que ha de catapultar su carrera. Se esperaba para enero; después, para febrero. Estamos a principios de abril y seguimos sin anuncio oficial de un EP del que tan solo hemos podido escuchar 50 segundos. Eso sí, ¡qué 50 segundos! Sobre un sample de “P.I.M.P.” de 50 Cent –que cuenta con el beneplácito del propio artista–, Ivorian Doll construye el tema con mayor pegada de su corta carrera. Todo al rojo: a día de hoy tiene poco riesgo asegurar que esta “Big Bad IVD” conquistará playlists y radios a lo largo y ancho del globo terráqueo. Un plan de dominación mundial que no conoce fronteras, ni geográficas ni estilísticas. Con el terreno allanado por el éxito de Megan Thee Stallion y Cardi B, Ivorian Doll apunta alto en un trabajo que ha evolucionado en paralelo a sus ambiciones. “The Drill Print” fue el primer título que conocimos, aunque no tardó en desdecirse. Es evidente que se quedaba pequeño para sus inquietudes artísticas. “Renaissance” sí parece más apropiado para el caso que nos ocupa: de confirmarse los mejores pronósticos, estamos ante el alumbramiento de una nueva estrella del firmamento pop. ∎